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Paz en Colo-Colo: los planes de Edmundo Valladares

Paz en Colo-Colo: los planes de Edmundo Valladares

Tras el fracaso de la venta de acciones de LarrainVial y Mosa, el Club Social y Deportivo -la tercera fuerza dentro de Colo-Colo- tomó el mando de Blanco y Negro. El periodista Edmundo Valladares fue el nombre de consenso para presidir la concesionaria del cacique. Se venía preparando hace años.

Por: Fernando Vega | Publicado: Domingo 25 de abril de 2021 a las 04:00
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"Este es un momento histórico para Colo-Colo y quienes somos parte del Club Social y Deportivo. Es un momento que debe ser de unidad y trabajo, y de mucho respeto, donde tenemos que ponernos a trabajar todos y todas en conjunto”. Fue una de las primeras frases de Edmundo Valladares al asumir la presidencia de Blanco y Negro, esta semana.

Su nombre surgió de un acuerdo entre las tres mayores fuerzas que manejan la entidad, con el objetivo de poner fin a años de disputa en la mesa del cacique: LarrainVial, Aníbal Mosa y el CSD, que representa a los socios e hinchas de cacique.

El miércoles, tras la Junta Anual de Accionistas de la entidad, el periodista fue el nombre del consenso del directorio tras el fracaso de la venta de acciones del llamado bloque Vial, donde están los empresarios Leonidas Vial y Gabriel Ruiz-Tagle, y la decisión de Aníbal Mosa de no vender su participación como había anunciado, sino que aumentarla.

Vial y Ruiz-Tagle, que están en Colo-Colo desde que partió Blanco y Negro, intentaron la semana pasada vender sus papeles (32,5% de la propiedad) en un remate donde nadie levantó la mano. Estaba fijado para un día antes del que también inscribió su archienemigo Aníbal Mosa, quien no solo suspendió la venta de su 34,7%, sino que compró más papeles hasta llegar al 36,06%.

En ese escenario fue que apareció el Club Social y Deportivo (CSD). En realidad siempre estuvo ahí, esperando su momento. De hecho jamás estuvo de acuerdo con la figura de Blanco y Negro y fue una entidad siempre muy difícil de manejar para los nuevos dueños del club, provenientes del mundo de los negocios y que desembarcaron en Colo-Colo con el objetivo de “profesionalizarlo” y llevarlo a las grandes ligas, algo que nunca sucedió.

El CSD representa a los socios e hinchas del club de toda la vida. A los que se llaman “de corazón” y que acompañan a los jugadores a sus entrenamientos, van a los partidos y que desde la privatización del club reclaman que se dejó de atender a otras ramas, educar en el deporte y participar en la sociedad. No por casualidad, en su primera comparecencia ante los medios, el nuevo presidente de Blanco y Negro se refirió a la situación económica y social por la que atraviesa el país, debido a la crisis generada por la pandemia de coronavirus.

En el CSD están conscientes de que este es “su” momento. Y no lo van a desaprovechar. Se denominan los sucesores de David Arellano, el profesor normalista de Educación Física que fundó el club en 1925 en Magallanes.

Un "garrero"

Nacido en Chiloé hace 37 años, Edmundo Valladares estudió periodismo en la Uniacc e hizo un magister en escritura en la Universidad Católica. Ex alumno del Liceo Manuel de Salas de Ñuñoa, proviene de una familia colocolina y en la década pasada comenzó su ascenso en el Club Social a través de “19 de abril”, un grupo de hinchas que busca devolver la institución a los valores con los que fue fundada hace casi un siglo en esa fecha. De hecho, en su perfil de tuiter se define como “arellanista”.

Después se convirtió en dirigente local para Ñuñoa y en 2014 dio el salto a la testera, cuando ingresó como vicepresidente de las filiales. Un año después, fue electo vicepresidente general del directorio nacional de Colo-Colo.

Valladres trabajó en el Club Deportes de Recoleta hasta marzo de 2017, pero sus cercanos advierten de inmediato que no tiene ninguna relación con Daniel Jadue. En 2018 asumió la presidencia del Club Social e ingresó como director de ByN con los poderes del CSD.

Aunque nunca fue el favorito de ninguno de los dos grandes bloques, logró afiatarse. Por eso en la mesa no sonó extraño que el grupo de Leonidas Vial decidiera apoyarlo. Tampoco había otra opción, tras el fracaso del remate de las acciones. Mosa, quien se mantiene como máximo accionista, también había decidido apoyarlo.

Así, la mesa de los albos quedó compuesta por Valladares y Edison Marchant por el CSD; y Aníbal Mosa, Paul Fontaine y Eduardo Loyola por el bloque de Mosa. En el bando de Vial quedaron Alfredo Stöhwing, Carlos Cortés, Diego González y Ángel Maulen.

