El 2016 Charles Le May y Tomás González fundaron el restaurante Jardín Mallinkrodt en Bellavista. Empezaron a crecer y mirar ambiciosos proyectos durante esos años. Uno era la remodelación de una casa patrimonial en Maipú para hacer un concepto tipo mercado junto a un fondo de inversión que iba a invertir US$ 2 millones y otro era en Independencia.

Ambos fueron cancelados por la crisis social, “ésta demostró que no había seguridad pública en lugares más periféricos”, dice González.

Posterior a esto llegó la pandemia. En ese entonces recurrió a su amigo Mariano García (dueño del grupo Tais) para pedirle una asesoría financiera, y éste, tras ver los números decidió -junto a su hermano Fernando- armar una sociedad. Con el tiempo se sumaría también el reconocido chef nacional Benjamin Nast.

Desde que esta sociedad se creó, se han invertido más de US$ 1,5 millones en nuevas locaciones y el grupo se ha multiplicado por tres. Los locales nuevos son la reapertura del Bar Demencia (recientemente galardonado entre los mejores 100 restaurantes de Latonoamérica), un Jardín Mallinkrodt en Las Condes y otro en Chicureo y para el próximo año el plan es reabrir De Patio, dos jardínes Mallinkrodt más y dos nuevos locales de cocina saludable, llamados Kantúa.

Además, durante el 2020 -cuando Estados Unidos estaba abierto y Chile no- el grupo tanteó la posibilidad de entrar a ese país, sin embargo los altos costos de oportunidad les hizo desistir de la opción. Con la misma ambición de internacionalizarse, ya están mirando locaciones en Madrid y González planéa irse un mes el próximo año para ver las tendencias de consumo y decidir qué línea de restaurantes abrir allá.

Una de las curiosidades del bar Demencia es que en su entrada hay un cartel que señala que solo los mayores de 30 años pueden hacer reservas. Gónzalez afirma que es parte de la estrategia y son firmes con mantenerla: “A Chile le falta entender que hay lugares donde pasan ciertas cosas para cierta gente, y si no te gusta no vayas y anda al otro, pero no puede estar este tema de sensible de sentirse pasado a llevar por todo, porque las cosas no son para todos, y así funciona el mundo”.

“En todas partes del mundo hay lugares donde la gente se auto segmenta, y no se va a ir a meter a un restaurante de gente más adulta, porque vas a molestar. Hay otros que quieren desordenar y van a propósito, y eso no está bien. Yo invito a la gente a que no se tomen las cosas personales y que entienda que hay cosas para distintas personas y distintos gustos, y que no necesariamente tiene que ser todo para todos”, declara el gerente general.