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Por dentro

Los cristales chilenos que llegan a Ave María, al sur de Florida

Los cristales chilenos que llegan a Ave María, al sur de Florida

Dialum, compañía chilena de venta de cristales para la construcción, está silenciosamente levantando una fábrica de 10 mil metros cuadrados en Ave María, un pueblo religioso al sur de Florida, Estados Unidos, fundado por Tom Monaghan, creador de Domino’s Pizza.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 13 de julio de 2024 a las 21:00
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En el sur de Florida, entre palmeras, lagunas y pantanos, está Ave María, un pueblo de unos 7 mil habitantes que se extiende en más de 2 mil hectáreas. Está a 180 kilómetros de Miami y tiene menos de 20 años de historia: fue en 2005 cuando el filántropo y magnate Tom Monaghan, fundador de la cadena Domino’s Pizza, decidió crear una comunidad residencial con raíz católica.

Tiene colegios, comercios, universidades, condominios y parques de diversiones. En el centro hay una gran iglesia, las calles llevan nombres de santos, la delincuencia es casi nula y el desempleo también, siendo uno de los más bajos en todo el país. Por todos estos elementos, en 2022, ocupó el puesto 18º en ventas de propiedades en barrios planificados en todo EEUU.

Parece de película, pero no lo es. Es real. Tanto así, que ahí, a más de 10 mil kilómetros de Chile, Dialum S.A., firma nacional dedicada a la comercialización de cristales para la industria de la construcción, está sigilosamente preparando su aterrizaje.

Levantarán una fábrica de 10 mil metros cuadrados que abastecerá al mercado estadounidense, que hoy representa uno de sus principales territorios de venta. Para ello, ya compraron un terreno y ficharon a un arquitecto: será el chileno Gonzalo Mardones. Para todo este proyecto, invertirán unos US$ 25 millones.

Su aterrizaje en Ave María ya generó ruido en la escena local. De hecho, acaban de ocupar la portada del periódico local Ave María Sun. Y lo celebraron con vítores. Dialum, major employer comes to Ave Maria (Dialum, gran empleador llega a Ave María) fue el título que ocupó la primera página de la última edición del diario local.


Los comienzos

El papá de Fernando Diez Gromoll, fundador de Dialum, llegó a Chile en 1939, escapando de la Guerra Civil Española. Arribó con su familia en el Winnipeg, barco que gestionó Pablo Neruda en calidad de cónsul especial para la inmigración española. Una vez en suelo nacional, se instaló en la región del Biobío, donde conoció a su futura esposa, una alemana que escapó de la Segunda Guerra Mundial.

“Mi abuelo trabajaba en una barraca en España, y por lo tanto, desarrolló ese mismo negocio en Chile. Al momento en que él empezó a repartir las responsabilidades a sus hijos, el hermano mayor de mi padre se hizo cargo de ese negocio. Y mi padre, tratando de buscarle la vuelta a esto, se enfocó en algo nuevo: la producción de ventanas”, recuerda Fernando Diez Vidal.

En 1987 Diez Gromoll bautizó la compañía como Dialum, un acrónimo de su apellido Diez y aluminio, porque -en ese tiempo- las ventanas se producían principalmente con ese material. “En un terreno y con una camioneta, mi papá manejaba, armaba e instalaba las ventanas. Esto fue creciendo y llegó el boom de la construcción”.

Por la competencia con las firmas de Santiago, Dialum disputó el mercado con una propuesta distinta, sin ofrecer productos más baratos. “Mi papá decidió agregarle valor al cristal”, asegura el director ejecutivo. Por eso, cerraron acuerdos de exclusividad con distintos proveedores europeos, como Glaverbel Glass.

“Nos enfocamos en mantener un stock de cristales en cuanto a cantidad, tamaños, tipos, espesores y todas las variabilidades. Esto nos dio competitividad, sumado a que invertimos mucho en maquinaria de alta tecnología”.

Con los 2000 se mudaron a Santiago y arrendaron un primer galpón. Luego, en la década siguiente, construyeron su propia fábrica: partieron con 20 mil metros cuadrados y hoy tienen más de 27 mil. Según conocedores, tienen la séptima planta procesadora a nivel mundial.


El negocio

Los cristales de Dialum están repartidos por todo Santiago: están en los frontis de los edificios Titanium, MUT, Indumotora, Bci y la Cámara Chilena de la Construcción. También en casas, como la del arquitecto Ryue Nishizawa -ganador del premio Pritzker 2010- en Los Vilos. En Argentina, por ejemplo, sus vidrios visten a proyectos comerciales y residenciales en Puerto Madero. Y en Uruguay están en la Trump Tower de Punta del Este.

