Punto de partida
Lorena Fica: La embajadora ariqueña del surf que emprende
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Viene aterrizando luego de un largo vuelo desde El Salvador, con escala en Miami y Santiago. Fue su primera competencia internacional en más de diez meses y cuenta que no le fue tan bien como hubiese querido.
“El surf es un deporte estratégico, muy táctico. Lamentablemente yo había perdido el ritmo competitivo y empecé a cometer errores”, reconoce la ariqueña de 25 años. Lorena dice que su infancia la pasó en el agua: su padre le enseñó a nadar a ella y a sus hermanos a los seis meses, a los cinco años ya buceaba y sacaba mariscos del mar y a los 11 comenzó a surfear.
Hoy es pentacampeona nacional, vicecampeona sudamericana en World Surf League y ha ganado dos veces la Prone Race Panamericana. Eso además de múltiples reconocimientos como formar parte de los 100 Jóvenes Líderes en 2018, 100 Mujeres Líderes en 2019 y Mejor deportista de Chile 2019 según el Instituto Nacional de Deporte.
Pero más allá de los premios y las competencias, lo que Lorena disfruta es surfear, estudiar y difundir las bondades del deporte. Con ese objetivo participa de dos emprendimientos: Phuqata Hostel y Surf Antay Club.
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Le encantan los negocios y cuando salió del colegio estaba determinada a estudiar Ingeniería Comercial pero entonces recibió una tentadora oferta de la marca Rip Curl que comprometía financiamiento para el Tour Mundial: “Y yo terca, así todo quería estudiar. Finalmente fue una decisión familiar, mis papás me dijeron que aprovechara, que se trataba de una oportunidad única y que iba a poder estudiar cuando quisiera”.
Entonces se dedicó durante cuatro años exclusivamente a surfear y competir, de lo cual no se arrepiente. Hace dos años partió a matricularse para estudiar Administración de Empresas en el Inacap. Es aplicada. Desde que salió del colegio empezó a leer de marketing y finanzas.
“Cuando quería negociar con un nuevo auspiciador, me ponía a estudiar, era como un juego. Y al entrar a la universidad profundicé mucho más y estrujé a los profesores, ¡les preguntaba de todo!”, recuerda. Una vez que termine su carrera, quiere seguir estudiando. Cuenta que le interesa la Ingeniería en Información y control de gestión, y agrega que también cursó un diplomado en Gestión Deportiva porque le gusta tanto la administración privada como la pública.
Auténtica embajadora
Todos los días Fica medita 10 minutos cuando se despierta en la mañana. Luego entrena entre 08.00 y 13.00 horas. Generalmente pasa unas dos horas dentro del agua mientras su entrenador la filma y luego revisan la sesión en una sala de video para ver las correcciones técnicas y físicas. Además, realizan un trabajo de estabilización de rodillas y caderas.
Por las tardes Lorena se dedica a estudiar o en entrenar free surf, y en tiempos presenciales asistía a clases en horario vespertino. También le dedica tiempo a su bienestar personal: “Me ha ayudado el leer sobre autoconocimiento. A veces tenemos una idea de quiénes somos que se aleja de la realidad. Esas lecturas son un complemento al ámbito espiritual: concentrarse en quien uno se quiere convertir”.
Aunque confiesa que le costó asumirlo, hoy tiene claro que se trata de un ejemplo a seguir para otros jóvenes y eso implica cierta responsabilidad. “Me gustaría transmitir que el deporte y los estudios no son mundos aislados sino complementarios. Yo vivo principalmente de empresas privadas a las que tengo que presentarles un plan estratégico, confeccionar y justificar un presupuesto. Las marcas no te van a financiar solo porque surfeas bien o eres bonita, no funciona así. Uno debe llegar con una propuesta que sea tentadora para la marca”, enfatiza.
Mucho de eso lo comprendió a los 16 cuando se fue de intercambio un año a Australia y luego en las distintas competencias internacionales donde le ha tocado conocer a los campeones mundiales y aprender de ellos.
En su cuenta de Instagram @lorenafica suma más de 26 mil seguidores y es embajadora de varias marcas. “Llegué a un punto en mi nombre se transformó en una empresa. Y hay que pensar por qué alguien te empieza a seguir, qué ve en ti, qué lo identifica. Creo que la mejor forma de diferenciación es ser auténtica, mostrarte tal cual eres. A mí me interesa transmitir vida saludable, porque eso es el deporte: el principio de la salud”.
