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Opinión

J.J. Jinks: El mismo país

J.J. Jinks: El mismo país

La explosión desatada de la delincuencia, el hastío frente a la violencia y la lastimosa inoperancia demostrada por la nueva generación gobernante ha generado evidentemente un nuevo cuadro político mucho más propicio para las ideas de derecha.

Por: J.J. Jinks | Publicado: Sábado 12 de agosto de 2023 a las 21:00
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En su libro “La vuelta larga” el ex ministro Gonzalo Blumel rememora como se vivó en Palacio el estallido de octubre del 2019 y los angustiosos y delirantes meses posteriores.

En el capítulo “Las estelas del octubrismo”, ese magnífico término acuñado por el escritor Rafa Gumucio que hace de crisol de todos los males de esa época, Blumel nos recuerda como en la CEP de diciembre de 2019 cerca del 40% de los chilenos justificaba la evasión del pago del transporte público como forma de protesta, 57% se oponía al uso de la fuerza por parte de Carabineros en caso de manifestantes violentos, cifra que aumentaba a un 70% cuando se trataba del uso de lacrimógenas.

Un país enloquecido subido a la ola de la violencia como mecanismo transformador de la sociedad. Se me aprieta el pecho de sólo recordar ese tiempo infausto.


Cuatro años después, Carabineros es una de las instituciones mejor evaluadas por la sociedad y existe una demanda creciente por orden y seguridad aún a costa de perder libertades individuales. La resaca del octubrismo ha sido tan fuerte como la ola inicial.

Pasamos de una convención manejada sin contrapesos por la izquierda extrema donde la protección de los dos tercios, frenéticamente negociada por el mismo Blumel en su momento, fue largamente sobrepasada a una nueva convención donde la derecha más conservadora va con comodidad en el asiento del conductor y una vez más el umbral de los dos tercios se transformó en una restricción prácticamente irrelevante sólo que esta vez es la izquierda la que no tiene ninguna capacidad de veto. En la historia abundan vueltas de tortilla como ésta, pero se vive distinto cuando a uno le ha tocado ser protagonista.

La explosión desatada de la delincuencia, el hastío frente a la violencia y la lastimosa inoperancia demostrada por la nueva generación gobernante ha generado evidentemente un nuevo cuadro político mucho más propicio para las ideas de derecha. No obstante, se empiezan a hacer inferencias que van hermanadas más con el voluntarismo que con la realidad.

La confusión la observamos con claridad en la Convención donde la mayoría Republicana empuja una agenda conservadora con una tranquilidad y seguridad pasmosa como si ese fuese hoy la postura de la mayoría de la población. Sin embargo, los datos dicen otra cosa. En la última Cadem un sólido 75% apoyaba la legislación que despenaliza el aborto en tres causales y cifras muy similares se alcanzan en apoyo del matrimonio homosexual y la eutanasia. Ese Chile mayoritariamente liberal de hace cuatro años no ha cambiado, aún cuando haya habido un giro en 180 grados en las preferencias electorales.

Es cierto que con alta probabilidad esta agenda no será un tema relevante en las elecciones venideras, cuando lo más básico está en riesgo estas preocupaciones de país desarrollado quedan en un tercer o cuarto plano y con toda razón. Si las cosas siguen como hasta ahora los ejes serán gruesos y primarios: seguridad, inmigración, economía y corrupción.

Sin embargo, los temas valóricos operan como un buen recordatorio de que el país sigue siendo el mismo y que sólo han cambiado dramáticamente las prioridades. El confundirse u olvidar esto puede llevar a algunos a una rápida desconexión con la población, y ya sabemos dónde pueden terminar las cosas cuando aquello ocurre.

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