Punto de partida
La chilena socia de ALLVP, fondo líder de Latinoamérica en venture capital
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Antonia Rojas (31) creció rodeada de expertos en tecnología. Pero jamás lo vio como una carrera. Su abuelo, el ingeniero alemán Hubert Eing, creó uno de los primeros computadores de ese país -y luego, GPS-, mientras que su madre trajo la fotografía digital de alta resolución a Chile. "Nunca lo vi como una profesión, no era algo que me incentivaron", recuerda.
Por otro lado, su padre, Gonzalo Rojas, conocido director de empresas -hoy es director ejecutivo de Bethia- siempre la motivó "a hacer negocios, inversiones, crear valor". Siguió sus pasos y estudió ingeniería comercial en la UC. En eso estaba cuando en 2010 el terremoto del 27F azotó al país. Fue entonces cuando su interés -y gen- tecnológico, despertó. "Comprobé la importancia y eficiencia de la tecnología. Y lo atrasados que estábamos aún", relata.
Primeros pasos
Ese tiempo comenzó también a dar sus primeros pasos como emprendedora. Participó en ayudar.cl, iniciativa empujada por la Corporación Organizaciones Solidarias. Después armó un crowfounding para apoyar a Tirúa (VIII Región) tras el tsunami, y recaudaron cerca de US$300 mil en seis meses. También participó en plataformas internacionales: mientras terminaba sus estudios fue parte de una startup de educación que levantó una conocida emprendedora eslovena Urska Grmek.
Aunque la idea, dice ella, era muy buena, no lograron monetizarla. Tras ello tomó la decisión de especializarse en tecnología e impacto social, y ese año, 2014, partió a San Francisco (estudió en Hult International Business School). "Me interesa el emprendimiento social. Que la tecnología resuelva problemáticas sociales", explica. Estudió problemáticas de África, Asia e India y junto a sus compañeros idearon soluciones.
Volvió a Santiago decidida a armar un fondo dedicado a ello, pero "los inversionistas veían el impacto social como filantropía, no como un negocio. Y había muy poco desarrollo de la tecnología". Y añade: "Uno llega a Chile con el mindset de que todo el posible. Pero te topas con esa puerta". Como antes había trabajado en el rubro inmobiliario, buscó trabajo por ahí y entró a Trigono, firma que se especializa en ese rubro. Eso sí, sugirió a sus empleadores que invirtieran en empresas tecnológicas. Aunque fuera con poco capital.
Manutara
Ese tiempo conoció a Cristián Olea, quien en 2017 la invitó a participar en la creación de Manutara Ventures, parte de la red internacional de fondos de venture capital liderada por el norteamericano Tim Draper. En 2018 la invitaron a participar en un TechCrunch Battlefield -foro que une a emprendedores- en Sao Paulo, como parte del panel de jurados. Ahí se topó con Fernando Lelo de Larrea, socio fundador de ALLVP, uno de los fondos lideres de inversion en venture capital en Latinoamérica -de habla hispana-, que por esos días hacía noticia en Chile: fue de los primeros en apostar por Cornershop, cuando la firma daba sus primeros pasos (hay quienes dicen ese apoyo fue clave en el despegue de la startup).
"Conversé por horas mientras esperábamos nuestro turno. Le pregunté sobre su tésis de inversión, sobre cómo fue el proceso de inversión en Cornershop y sobre el levantamiento de capital de un fondo. En ese momento estábamos partiendo en Manutara, por lo que escuchar de la historia de ALLVP no solo me producía tremenda curiosidad, si no que también era una gran oportunidad para aprender sobre el proceso de fundraising", recuerda.
Lo que jamás se hubiese imaginado, es que esa conversación daría pie al inicio de una gran amistad y posteriormente a la oportunidad de unirse a ellos: a fines del 2019 Lelo de Larrea y Federico Antoni la invitaron a ser la tercera socia e invertir en emprendimientos de la región. "Es todo lo que soñaba. Mi foco es la tecnología. No hay dudas de que es ahí donde se puede generar mayor impacto y quiero en mi región". Desde su creación en 2012, ALLVP ha invertido en 36 startups, 3 de ellas chilenas: Cumplo, Fintual, además de Cornershop. ¿Cuánto pusieron en cada una? Solo ellos lo saben. En promedio, el monto fluctúa entre US$2 millones y US$10 millones.
Los 4 sectores
En enero del 2020 Antonia se instaló en Ciudad de México, ciudad desde donde vivió la pandemia del Covid-19. Cuenta que tras la crisis sanitaria comprobaron que los cuatro sectores en los que se enfocan, eran los correctos: desarrollo del capital humano (que incluye salud y educacion), fintech, ciudad inteligente, y comercio del futuro. Algunas de las firmas en las que han invertido son Slang; startup de educacion que ayuda a las personas a través de las empresas en las que trabajan a aprender inglés; Nuvocargo, que optimiza el movimiento de carga internacional; Flat, dedicada a la compra y venta de propiedades; y RobinFood, quienes, explica ella "son la compañía de cloud restaurants mas grande de la región, con tiendas contactless, deliveries y optimizaciones en toda la cadena de valor". ¿Qué viene ahora? No puede dar detalles, pero adelanta que están operando su tercer fondo, de US$85 millones, y preparan una importante inversión en una fintech mexicana.
La oportunidad
El foco de ALLVP está en México, Colombia y Chile, principalmente. Según cuenta Antonia Rojas, nuestros compatriotas están teniendo un rol importante en el mundo del emprendimiento de la región. particularmente en la expansión a México. "Se está armando un buen ecosistema chileno aquí, y cada vez vemos mas talento nacional que está viendo este país como su próximo destino", señala.
Y asegura que es este el momento donde se generan las grandes ideas. "Las crisis hacen eso", señala. Y reflexiona: "Estamos en un momento crítico como sociedad, donde por un lado vemos una falta de acceso a servicios básicos de calidad como por ejemplo en salud y educación. Por otro lado, la región está viviendo una transformación digital como nunca. Con un tamaño de población que es el doble que el de EEUU, y con una economía que se vio tremendamente impactada por la pandemia. Es ahora en donde esperamos ver soluciones innovadoras, que busquen resolver los mayores problemas de la región, y que para hacerlo, utilicen la tecnología como herramienta catalizadora".