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Punto de partida

La joyería con alma mapuche de Jessica Quipainao

La joyería con alma mapuche de Jessica Quipainao

Es orfebre y presidenta de la asociación mapuche de su comuna. Toda su vida fue dueña de casa, hasta que se animó a armar un emprendimiento de joyería inspirada en diseños de pueblos originarios. “Ser reconocida como artesana mapuche es el orgullo más grande”, dice.

Por: Carla Salinas | Publicado: Sábado 27 de agosto de 2022 a las 04:00
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Son las tres y media de la tarde y Jessica Quipainao (45) muestra una cuchara que tiene un grabado en forma de cruz. Está opaca. La acerca a la pulidora manual de su taller, que está dentro de una caja de madera. “Mira cómo va a quedar”, dice y la pone en contacto con la máquina que comienza a emitir un fuerte sonido y a rozar rápidamente el utensilio. Cuando termina de pulirlo, lo muestra con orgullo y agrega: “Como un espejo”. Es el mismo tratamiento que le aplica a todas sus joyas cuando las termina.

En su espacio de trabajo, Jessica confecciona piezas como aros, collares, pulseras y la joya tradicional de las mujeres mapuche: la trapelacucha, que es una pechera o colgante de plata unida por placas y eslabones. El taller lo armó el 2017, en el estacionamiento de su casa en San Javier de Loncomilla, Región del Maule, gracias a un programa municipal.
Junto a la pulidora hay un mesón donde funde la materia prima, un estanque de oxígeno y otro de gas para hacer el proceso más rápido. También una impresora, una laminadora y un set de herramientas de orfebrería. Una pared separa el lugar donde fabrica sus artesanías de la sala de ventas, donde expone los productos. “Todo esto se hizo con el apoyo del Fondo Esperanza”, explica la emprendedora. Aparte de tener su joyería, que se llama Aliwen, Jessica es presidenta de la asociación indígena Leufu Mapu de su comuna.


Joyería con cosmovisión

Jessica fue dueña de casa toda su vida antes de lanzarse a la piscina con su propio negocio. Partió el 2016, cuando la invitaron a participar de un grupo de emprendedoras que revendían cosas. Una vecina le comentó de la existencia de Fondo Esperanza, donde ofrecían préstamos que se pagaban cada quincena. “Me prestaron $ 70.000 la primera vez y con eso compré joyas de peltre (material parecido a la plata) para revender”, recuerda. Se dedicó a comercializarlas, pero sentía que le faltaba algo más.

Al año siguiente ingresó a un programa municipal para mujeres jefas de hogar y en noviembre de 2017 presentó su proyecto llamado “Mujer pueblo originario”. Le pedían un 10% del monto al que estaba postulando, pidió un préstamo en el FE para que le dieran el pie de $ 350.000. Se lo ganó y pudo echar a andar el taller. “A mí Fondo Esperanza me apoyó todo el camino y me sigue apoyando. Sin ellos, mi negocio hubiese desaparecido hace mucho tiempo”, agrega.

Aprendió de artesanía luego de adjudicarse el proyecto. La invitaron a ser oyente de unas capacitaciones en la localidad de Quinamávida. Tenía que tomar tres locomociones para llegar allá. Ese mismo año, desde la casa de cultura de Talca la invitaron a participar de un curso de orfebrería mapuche. “Fue como cuando los niños chicos están aprendiendo a leer, que juntan las letras. Yo juntaba en mi cabeza las piezas y empecé a diseñar”, rememora. En 2017 la premiaron con el galardón “Mujer Impacta” de la región del Maule por su aporte al rescate de la cultura mapuche.

Cuenta que la pandemia le pegó fuerte a su negocio. Tuvo que dejarlo y ponerse a trabajar en una dulcería en San Javier, durante ocho meses. “Lo mío no era un bien necesario, sino que un lujo para que la mujer se sienta más bella. Nosotros ya llevábamos sufriendo desde el estallido social porque se cayeron muchas ferias expositivas grandes”, relata.

A pesar de las dificultades, volvió a levantar su joyería en agosto de 2020. “Me costó, pero seguí igual”, dice. Todas las piezas que fabrica hoy en día tienen un valor relacionado a la cosmovisión de su etnia. Reconoce, eso sí, que aprendió de a poco el significado de cada una de las joyas: “Necesitaba contarle a la gente el trasfondo de mi trabajo. No era solo terminar una pieza y venderla, sino que transmitir su significado”.

Los primeros aros que confeccionó fueron de cobre. El cuerpo principal de cada pieza tiene forma de trapecio y dentro tiene grabado una hoz. De donde termina la figura cuelgan cinco pequeños círculos que le dan movimiento a la joya. “El diseño que lleva dentro es un toki que te insta a perseguir tus sueños, seguir adelante y no desmayar”, explica la orfebre. Mantiene esta joya en su vitrina principal como recuerdo de sus inicios. Es un diseño único que la representa como mujer, asegura.
 

Una dirigenta en San Javier

2017 fue un año movido. Además de impulsarse como emprendedora, Jessica Quipainao fundó la asociación indígena Leufu Mapu, que hoy en día preside. Su logro más grande en la comuna fue gestionar la construcción de una ruca que se inauguró en abril de este año, al interior del Parque Jerónimo Lagos Lisboa. “La gestionamos con el municipio y Conadi (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena) y ahí hoy en día tenemos actividades para rescate cultural. Hablamos mapudungún, jugamos palín y se vende comida típica mapuche”, explica.

Su rutina diaria incluye reuniones para coordinar proyectos en la comuna. En la mañana se preocupa de hacer las compras de la casa y asistir a las reuniones que tiene programadas para el día. A eso de las dos de la tarde tiene listo el almuerzo para sus dos hijos: Tabita (23) y Martín (17), quienes también la ayudan con el negocio. “A veces ellos van a las ferias donde expongo mis productos. Me arman el puesto hasta que yo salgo de mis reuniones”, cuenta la emprendedora.

Hoy está entusiasmada con la conmemoración del Día de las Mujeres Indígenas para el 5 de septiembre. “Se va a hacer un compartir, una rogativa y un conversatorio. Se va a invitar a una lamien que canta pura música mapuche. La idea de esto es acompañarnos post pandemia porque hay muchas que perdieron hijos, maridos y hermanas. No hay nada que celebrar”, relata.

En paralelo a su trabajo de dirigenta, está armando un set de 100 piezas para llevar a una feria expositiva en Curicó. Lleva 20 días diseñando, fundiendo, laminando, calando, puliendo, lijando y limando sus artesanías. “Estoy cumpliendo mi sueño. Ser reconocida como artesana mapuche es el orgullo más grande que voy a tener”, finaliza la emprendedora. 

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