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¿Cuándo conviene sumarse a la portabilidad financiera?
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Este martes comenzó a regir la nueva Ley de Portabilidad Financiera que busca dar mayores facilidades y ventajas para cambiarse de un banco a otro. Pero la celebrada norma que podría ayudar a rebajar las deudas no sirve para todos los créditos, ni los clientes. Además, siempre existe la posibilidad de que la “nueva” entidad no tenga una oferta para ti.
Según cifras del gobierno, el 97% de la población adulta, es decir, 13.637.426 personas, cuenta con algún producto financiero como un crédito y una cuenta. Lo mismo pasa con casi la totalidad de las empresas. En ese escenario, la apuesta de la portabilidad es que la competencia haga bajar los precios, porque se eliminan algunos criterios poco claros para los créditos y ahora existe un estándar común que permite comparar de mejor forma.
“A cualquier persona natural o jurídica que tenga productos financieros (cuentas corrientes, líneas de crédito, créditos de consumo, hipotecarios, automotrices y tarjetas de crédito) le conviene evaluar la portabilidad financiera, independiente del monto y plazo de la deuda”, dice Guillermo Rebolledo, profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
Para portarte, tiene que pedirle a la institución financiera donde están tus créditos un Certificado de Liquidación (así se llama), que es gratuito y en el que deben aparecer: la tasa de interés, comisiones, costos asociados, y cuota final.
Lo primero
Revisa en qué momento del tiempo está la deuda que deseas portar. Eso, porque cuando uno pide un crédito primero paga los intereses y después el capital. Si a la fecha de la evaluación ya se han pagado todos los intereses y solo queda el capital, hay que sacar bien la cuenta. No necesariamente va a convenir portarse.
Cotiza siempre
Por eso es importante cotizar con las mismas condiciones restantes de plazo y saldos de capital, para entender si es más conveniente y después agregarle o sacarle elementos como mayor deuda o mayor plazo, ya que esta última (plazo) puede hacer bajar la cuota como un espejismo de ahorro. Ojo que no te pueden cobrar ningún recargo asociado a tasación, borrador, escritura, estudio de títulos y el impuesto
La antigüedad del crédito es clave
Debido a que comúnmente son deudas estructuradas, con tasas de interés fijas y reglas similares en todo el sistema, portar créditos de consumo, hipotecarios y automotrices es lo más conveniente. Pero todo va a depender de la antigüedad del préstamo. Si es menor al 25% del plazo total es muy bueno evaluar la portabilidad, ya que se ha pagado poco interés y muy poco capital (Si tienes un hipotecario a 20 años y llevas pagados 15 años, es muy probable que no consigas bajar tu deuda). Pero de todos modos cotiza,
Te pueden decir que no
Una entidad no está obligada a hacerte una mejor oferta. Sí a responder a tu solicitud, pero el banco “nuevo” también revisará tus antecedentes financieros y capacidad de pago. La entidad de la que te vas también podría hacerte una contraoferta. Revísala bien y ten súper claro que no te pueden negar la salida o condicionarla. El banco del que te vas tampoco puede obligarte a dejar pagados otros productos para poder irte.
Te puedes llevar todo o solo un producto
Todos los productos financieros son objetos de portabilidad y solo en el caso de los créditos hipotecarios hay condiciones especiales. Te podrás llevar las cuentas de ahorro, vista, chequera electrónica, línea de crédito, tarjetas de crédito y débito, créditos de consumo y créditos automotrices, entre otros. Cotiza bien antes y fíjate en la cuota final a pagar siempre. Los bancos, compañías de seguros, hipotecarias, cooperativas, cajas de compensación, financieras automotrices, emisores de tarjetas y otras entidades fiscalizadas por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) pueden “portarse”.