Dialum no fabrica vidrio bruto, sino que compra a proveedores mundiales hojas de vidrio con distintas características y les aplica diversos laminados y tratamientos para añadirles propiedades funcionales y estéticas. Sus productos incluyen vidrio de impacto, muy utilizado en Florida por su resistencia a los huracanes; vidrio ignífugo y antibalas para edificios públicos, bancos o aplicaciones que requieran alta seguridad; vidrio antideslizante y de ducha para baños; vidrio lacado para paredes y muebles; y vidrio de privacidad, muy utilizado en salas de conferencias, que es transparente, pero se vuelve opaco al pulsar un interruptor.

Los cristales de Dialum están repartidos por todo Santiago: en los edificios Titanium, MUT o BcI. En buenos aires están en puerto madero y en uruguay en la trump power de punta del este. En EEUU, en miami y tampa.

Desde su fundación hasta ahora, la familia Diez se ha mantenido como el principal y único accionista de la compañía. Fernando Diez Gromoll ejerce como presidente del directorio, mientras que su hijo mayor (y homónimo) ocupa el cargo de director ejecutivo. Es relativamente nuevo en el puesto, porque estudió Odontología y ejerció como dentista durante más de 10 años.

“Me titulé como cirujano maxilofacial durante el estallido. Y en la pandemia el mercado para los cirujanos estaba bien cuesta arriba: cerraban todos los pabellones quirúrgicos porque lo que se necesitaban eran UTI y UCI, médicos internistas, anestesistas, cirujanos. Al final, nadie estaba saliendo a la calle. Por lo tanto, nadie chocaba, nadie estaba consumiendo absolutamente nada, entonces nadie se agarraba a combos. Nadie estaba andando en scooter, que era gran parte de nuestros ingresos. Entonces, a los grandes próceres de Chile los estaban echando de los hospitales y las clínicas, porque no los necesitaban”, recuerda el ejecutivo.

Fernando Diez Vidal

Y agrega: “En ese ambiente bien penumbroso se me dio la oportunidad de participar del family office, que aparte de esta planta, participa de otro tipo de negocios como plantaciones de avellanas en el sur de Chile y una imprenta en Concepción. Y a partir de ahí, se me da la oportunidad de aportar acá. Me fui metiendo hasta el punto en que tuve que decidir. Y la verdad es que yo toda mi vida trabajé acá: tengo hasta la cara cortada porque desde chico estaba alrededor de la mesa de corte. Entonces para mí nunca fue ajeno. Y me vine acá. Para nivelarme desde el punto de vista técnico, hice un MBA en la Católica. Y hoy estoy como director ejecutivo ayudándoles a todas las ramas de la gerencia y controlando los proyectos de Estados Unidos”.

Hello America!

A partir de 2012 tuvieron los primeros negocios internacionales. Primero Argentina, después Perú y Uruguay. Así llegaron a Panamá, que fue el trampolín para lo que vendría después: Estados Unidos.

“Hace unos cinco años nosotros vimos en EEUU no sólo un gran tamaño de mercado, sino que un nicho que nosotros queríamos explotar. Nosotros no podemos competir con empresas mexicanas o colombianas porque son empresas gigantes: nosotros producimos entre 800 y 1.000 toneladas mensuales, y las compañías que nos siguen producen 800 toneladas diarias. Entonces nosotros no podemos competir por volumen. Pero sí podemos por entrega de servicio, respuesta y calidad”.

Y agrega: “Nosotros tratamos de luchar de la mitad para arriba, y por eso también nos cae como anillo al dedo el mercado americano. Este país apunta a generar muchos cristales de muy alto valor agregado, como son los productos anti huracán, o anti fuego, o anti balas. O casas de multimillonarios que tienen una transmitancia térmica impecable”.

Dialum partió con pedidos chicos y luego participaron de licitaciones más grandes. La mayoría, eso sí, no las ganaron, porque sus tiempos de entrega eran mucho más grandes en comparación a su competencia. “Teníamos que mandar los cristales desde Concepción. Era algo mucho más complejo”, relata Diez.

“Nosotros somos latinos, somos más de piel y en el sur de Estados Unidos es exactamente igual. Les gusta mirarse a los ojos, darse la mano. Cerrar toda la negociación vía Zoom lamentablemente todavía se entrampa con los proyectos de grandes magnitudes”.