Mejorar el fútbol

El principal objetivo de Valladares es mejorar el fútbol del cacique, para volver a los logros históricos plasmados en 32 títulos locales y uno de la Copa Libertadores. En 2020 el club se salvó del descenso al superar por solo un gol a Universidad de Concepción, asegurando así su permanencia en la primera división. Eso fue un golpe para el alma colocolina.

Se espera que en las próximas semanas comiencen los movimientos para implementar un proyecto deportivo a cinco años, donde los ejes serán el fútbol joven y femenino. La idea es destinar parte importante del presupuesto para la formación, una cantera que a la larga genera millones de dólares con la venta de jugadores. En 2020 no se registraron transacciones, pero en 2019 colocaron a Claudio Baeza, en el Club Al Alhi de Arabia Saudita en US$ 3,5 millones, y a Esteban Pavez en el también saudí  Al Nasr en otros US$ 2,1 millones.

Rol social

La jugada de Valladares considera que el club popular debe ser una entidad que forme parte de la sociedad donde está inserta, que tenga opinión y participación en temas nacionales no solo relativos al negocio. “Eso es lo que nos diferencia de una SA”, sostienen en la entidad.

El compromiso social como lo denominan, considera relacionar al club con  diferentes disciplinas. En algunas de las charlas y clínicas deportivas que el CSD ofrece regularmente, Valladares ha reclamado varias veces por “el escaso financiamiento por parte del Estado” al deporte.

Ello se enmarca también dentro de la idea de un nuevo modelo de gobierno corporativo en la gestión de ByN. Según uno de los directores, hay una decisión de bajar el tono de las peleas. Al menos por un tiempo habrá paz.

 

Estadio

“Lo primero que voy a hacer es ir al Monumental, reunirnos, conversar con los trabajadores y trabajadoras” fue el primer anuncio del nuevo mandamás de Blanco y Negro.

En sus 26 hectáreas en pleno Macul, el recinto no es solo uno de los mayores activos de Colo-Colo, sino que uno de sus principales símbolos. El estadio tenía programadas mejoras para 2020, pero producto de la crisis se postergaron. El plan del CSD para este lugar es abrirlo más a la gente, construir nuevos espacios y darle más derechos a las socias y socios del club.

El estadio además es una de las fuentes importantes de recursos para Colo-Colo SA. Genera ingresos mediante el arriendo para antenas celulares, conciertos y eventos, que apenas se han realizado, producto de la pandemia.

Actualmente, el recinto enfrenta un juicio con la Tesorería General de la República por el cobro de contribuciones por más de $ 555 millones, luego de que quedara sin efecto la exención del impuesto territorial que beneficiaba al inmueble. El caso está en la Corte Suprema.

La mochila

“Tenemos una responsabilidad con los hinchas. Por eso hacemos este esfuerzo”, eso fue lo que respondió Valladares al ser consultado si había cambiado de opinión sobre la SA, un modelo que nunca le gustó.

El año pasado ByN empezó a explorar la posibilidad de extender por otros 30 años la concesión, algo que además les permitirá mejorar sus números, ya que se alargarán los plazos de amortización hasta 2065.

La prohibición de actividades masivas producto de la pandemia es la gran responsable de los malos resultados de ByN en 2020. Sin poder recibir hinchas en su estadio ni vender más camisetas o jugadores, los ingresos cayeron 30,5%.

Como parte del plan de mitigación los directores tomaron el compromiso de no cobrar su dieta, un 65% de los trabajadores aceptó una rebaja salarial por tramos y hubo otros que se sumaron a la ley de protección del empleo

La firma cerró el año con una pérdida de $ 4.990 millones, una vez y media más que en 2019.

Para reducir el impacto cobraron los pagos atrasados por las participaciones anteriores en las copas Libertadores y Sudamericana y vendieron más publicidad.

Blanco y Negro SA es la encargada de pagarle al fisco la deuda que el club arrastraba hasta su privatización. Cada 30 de abril debe abonar una cuota que se saca de entre el 3% de los ingresos y el 8% de las utilidades. Hasta ahora, han cumplido, pero ninguno de sus accionistas ha podido obtener dividendos. Deben $ 11 mil millones.

Y todo indica que para los accionistas ha sido un mal negocio: la acción de ByN vale en bolsa en torno a $ 140. Mosa y Vial entraron mucho más caro. Por eso quisieron vender a $ 300 en promedio hace unas semanas, pero nadie compró. La apuesta, añade un director de la firma, es que la mano de Valladares logre mejorar los resultados, y por ende el valor del club. Ahí es muy probable que se produzca una salida. Aunque insisten en que si entre medio aparece una buena oferta, venderán.