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Corazón de Barrio: el proyecto de intervención urbana que se congeló por el 18 de octubre
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El 20 de octubre de 2019, el gobierno iba a lanzar el primer piloto de “Corazones de Barrio”, una iniciativa liderada por la intendencia de Santiago y el arquitecto Pablo Allard que busca mejorar la infraestructura y conectividad a zonas vulnerables de Chile. De un plan maestro de 49 localidades, el proyecto se concentró en Pedro Aguirre Cerda y Padre Hurtado, ambas comunas con índices de equidad social precarios. Lo que nunca imaginaron, es que dos días antes del lanzamiento, los planes quedarían congelados. A un año de ello, desde el Minvu intentan revivirlo.
Sobrevuelo con el presidente
Era la mañana de un domingo, 14 de abril del 2019, cuando el arquitecto Pablo Allard recibió un llamado. Al otro lado del teléfono Sebastián Piñera lo invitaba a reunirse en La Moneda. El decano de la facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad Del Desarrollo es cercano al mandatario -trabajó con él en su primer gobierno- y partió en seguida.
Lo esperaban el Presidente, la entonces intendenta, Karla Rubilar, y un helicóptero de la FACH con las astas en movimiento. “¿A dónde vamos Pablo?”, le preguntó Piñera.
Sobrevolaron por dos horas las comunas de Santiago: analizaron los guetos verticales, la densidad, las áreas verdes, dónde se ubicaban las ferias y el acceso al transporte público. Apenas se bajó del helicóptero, el Presidente les dijo: “Quiero que ideen un proyecto de intervención en las zonas con peores índices de equidad social. Será parte del legado de este gobierno”. Eran los primeros días de Piñera II y la solicitud fue el puntapié de “Corazones de Barrio”.
Parrones en sitios eriazos
A mediados de abril de 2019 el equipo conformado Allard & Partners con Pablo, su hermano Francisco y Fernando Bravo como socios en comunicación directa con la intendenta analizaron los núcleos urbanos que requerían una cirugía de urgencia. Como referente, analizaron lo que se había hecho en España, Venezuela, Medellin y Sao Paulo. De hecho, “Corazones de Barrio” es parte de una estrategia de regeneración urbana que se hizo en la ciudad Bilbao en España, desarrollado por Fundación Metropoli y con la trabajaron en conjunto. Alfonso Vegara, director de la fundación y referente del urbanismo mundial, viajó a Santiago en junio de 2019, donde participó de sesiones de trabajo en las oficinas de la intendencia. Tras eso se decidió por replicar a nivel nacional el ejemplo español. “El programa apunta a aplicar “acupuntura urbana” de manera que con esfuerzos limitados se pueda hacer inversión de alto impacto social”, explica Pablo Allard, impulsor estratégico del plan.
Para esto, el equipo utilizó el Indicador de Bienestar Territorial (IBT) facilitado por la Corporación Ciudades –herramienta desarrollada por la Universidad Adolfo Ibáñez en conjunto con la Cámara Chilena de la Construcción- que identifica y objetiviza el bienestar territorial de los ciudadanos, localizando sus necesidades y carencias. El estudio hizo un catastro y detectó más 115 sitios eriazos donde podría ser aplicable la intervención y definió las 9 comunas más vulnerables de Chile. De esas, Pedro Aguirre Cerda y Padre Hurtado, fueron las elegidas para partir con el piloto.
En concreto se optó por la estructura de un parrón, un soporte y sombra de alto estándar y que reúne en un solo lugar, espacios para hacer deportes, talleres, tiendas, puntos de servicios básicos, zonas de descanso y áreas verdes, en territorios que no cuentan con este tipo de oferta. “El concepto de parrón es muy identitario chileno, es de fácil estructura, porque te permite un techo que genera sombra, y un punto de uso comunitario de alto alcance”, señala Francisco Allard, quien estuvo a cargo del diseño de la estructura y del estudio en terreno.
Un Kentucky Fried Chicken, una zona para K-Pop y un espacio para desfiles cívicos
“Cuando no existe un espacio público seguro y de buen standard, se generan fricciones entre los vecinos y las juntas de vecinos intentan solucionar un problema que es de un alcance mucho mayor”. Por esta razón Francisco Allard en conjunto con Fundación Urbanismo Social, lideraron el trabajo de activación y consulta pública donde participaron más de 500 vecinos en las dos comunas elegidas.
Las principales necesidades que detectó el IBT fue la accesibilidad a servicios públicos, equipamiento deportivo, servicios de salud, áreas verdes y educación. Uno de los datos que les llamó la atención, era que los vecinos añoraban tener un local de Kentucky Fried Chicken, una tienda de zapatillas urbanas y un espacio con enchufes para poder practicar K-pop. Eso además de contar con una sucursal de Chile Atiende, un Banco Estado y otros servicios básicos.
Por su parte, en Padre Hurtado, ubicado en una zona rural las principales necesidades fueron accesibilidad a servicios de educación con internet asegurado, de salud, equipamiento deportivo y cultural. “Los colegios querían tener un espacio donde hacer sus desfiles institucionales y salas para los grupos de folclore. Las dueñas de casa que tenían emprendimientos de venta de empanadas o colaciones querían tener un lugar para hacerlo”, dicen. “Hoy, el proyecto cobra aún más sentido. Parte del descontento de era que las personas se demoraban más de 45 minutos en ir a retirar las pensiones, ir a un cajero o llevar a los hijos al colegio,” concluye Francisco Allard. Y agrega: “Con la pandemia el problema de los desplazamientos producto de la segregación urbana comprueba que esto es un tema urgente de resolver”.
Pese a la buena disposición de los vecinos, el alcalde y varios concejales de Pedro Aguirre Cerda, un par de concejales comunistas se opusieron porque quieren que el terreno se entregue a vivienda social pese a que no es viable por la cercanía con la línea férrea.
Un híbrido conectado
En octubre de 2019 el anteproyecto estaba listo para ser licitado. La obra en Padre Hurtado se construiría en un sitio eriazo al frente de la población Villa Sur y tenía comprometido, desde el gobierno regional, un paquete de $6.000 millones. En el caso de Pedro Aguirre Cerda, se ubicaría a un costado de la población La Victoria, con un costo de más de $8.300 millones. La consultora de Jose Sappagh hizo la evaluación económica de los dos pilotos. Al ser estructuras flexibles y sencillas, la obra tomaría entre 15 y 24 meses en ejecutarse.
El diseño cumple un formato de “hibridización” que permite ser usado para distintos objetivos y conectado a “parrones” ubicados en otras comunas y más adelante incluso con otras regiones. “Por ejemplo, si se estrena una obra de teatro en un centro, la idea es que pueda exhibirse en toda la red de corazones urbanos”, apuntan.
Pero el estallido social congeló el proyecto. “Corazones de Barrio, apunta a la esencia de la desigualdad territorial, al llevar a estos “hoyos negros”, la misma oferta de barrios más favorecidos. “Ojalá que las urgencias de responder al estallido social y Covid-19 no sigan postergando una iniciativa que responde directo al problema de inequidad urbana,” concluye Pablo Allard.
De todas formas, el trabajo se presentó en enero del 2020 al pleno del Consejo Regional Metropolitano. Y, adelantan, ya hay movimientos para empujarlo. La mayor traba es justamente cuál será el ente que gestionará estos centros. Las fichas están puestas en la sinergia que se da entre el Minvu, el intendente de Santiago Felipe Guevara y la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar.
Fuentes de Palacio, en todo caso, dan por sentado la viabilidad de la iniciativa, sobre todo, porque existe un compromiso presidencial.