Proyecto de fábrica de Dialum en Ave María, Florida.

A pesar de las limitaciones, se adjudicaron una serie de proyectos emblemáticos en el “Sunshine State”: sus cristales están en la Bristol Tower en West Palm Beach y en el rascacielos Acqualina en Sunny Isles Beach.

Tenemos un buen problema. Nuestro problema no es el nivel de venta, sino saber manejar el crecimiento. Hoy no somos capaces de responder a todos los proyectos que nuestros clientes eventualmente quisieran”, asegura Diez.

Justamente por este problema, agrega el ejecutivo, decidieron levantar una fábrica en pleno suelo norteamericano.


Ave María

Condado de Collier. Esa es la clave en el aterrizaje de Dialum a suelo estadounidense. Se trata de una zona cercana a puertos y grandes ciudades. “Nos recibieron con los brazos abiertos porque el norteamericano tiene una mentalidad tan potente que son capaces de decir: ‘¿Ustedes quieren venir a trabajar? Preséntennos el proyecto y nosotros, dependiendo de si se adecúa al camino que nosotros queremos seguir desde el punto de vista económico, social y educativo, lo vamos a apoyar’. Y así fue. Me presenté ante los comisionados de Collier el tercer trimestre del año pasado y defendí el proyecto”.

Diez agrega que este condado “tiene todo un desarrollo urbanístico en el que van poniendo empresas clave en posiciones estratégicas para que se desarrollen urbanizaciones alrededor de ella, tanto sean educativas, residenciales o comerciales”.

En ese proceso llegaron a un pueblo específico: Ave María, que tiene una zona de innovación y desarrollo. Ahí, por ejemplo, ya está instalada Arthrex, una gigante europea que se dedica a la fabricación de material quirúrgico. “Y justamente en ese loteo industrial, el condado ofreció recursos hacia empresas que quisieran instalarse ahí”.

Ese incentivo, agrega el ejecutivo, está supeditado a ciertas condiciones: “Por ejemplo, la entrega de fuerza laboral y establecer ciertas restricciones desde el punto de vista ecológico. También hacer alianzas estratégicas con las universidades técnicas y profesionales y mantener relaciones directas con centros vecinales”.

Después de los papeleos consiguieron un incentivo directo de US$ 1.5 millones. Posteriormente compraron el terreno y hoy están en pleno desarrollo de la fábrica. El plan ideal es abrir la planta a mediados de 2025, mientras que el peor escenario es a inicios de 2026.

Aparte del premio económico, Ave María tiene otro activo: su ubicación. “Se encuentra justamente en la mitad del sur de Florida: muy cerca de Fort Lauderdale, Naples, Tampa y distintas ciudades de la costa oeste”, señala Diez.

Y agrega: “Es cosa de darse una vuelta y entrar a Ave María, que es como un pueblo de película. Tengo entendido que él (Tom Monaghan, fundador de Domino’s Pizza) quería donar gran parte de su fortuna en vida a la iglesia y luego de una conversación con algún alto dirigente, llegaron a la conclusión de que la mejor forma era instalando una universidad que se orientara a los estudios de Dios y el catolicismo. Y eso fue justamente lo que hizo. De ahí empezó a nacer toda esta comunidad alrededor de la universidad. Yo voy una vez cada dos o tres meses y crece a un ritmo gigantesco. No paran de construir. Hay grupos por todas partes”.

Cuando esté inaugurada la planta, en Dialum ya estarán ideando el siguiente paso. “Tendré que empezar a buscar en un segundo terreno, el tercero, y así”, concluye Diez.

El negocio de la pelota: los ganadores y perdedores del campeonato nacional

Con la temporada recién terminada, Colo-Colo -el equipo campeón- recibirá cerca de US$ 11 millones en premios, mientras que la U, a tres años de cambiar su propiedad, mantiene un estricto plan de eficiencia para mejorar sus números internos. Eso sí, ahora Azul Azul deberá enfrentar la suspensión de aportes que hizo la CMF a Sartor -firma que gestiona el vehículo de inversión que controla el club- por “deficiencias relevantes detectadas en su gestión”. Cruzados, en tanto, levantará fondos por tercera vez para concretar su esperado “Proyecto Estadio”. Este es el zoom a la billetera de los tres grandes del fútbol nacional en una semana llena de acontecimientos extrafutbolísticos.

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