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Por dentro

El poderoso sr. embajador chino

El poderoso sr. embajador chino

Niu Qingbao, luego de reunirse con el ministro de Seguridad Luis Cordero, pidió que el Estado “compense” a la central Rucalhue por los daños del incendio, al tiempo que recalca que EEUU ha tratado a Latinoamérica como su “patio trasero” y que está interfiriendo en el derecho soberano del país de elegir libremente a sus socios. La semana pasada tuvo un duro enfrentamiento con la periodista Karin Ebensperger, a quien acusó de ignorante, prejuiciosa y cómplice por una columna que ella escribió criticando a China. Esta es la historia y las redes de la máxima autoridad diplomática del gigante asiático en Chile.

Por: María José Gutiérrez | Publicado: Sábado 3 de mayo de 2025 a las 21:00
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Martes, 10 am. Embajada china en Chile. Las puertas están abiertas. Una persona en el acceso de la calle pregunta a quienes esperan para entrar si se registraron previamente, y los deja pasar. Sin pedir nombres, ni carnet. Contrario a lo imaginable, en el edificio diplomático del gigante asiático ubicado en calle Pedro de Valdivia, Providencia, se puede caminar con total libertad, sacar fotos y hacer preguntas. Tras cruzar el hall de acceso de alfombra roja, lámparas de vidrio pintado y flecos rojos, y un bianzhong -el clásico instrumento musical de campanas de bronce chino-, se accede a un salón donde espera un grupo de periodistas y camarógrafos. Son muchos más de los que el embajador Niu Qingbao esperaba para la “sesión informativa” que organizaron para esa mañana, en respuesta a las “múltiples solicitudes de entrevistas recibidas”.

El embajador ha estado especialmente activo en la prensa en los últimos días. No sólo por la guerra comercial con EEUU -que tiene en vilo la construcción del observatorio astronómico TOM y en alerta varios proyectos considerados “estratégicos”- sino también por el incendio a la maquinaria de la central Rucalhue, propiedad de la empresa China International Water & Electric Corp (CWE), que lo llevó a viajar a BioBío acompañado del ministro de Seguridad Luis Cordero. Con eso como telón de fondo, Niu Qingbao no pierde tiempo en defender los intereses chinos en la discusión pública. Y la semana pasada fue con todo: acusó a la periodista Karin Ebensperger de ignorante, por una columna que ella había publicado donde comparaba a Donald Trump con Xi Jinping. Días antes, hizo lo mismo en contra del director ejecutivo de la FPP Fernando Claro. 

Su estilo “poco diplomático” no ha pasado desapercibido. 

Pero esta mañana, Qingbao en el salón se muestra relajado y suelto. Cuenta que le gusta mucho el vino chileno, sobre todo el Sauvignon Blanc y el Syrah. “El vino chileno es cost-effective. Y los chinos somos pragmáticos”, dice riendo, en inglés. Niu Qingbao no sabe una gota de español, pese a que lleva cuatro años dirigiendo la diplomacia en Chile y de que -asegura- tiene muchos amigos en el país.

Celeste, su asesora que lo acompaña esa mañana, comenta en español que la embajada acaba de debutar con una cuenta en Instagram el 17 de abril con el fin de acercarse a los jóvenes y mostrarles las bondades chinas, sobre todo para estudiar. Repiten que es un país abierto, con muchas oportunidades, y ofrecen distintos tipos de té a los presentes. Eso antes de llevarlos a una fría sala al fondo del pasillo con varias sillas, una mesa decorada en terciopelo amarillo, y grandes lámparas de vidrio colgando del cielo. En el nuevo salón, Niu Qingbao se vuelve serio. Dice que responderá en chino a las preguntas previamente enviadas por escrito. Tres mujeres, sentadas en la mesa del lado, las traducen al español. 

Varias veces repetirán la idea de que EEUU ha tratado a Latinoamérica como su “patio trasero”; que ese país interfirió en el derecho soberano de Chile a elegir independientemente a sus socios; dirán que “todas las empresas chinas que invierten en Chile, sean estatales o privadas, operan bajo un mecanismo de mercado”, y resaltarán que los mall chinos no tienen nada que ver con el gobierno chino. “Ya que me preguntas si el gobierno chino respalda las actividades comerciales de sus ciudadanos en Chile, entonces permíteme hacer otra pregunta: ¿Qué gobierno se opondría a que sus ciudadanos desarrollen negocios en otros países?”, aseguran traduciendo al embajador.

