Fue hace aproximadamente 12 años, varios meses antes de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, cuando Cristián Valenzuela, atleta de larga distancia, se acercó a la oficina de Neven Ilic. Era un momento difícil para los deportistas locales, en especial aquellos con necesidades especiales. En la instancia, el corredor golpeó la puerta del entonces presidente del Comité Olímpico de Chile (COCh) y le pidió ayuda para completar los trámites para conseguir un cupo en la mayor cita deportiva del mundo. El empresario aceptó y gestionó los papeles internacionales de la delegación chilena.

La ayuda dio resultados: siete chilenos viajaron a Londres y Valenzuela ganó medalla de oro en la prueba de 5.000 metros, representando la primera conquista en la historia para Chile. Ilic vio toda la competencia en su televisor en Santiago. Al regresar de la capital inglesa, el atleta llegó hasta la oficina del constructor civil.

“Aquí está la medalla de oro que me gané y se la traigo de regalo”, le dijo el deportista. Esa condecoración estuvo más de 10 años en el despacho de Neven Ilic. Eso, hasta agosto pasado, cuando el empresario se la devolvió en un evento de Antofagasta Minerals frente al presidente ejecutivo de la firma, Iván Arriagada. “Esta es tu medalla. Gracias por prestármela, pero está donde tiene que estar”, le dijo Ilic mientras lo abrazaba.

Ya en 2012 Ilic era un personaje conocido en la industria deportiva. Su nombre era bien valorado, especialmente después de los antiguos timoneles del COCh, que habían terminado sus gestiones con diferentes polémicas, como Fernando Eitel y Ricardo Navarrete.

A pesar de eso, no llevaba un largo camino en la industria. Sus inicios coinciden cuando el empresario se encontró con el entonces timonel de la Federación de Tenis de Chile, José Ramón de Camino, en el Aeropuerto de Santiago. Hablaron un rato y este último lo invitó a participar de dicho organismo. Ahí estuvo cuatro años, hasta que, en 2004, asumió como presidente del COCh, organización a la que renunció en 2017, meses después de asumir el liderazgo de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA, actualmente Panam Sports).

Hoy, Ilic -un empresario de bajo perfil, apasionado por los deportes, trabajólico y, según comentan sus cercanos, una persona muy enfocada en “solucionar conflictos”- es el personaje clave detrás de los Juegos Panamericanos 2023, el mayor evento deportivo internacional de las Américas.

Él fue el precursor del certamen internacional: viajó, coordinó y revisó los avances de las obras. También enfrentó los supuestos retrasos y polémicas que dejó en el camino la cita regional, que comenzó el miércoles con el partido de béisbol entre Chile y México.

Dos almas

Neven Ilic nació en Antofagasta un mes antes del Mundial de 1962. Vivió ahí hasta los 16 años. Siendo adolescente, se mudó a Santiago para cursar su último año de colegio.

Posteriormente estudió Construcción Civil en la Universidad Católica y desde ahí pavimentó su camino empresarial, uno que partió su padre, Neven Ilic Vladislavic, hijo de inmigrantes yugoslavos. Su antecesor siempre estuvo vinculado a la industria del acero: creó la empresa constructora Pucará, además de las compañías como Instapanel y Tecno Steel.

También fue presidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA) y fundador de la carrera de Construcción Civil en la Universidad Católica del Norte. También fue uno de los amigos más cercanos de Andrónico Luksic Abaroa, con quien veraneaban en Hornitos. Aparte de negocios, compartían el amor por su lugar de origen: Croacia.

Ese no fue el único vínculo que compartieron con la familia empresaria. Muchos años después, Neven Ilic Jr. tuvo negocios con Guillermo Luksic. Por ejemplo, con él comenzó el proyecto de Torre Huérfanos, un edificio de 27 pisos que levantaron en el terreno del ex Cine Lido. En 2010 el expresidente de Quiñenco -junto con José Patricio Daire- vendió su parte..

Ilic ha dicho que tiene dos vidas: la empresarial y la deportiva. La primera la comenzó muy temprano y siempre estuvo vinculada al negocio inmobiliario con su constructora Kamen. En sus inicios en la dirigencia deportiva, le costó complementar las dos tareas, pero rápidamente, dicen quienes lo conocen, “armó una rutina”. Dedicaba la primera parte del día a los negocios, mientras que la segunda estaba destinada a su trabajo deportivo.

Su momento de mayor trabajo fue en 2017, cuando fue candidato para presidir la ODEPA. Viajó a los 41 países miembros: desde Argentina, pasando por Aruba, hasta Canadá. Aterrizaba, se reunía con las autoridades, dormía y viajaba a otro destino. En abril ganó los comicios en una definición digna de foto finish. 26 votos contra los 25 que sacó su rival, el dominicano José Joaquín Puello.

Amigo de Mayne-Nicholls

Neven Ilic Álvarez -el mayor de cuatro hermanos y padre de cuatro hijos- desde pequeño jugó fútbol. Cercanos al empresario afirman que compartió “pichangas” con otro alto ejecutivo deportivo antofagastino (y que coincidentemente, es el actual director ejecutivo de Santiago 2023): Harold Mayne-Nicholls. Lo hacían en una cancha de cemento, cerca de sus casas y del Hotel Antofagasta.

Siempre mantuvieron amistad. Y desde que Ilic entró al mundo deportivo, reforzaron aún más su vínculo. Con Mayne-Nicholls le tocó trabajar en distintas oportunidades. Hablan seguido. Tanto así, que Ilic fue uno de los primeros en llamarlo al enterarse de su nombramiento como director ejecutivo de Santiago 2023. A finales de la semana pasada, en un evento cerrado en el Hotel Sheraton junto a los exPresidentes Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, el otrora timonel de la ANFP lo condecoró como uno de los actores clave en el desarrollo de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.