Cultura
Basílica de los Sacramentinos en peligro

Basílica de los Sacramentinos en peligro
La falta de recursos e interés amenaza a uno de los monumentos nacionales más emblemáticos de la capital. Frente a esto, un grupo de profesionales de las universidades San Sebastián y Diego Portales comenzó un proyecto que usa la tecnología para llamar la atención sobre el estado crítico del templo.
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Fue la primera construcción de hormigón armado en Chile, un material que, en ese entonces, recién estaba apareciendo en Europa. También fue el primer lugar donde se instaló piso de parquet de madera. Desde sus orígenes, uno de los sellos de la Iglesia del Santísimo Sacramento, más conocida como Basílica de los Sacramentinos, fue la innovación tecnológica. Un sello que, a más de un siglo de su construcción, puede ser la llave para salvarla, pues la iglesia se cae a pedazos.
Abrir el patrimonio
La obra fue encargada por la congregación de los sacramentinos al arquitecto Ricardo Larraín Bravo, con la Sacre Cour como pie forzado. Al igual que la famosa iglesia parisina, debía tener una cripta subterránea y un templo superior de estilo bizantino. Su construcción comenzó en 1912 y terminó en 1934, pero ese lapso es engañoso ya que la iglesia, en realidad, nunca se terminó.
“Se construyó el templo superior con aportes de los grandes millonarios de la zona, pero sólo se terminó la fachada principal. Tampoco se pusieron todos los ventanales y vitrales. El resto de la obra quedó con el hormigón a la vista, sin ningún recubrimiento que la protegiera de la humedad que durante estos 100 años la ha azotado”, señala Giulio Di Giuseppe, arquitecto, académico de la Universidad San Sebastián y uno de los socios de HAI Labs, oficina enfocada en la revitalización del patrimonio a través de innovación tecnológica.
Uno de sus proyectos es el rescate de los Sacramentinos, para lo cual se han realizado distintas actividades con el apoyo del Fondo Vértice-UDP, entre las que se encuentra una intervención lumínica en la cripta con la colaboración de Delight Lab. Esto para pensar nuevas estrategias de conservación, abrir el patrimonio a la ciudad, atraer público, prensa y, por supuesto, fondos.
Actualmente la única fuente de recursos de la iglesia son las donaciones que los propios fieles realizan a través de actividades como colectas y rifas, y el pago de los servicios que se realizan en el lugar. A pesar de ser un edificio imponente de más de 1.500 metros cuadrados, el equipo está compuesto por apenas tres sacerdotes y dos funcionarios a cargo de tareas administrativas y de aseo. Un grupo pequeñísimo para impulsar una empresa gigantesca: recaudar 5 mil millones de pesos para una restauración que se extendería por 10 años, según Di Giuseppe.
Derrumbe en vivo
“Lo primero que necesitamos es hacer notar el problema. Somos el templo de la zona que más fieles recibe, más de mil cada fin de semana, pero eso mismo lo va deteriorando”, señala el padre Alejandro Fabio s.s.s., superior y representante legal de la Congregación del Santísimo Sacramento en Chile. Entre los esfuerzos que han llevado a cabo se encuentra la creación, en 2023, de Santuario Sacramentino, una fundación destinada a reparar y mantener la iglesia, pero las recientes noticias relacionadas a este tipo de instituciones, comenta, han hecho difícil recaudar fondos por esta vía.
El constante diálogo con los equipos de ambas universidades permitió que la congregación viera la necesidad de abrir las puertas y recurrir a otro tipo de herramientas para hacer ruido en torno al estado del templo. La línea que ha seguido el grupo de arquitectos es la de la difusión. “Más que una restauración material, buscamos activar una conversación crítica en torno al patrimonio y su relación con las comunidades, el olvido, la memoria y los futuros posibles”, explican desde el equipo de Vértice-UDP.
“Sacramentinos 360”, proyecto Lab 100+ del Centro para la Revolución Tecnológica en Industrias Creativas aún en etapa de diseño, es la última iniciativa dentro de esta conversación. Se trata de una experiencia inmersiva para explorar la iglesia in situ, con lentes de realidad virtual que mostrarán pasado (con fotos de archivo de CENFOTO UDP), presente, y futuro, graficando qué pasará si la restauración nunca se concreta.
“Nuestra valoración de las actividades es positiva. Si bien es cierto que no están destinadas a reparar, mi esperanza es dar a conocer nuestra situación. Para el Día del Patrimonio vienen cerca de 4 mil personas, han querido entrar hasta mi cuarto”, dice el padre Fabio.
Pero aunque hay público interesado en visitar el templo, es esencial el apoyo de las autoridades para impulsar la urgente restauración. La nueva administración de la Municipalidad de Santiago no se ha acercado a la iglesia para retomar la relación entre ambas instituciones, ni respondieron las preguntas enviadas al respecto. El sacerdote tampoco sabe qué pasó con la limpieza de la fachada; el Consejo de Monumentos entregó sus recomendaciones para ello en febrero de este año, luego de lo cual el municipio debía ingresar una nueva propuesta antes de ejecutar el trabajo.
El estado del templo ha levantado alertas e incluso se ha hablado de cerrarlo, pero ni para el padre Fabio ni para el equipo de arquitectos es una opción. La comunidad religiosa que recibe es muy grande y tiene alto valor patrimonial. Un ejemplo es la Casa Colorada, reabierta en septiembre de 2024: “Estuvo cerrada casi 15 años para restaurarla después del terremoto. ¿Qué pasa con un niño que nació y no la conoció nunca? No le va a interesar. Eso no puede pasar”, señala Di Giuseppe, quien aboga por un proceso de restauración por etapas.
La situación es crítica y en el intertanto, la basílica se va cayendo pedazo a pedazo. Mientras no lleguen los recursos ni una organización multisectorial, su estado podría terminar en derrumbe.