Vivir la eterna primavera
“Soy súper fan de Arica. Para una surfista es una ciudad de ensueño porque tienes distintos tipos de ola: la de playa, fondo de roca, olas de hasta 14 metros y el “Gringo”, que es mi favorita: una ola tubular de categoría mundial. Para qué hablar del clima estable, somos la ciudad de la eterna primavera. Siempre me he sentido orgullosa de representar a Arica”, afirma la campeona de surf. Desde que tenía quince años, cuenta, su sueño era instalar un hostal.
Cuando viajaba siempre se fijaba en todos los detalles de los hospedajes. Hace tres años, junto a su hermano y a su familia, instalaron uno en las afueras de su ciudad natal, en Villa Frontera. Lo bautizaron Phuqata que en aymara significa “inteligencia, capacidad para todo”.
“Arica es una ciudad de paso y nosotros queremos que se convierta en destino turístico. No solo para circular al desierto de Atacama, a Perú o Bolivia. Que los turistas vengan a quedarse acá y que compartan con los nativos. Esa es la filosofía que hemos desarrollado”, apunta.
Como emprendimiento tienen un fuerte compromiso social y cada vez que necesitan trabajadores buscan en los alrededores para generar también un impacto positivo en la comunidad.
Este año tuvieron que cerrar el hostal durante varios meses por el Covid-19 y cambiaron el modelo de negocio a arriendos de habitaciones por periodos más largos -para así evitar que hubiese mucha rotación- y también utilizaron sus instalaciones para realizar eventos pequeños cumpliendo con las normas sanitarias. “Fue una buena solución porque mantuvimos cierto flujo”, concluye.
Surf Antay es un centro donde participa como empresa administrativa, ya que los propietarios son los mismos dueños del Hotel Antay. Ahí ofrecen clases de surf, de bodyboard, stand up paddle, skate y tienen alianzas con muros de escalada. “Todos deportes más bien extremos y no convencionales”, señala. Su tarea es principalmente acercar a la gente y organizar eventos deportivos. En Phuqata en cambio está a cargo de temas administrativos que puede gestionar en el computador desde donde esté, generalmente por las noches en su casa.
Futuro y política
Su meta ahora es obtener una medalla de oro en los Juegos Panamericanos. “Siempre he apuntado alto porque creo en mí. Y quiero mostrarles a las chicas surfistas que somos capaces de competir con los hombres y correr olas gigantes. En Latinoamérica todavía hay machismo y diferencias ridículas en las competencias. Una vez en un evento el campeón hombre ganó $2.000 dólares y yo $200 dólares. Es una diferencia discriminatoria que da rabia”, dice.
Su próxima competencia, si la pandemia no lo impide, serán las clasificatorias a los Juegos Olímpicos de Tokio, ahora reprogramados para julio de 2021. Aunque ella es partidaria de esa fecha se aplace: “Creo que no estamos preparados y que todavía no somos conscientes de lo que estamos viviendo. No puede ser que se protejan más los eventos que las personas. Es una irresponsabilidad tremenda”.
La surfista también está vinculada con el deporte a nivel político. O al menos pretende estarlo, porque en las próximas elecciones de la Federación Chilena de Surf se postulará para formar parte de una nueva directiva.
“Ahora que somos deporte olímpico hay más recursos que administrar. Y hago un mea culpa: uno no puede sólo reclamar, hay que hacerse cargo. La actual federación es muy hermética y como deportistas queremos formar parte de las decisiones que se están tomando ahí dentro”. Añade que el surf es todavía un deporte reciente en Chile, y si bien se ha avanzado rápido, todavía falta un mayor desarrollo macro.
Lleva 13 años surfeando y planea seguir haciéndolo de modo competitivo por cinco años más porque hay otros proyectos, también vinculados al deporte, que también le interesa impulsar. Uno de ellos es expandirse a lo largo de Chile, y eventualmente fuera del país, con una cadena de hostales Phuqata.
También planea adquirir más conocimientos para aportar a las nuevas generaciones. “Quiero hacerlas entender que no existe un solo camino en el surf. Estamos perdiendo un montón de especialistas ligados al deporte como kinesiólogos, entrenadores y médicos. Actualmente faltan varios elementos para generar un sistema integral de surf. Nuestro país es famoso en el mundo por sus grandes olas y eso debiéramos promoverlo como un aporte cultural y turístico”, dice la campeona.