Punto de partida
El desconocido plan de Roberto de Andraca para crear un neobanco
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Cuando Roberto de Andraca Adriasola no está ejerciendo su rol de director de CAP, está enfocado en sus propios negocios. El domingo, por ejemplo, viajó a Huachipato y volvió a Santiago el martes en la noche. “Estábamos negociando con los sindicatos todos los cierres. Ha sido muy duro”, explica el ingeniero comercial sobre el cese operacional de la siderúrgica en Talcahuano.
Es miércoles por la mañana y De Andraca está sentado en su oficina de Lo Barnechea, rodeado de artículos de triatlón. “Tengo la representación de una marca de bicicletas”, comenta. En su despacho lo acompañan sus socios, pero de otro negocio: los “Cristianes” Divin y Zegers.
Al primero, Cristián Divin -ingeniero civil industrial-, lo conoció hace 11 años en un equipo de entrenamiento de triatlón. Partieron conversando de deporte y luego mutaron a los negocios. Al poco tiempo, el hijo de Roberto de Andraca Barbás -histórico expresidente de CAP- invitó a Divin a participar del directorio de Out Chile, una empresa de venta de artículos de montañismo que había fundado años atrás. A esa misma mesa se sumó Cristián Zegers Reyes, dueño de Servibanca, una de las principales compañías de procesos bancarios en Chile y Latinoamérica.
Así, tiempo después, el director de Huachipato conocería al hijo homónimo de Zegers, quien hoy es su socio en Zeno, la fintech que fundaron en enero y que -proyectan- comenzará a operar el próximo año.
“Nos ha ido bien, no ha ido mal”
La historia es así. El año pasado Cristián Zegers Echavarri (36 años, ingeniero civil industrial y también triatleta) vendió su participación en TrafPay, startup de soluciones de pago que cofundó en 2021. Con esa operación, quiso rápidamente volver a emprender.
En enero se juntó con De Andraca y Divin, y les pitcheó una idea: la creación de una “tesorería inteligente” para que compañías tuvieran un uso eficiente de su efectivo. Les tomó cinco minutos tomar la decisión y rápidamente levantaron US$ 350 mil entre los tres fundadores. Se sumaron Cristián Zegers Reyes y Hernán Saenz Herrera.
“Definimos estar un año pensando qué, cómo y cuándo desarrollar. Y al cabo de un par de meses, ya teníamos claridad respecto a lo que íbamos a hacer”, dice Divin.
Antes de poner en marcha el negocio y agendar reuniones con posibles clientes, tenían que elegir el nombre. Y De Andraca -presidente del directorio- fue el que dio con el definitivo: “Fue buscando un concepto que fuera simple, corto, y que se pronunciara bien en español e inglés”.
Y agrega: “Yo he estado metido en muchas empresas. Nos ha ido bien, no ha ido mal, y creo que eso fue parte de lo que me motivó a partir de nuevo con esta startup. Siempre es interesante ver la génesis de las compañías. Yo también trabajo como director de una empresa gigante, en la que está todo muy establecido. Entonces mover el monstruo cuesta mucho más. En cambio aquí, de repente te juntas y cambias algo en 180º. Y también está el riesgo, porque al final cuando uno está en una startup se está jugando la vida”.
El negocio
En palabras de Zegers, Zeno es una fintech que busca simplificar la organización de platas de una compañía. Para eso, ofrecerán una serie de productos que ya están desarrollando con la consultora tecnológica Thoughtworks.
Los fundadores de Zeno dicen que comunicar su propuesta es difícil porque tiene detalles muy específicos de la industria de administración y bancaria. “Nos ha costado explicarlo”, confiesa Divin.
Una de las soluciones, por ejemplo, es el desarrollo de una tesorería inteligente que permitirá a empresas tener automatización de pagos y control de nóminas. En otras palabras, dice Zegers, las firmas sólo liberarán recursos cuando el colaborador los use.
Lo explica en más detalle: “La empresa puede hacer rentar ese dinero mientras no desembolse. Eso es lo que hace un banco cuando las empresas pagan y le transfieren el sueldo a los colaboradores. Todo ese dinero va a las cuentas de los bancos de esas personas. Entonces, mientras los trabajadores no gasten esa plata, el banco la está rentando”.
Bajo su modelo, explican, las empresas tendrán el control de las platas y ganarán intereses como los bancos tradicionales. Es decir, mientras no se ocupen los fondos, se invertirán en el mercado de capitales dando cumplimiento a la regulación de cada país.
“A diferencia del sistema tradicional, donde los bancos son los emisores, nuestro enfoque se centra en las empresas que tienen los fondos”, dice Divin.
También entrarán al negocio de los medios de pago. Ya tienen una alianza con Visa y crearán tarjetas corporativas para que los trabajadores reciban sus sueldos ahí mismo. Esto les permitirá compartir beneficios con colaboradores y participar de la tasa de intercambio en cada transacción, eludiendo -de nuevo- a los bancos.
- Entonces están compitiendo con los bancos…
- (Divin) No, no quiero decir eso (ríe).
¿Neobanco?
La hoja de ruta de Zeno tiene tres etapas. Primero, desarrollar la plataforma de tesorería y la emisión de tarjetas. Segundo, la creación del resto de productos destinados a complementar las soluciones originales. Y finalmente, llegar a ser un neobanco. “Es potente eso, porque hoy hay uno en Brasil, otro en Colombia y son negocios realmente relevantes”, dice Divin.
Antes que Chile, Zeno se centrará en México, donde ya tienen un partner. Se llama Copayments y es un procesador de medios de pago. “Tenemos la operación lista para poder emitir. Es un mercado de 130 millones de habitantes en donde la bancarización todavía es muy baja”, dice Zegers. “En paralelo a la operación allá, gestionaremos la aprobación regulatoria con la CMF”.
Luego irán por Colombia y finalmente Chile, donde están interesados por un producto particular: los pagos inmediatos, que permiten generar transferencias instantáneas sin pasar por la app de un banco. “Es un producto estrella y tenemos que estar con nuestra plataforma desarrollada cuando se desregularice el ejercicio (en Chile)”. Para eso, están basándose en PIX, el sistema de pago instantáneo creado por el Banco Central Brasileño.
De Andraca, emprendedor
Los comienzos de la carrera del director de CAP están en el Chase Manhattan Bank en Santiago y Estados Unidos. Luego, trabajó en el Citi, para luego aterrizar en Euroamérica. Posterior a eso, en 2009, llegó a CAP, donde ejerció como VP de desarrollo de negocios. En 2017 aterrizó en el directorio de la matriz. También participa de otras mesas asociadas, como Invercap, Cintac y Huachipato.
- ¿Fue duro dejar las finanzas por una empresa más tradicional?
- Fue duro en el sentido de que es todo más lento. Yo estuve a cargo de construir una planta desalinizadora en Caldera, que son proyectos que se demoran cinco años. En cambio, en la industria financiera es todo inmediato. Pero también, por otro lado, está lo gratificante que es generar algo sólido. Esa planta hizo posible un desarrollo en una zona donde no había nada.