En Isla de Pascua, el lugar habitado más remoto del planeta -y que por eso uno de sus nombres ancestrales es Te Pito O Te Henua: El ombligo del mundo-, hay una empresa estatal que da electricidad, agua y presta el servicio de carga y descarga marítima, además de ganadería. Se llama Agrícola y Servicios Isla de Pascua, también bautizada como Sasipa.

Esta firma, cuyo único accionista es la Corfo, es presidida y gerenciada por mujeres -Yuriko Westermeier Tuki y Luz Zasso Paoa, respectivamente-, y es la que da buena parte del empleo en la isla. Lleva adelante inversiones, como la ampliación de la planta de energía fotovoltaica de 400 paneles llamada Mataveri para poder migrar a las energías renovables desde el diesel que usan hoy. También se encarga de la serie de inversiones para evitar la pérdida del agua dulce, cuyo bien es preciado y escaso en el territorio insular.

Según sus resultados hechos públicos reciente, al 31 de diciembre la sociedad obtuvo ingresos por $ 7.356 millones, cifra superior en $ 1.331 millones respecto a 2022, efecto explicado por el aumento de la facturación en carga y descarga por la pista del aeropuerto y mayor consumo de energía eléctrica, sobre todo después de reactivarse los vuelos desde y hacia Isla de Pascua, tras el fin de la emergencia de la pandemia.

Al 31 de diciembre de 2023, la sociedad presentó una pérdida operacional de $ 4.392 millones, menor en $ 317 millones en relación al mismo periodo del 2022, mientras que obtuvo una utilidad no operacional de $ 784 millones, cifra que se desplomó en $ 1.578 millones respecto a 2022, “explicado por el menor valor transferido por DIPRES del SUBT24 en comparación al año 2022”, según explica la firma en su análisis de resultados.

En la línea final, la sociedad presentó una pérdida de $ 1.129 millones, multiplicándose por cuatro desde los $ 260 millones que registraron las pérdidas del 2022. “Se explica por el menor monto del SUBT 24 transferido por DIPRES”, recalcaron.