Punto de partida
La firma que busca digitalizar las compras presenciales
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El 2015 Danhalit Zamalloa fundó Pago Flash en Venezuela, un medio de pago para las pymes. Alcanzó a levantar capital en su país “a pesar de lo precario del mercado”, afirma. Y asegura haber sido la primera fintech en ser reconocida por el Banco Central de su país.
Quería hacer un producto para todo el continente, y por eso contrató a la periodista Ariadna García y prepararon la expansión a Perú. El 2017, cuando estaban ejecutando este plan, Google contactó a Brian Castillo, desarrollador de software para que realice un “devfest” en Lima. Él quería contar con la presencia de Zamalloa, y le escribió para que sea expositora.
Tuvieron diferencias de estrategia con algunos inversionistas y decidieron vender la empresa. El 2018 la vendieron a Unidigital. Sin embargo, durante las conversaciones en el evento en Lima, nació un nuevo equipo. Entre los tres querían desarrollar un producto para facilitar las compras digitales en lugares físicos.
Postularon a Start-Up Chile y fueron rechazados. “Ahí nos dimos cuenta de que nos faltaba tracción y perfeccionarnos”, dice Danha, como le llaman sus cercanos. En enero del 2019 los tres decidieron renunciar a sus trabajos y desarrollar Wibo, un software de pedidos digitales en lugares físicos. Fueron aceptados en la aceleradora estatal, y la CEO se vino a vivir a Chile. Desde entonces han levantado US$ 400 mil con inversionistas ángeles, Corfo y Hero Capitals. Pasaron por los tres programas de Start-up Chile.
Sin embargo, el camino no fue fácil. A mediados del 2019 ya tenían pilotos en restaurantes de Bellavista y Providencia. Se dieron cuenta de que su producto funcionaba cuando en un bar, un cliente no se paró de su mesa e hizo cinco pedidos por la aplicación. Hasta que llegó la pandemia. Los restaurantes cerraron, y con ellos cayeron los pilotos.
En diciembre, cuando se les estaba terminando la extensión de Start-Up Chile, recibieron una llamada de Sodexo para un proyecto. Les dijeron que tenían que llegar en 10 minutos a una reunión para vender su producto. Lo que buscaba la empresa era una aplicación para el Colegio Nido de Águilas, donde los padres pudieran depositar dinero en una billetera virtual a cada alumno y además pudieran filtrar qué comidas pueden consumir en los siete foodtrucks del recinto. Les dieron un mes para desarrollarlo.
El día en que tenían que presentar el producto terminado aún no tenían la autorización de Transbank, el plazo era hasta las 20:00 “y si no llegábamos con eso, se caía todo el proyecto, un mes a la basura. Íbamos en el auto camino al colegio, y a las 19:45 se habilitó el portal de pagos”, recuerda la fundadora. Las primeras cuatro semanas del año -dicen- procesaron cuatro mil transacciones y redujeron el tiempo de atención de dos minutos a 30 segundos. Hasta que llegó la pandemia.
Sodexo los llevó a clínicas, minas y bancos; “al final no fue tan grave, porque nuestro producto evita el contacto físico”, dice García. Esto les ayudó a sobrevivir durante la crisis sanitaria. El año pasado vendieron US$ 167 mil, ya son 11 personas trabajando en Perú, Colombia y Chile y este periodo pretenden facturar US$ 250 mil. Trabajan con 14 empresas y más de 100 comercios. Entre ellos, Cinehoyts y Cinépolis, Nuevo Pudahuel y dos centros comerciales en Perú.