En tanques de guerra y en submarinos se usa el aire para generar agua apta para consumo humano. Pero Héctor Pino lo empleó para otro propósito: su hija nació con un problema urinario y no podía tomar cualquier agua. Era 2007 y mientras trabajaba en Telefónica empezó a investigar hasta que llegó a la tecnología mucho más pura, libre de minerales y contaminantes. Agua desde el aire. 

Algunos se enteraron de su invención, su hija mejoró y Pino siguió su carrera laboral, esta vez en IBM. Pero en 2013, junto a sus ahora dos nuevos socios, el diseñador industrial Alberto González primero, y el ingeniero naval de submarinos, Carlos Blamey, luego, empezaron a idear una solución masiva para comunidades vulnerables con nulo o escaso acceso al agua. Y así nació Freshwater. 

No fue hasta 2015 cuando consiguieron un prototipo comercial y que pudiera instalarse en zonas alejadas. El lugar elegido fue el Jardín Infantil Las Motitas del Desierto, en Cachiyuyo, cerca de Vallenar. Y empezaron a entregar en más zonas del país, pero en 2016 se dieron cuenta de que tenían que frenar y repensarlo todo mejor. “Estábamos solo entregando una máquina, no una solución”, dice Pino.

Y entonces crearon un modelo que incluye trabajar con la comunidad en la cocreación de la solución, en capacitarlos en el uso y eventuales arreglos y en indicadores objetivos de beneficios de la tecnología. Ahí empezaron a instalar su tecnología en Costa Rica y en El Salvador, junto con multiplicarse por Chile, como el arribo al campamento La Chimba en Antofagasta.

Además, en 2019 se fueron a trabajar al laboratorio C3D de la Universidad Católica -los mismos que inventaron los submarinos limpiadores que usan las piscinas de Crystal Lagoon- y mejoraron enormemente la tecnología, haciendo un equipo más simple, con elementos fácilmente reemplazables por los usuarios, y crearon una máquina de uso personal: la Urban, del tamaño de una Thermomix y que funciona con electricidad o conectada a un panel solar dando 15 litros diarios de agua para beber, cocinar y/o lavarse las manos higiénicamente, además de las comunitarias.

Su fábrica estaba en Placilla, donde un taller de técnicos jubilados de la Armada construía las máquinas. 

Pero llegó el estallido social, cerrando la logística y transporte y sus talleres, y luego la pandemia. Pensaron que todo se venía a piso, pero sobrevivieron. 

En 2020 les llegó un fondo de Corfo y pudieron hacer internacionalización a Perú. Y también Colombia, Emiratos Árabes, Bolivia, Ecuador, Centroamérica. Aprovecharon ese momento para trabajar en la automatización del proceso de ventas, en marketing y en delivery global -hoy trabajan con FedEX-, mundos completamente nuevos para Freshwater. 

Los resultados han sido increíbles, dice Pino: sus máquinas producen 2 millones de litros de agua al año filtrándola desde el aire, hay 6.000 familias y más de 5.000 niños en escuelas y jardines usando esta agua; la reducción de compra de agua es de 82% y en algunas comunidades llega a 100%, se usan 2 toneladas menos de plástico, y se ha reportado un aumento de 30% de asistencia a escuelas solo por el hecho de haber agua. 

A principios de diciembre, Freshwater Solutions fue uno de los cuatro galardonados por Bayer y Get in the Ring a nivel mundial con el premio Social Innovation Award, con lo que recibirá 35 mil euros (US$ 36.850) para escalar su negocio.

“Hay 2.200 millones de personas en el mundo que no tienen acceso a este recurso de manera segura. Iniciativas como la de Freshwater son la mejor prueba de que la innovación es un pilar fundamental para desarrollar las soluciones a los problemas que nuestro planeta necesita”, dice el gerente general de Bayer Chile, Vicente Bravo. 

Con este patrocinio, cuenta Pino, esperan lograr su objetivo de beneficiar a comunidades y quieren expandirse hacia otros lugares, como África. “Nuestro gran tema es la logística, podemos llegar al puerto de Mauritania, pero 100 kilómetros hacia adentro, a una comunidad perdida, es complejo, por eso aliarnos con una empresa global como Bayer es clave”, dice. 

Para 2023, junto con mejorar la logística, ya sea con despachos directos o asociándose con revendedores globales, esperan mejorar su modelo de negocio para hacer de Freshwater un negocio social rentable y sustentable.