Esto durará casi dos horas. 

 

El campo y los 8 hermanos

Niu Qingbao nació en julio de 1965 en Huixian, ciudad de unos 700 mil habitantes ubicada en la provincia de Henan, en el centro-norte de China. La mayoría de la población allí vive en zonas rurales, en casas construidas con paredes de barro y techos de paja. Y la familia de Niu no es la excepción. Sus padres y sus ocho hermanos son campesinos, cuenta. Y añade: “Soy el único de mi familia que hizo su vida afuera de mi aldea. Ellos no conocen los detalles de lo que hago, pero están orgullosos de mí y de mi trabajo”. 

Dice que creció en la época de las reformas y de la apertura comercial china, “entonces el gobierno, la gente y mi familia, le dieron un gran valor a la educación. Por eso estudié duro, fui a la universidad (hizo un master en Literatura) y luego tuve la oportunidad de trabajar en el gobierno”. 

Empezó a militar en el PC chino en 1987. Dos años después inició su carrera como agregado de la dirección de América del Norte y Oceanía en el Ministerio de Relaciones; luego fue tercer secretario de la embajada china en Australia y primer secretario y consejero de la embajada china en EEUU bajo el gobierno de George W. Bush entre 2000 y 2006. Fue cónsul general en Mumbai, India; y en Auckland, Nueva Zelanda. En 2015 ejerció por primera vez como embajador: en Jamaica. 

Pero entremedio, Niu Qingbao tuvo muchos cargos, no sólo en la Cancillería, sino también en el Partido Comunista: trabajó en asuntos exteriores del partido, fue subdirector del distrito de Nankai, en la ciudad de Tianjin -uno de los principales puertos de ese país- y vicealcalde de Chengdu, provincia de Sichuan. En ese cargo conoció a Luis Schmidt, entonces embajador chileno en China, quien quería abrir un nuevo consulado en esa ciudad de 22 millones de habitantes. “Niu me dice ‘usted ha venido 3 veces a hablar conmigo acá para poner un consulado, ¿cuál es el problema?’”, recuerda Schmidt. “Económico, hay desorden social en Chile”, le respondió el chileno. “Véngase, yo lo voy a ayudar”, cuenta que le dijo el chino. “Me colaboró mucho para abrirlo, me dio unas oficinas estupendas para partir. Y hoy es el mejor consulado que tiene Chile en China”, cuenta el exembajador. Gracias a esa jugada, que ocupó varios titulares en la prensa china, dice Schmidt, al entonces vicealcalde le ofrecieron luego el cargo diplomático en Santiago. 

Niu Qingbao es casado, y vive en San Damián, Las Condes. Es padre de dos hijas de 29 y 23 años. La mayor, que -cuenta- necesita “special care”, vive en Beijing, y la segunda es estudiante universitaria en Europa. “A veces viene a visitarnos”, dice.

¿Está feliz en Chile? El embajador responde: “Sure, quién podría no estarlo”.

Su llegada 

En enero de 2021, tras cuatro meses de vacancia del cargo, Niu Qingbao recibió el beneplácito del gobierno de Sebastián Piñera para venirse a Chile. Su antecesor Xu Bu, fue embajador durante tres años, y se hizo conocido por su estilo confrontacional y directo. Hasta antes de él, los embajadores chinos habían tenido un estilo fraternal y contemplativo. Xu Bu, en cambio, recién llegado se enfrascó en una acalorada discusión vía cartas en El Mercurio con el entonces vocero de gobierno Jaime Bellolio, luego de que éste viajara a Hong Kong y se reuniera con el activista opositor Josua Wong. “El diputado Bellolio se reunió con la persona equivocada”, tituló la misiva, que tuvo repercusiones incluso entre la oposición, como del entonces parlamentario Gabriel Boric, que criticó el tono del representante chino. Xu Bu, trató de “hipócrita” al secretario de Estado Mike Pompeo en su visita a Chile, e intervino fuertemente en las negociaciones por la venta del 24% de SQM a la minera china Tianqi. 

La llegada de Qingbao en febrero de 2021 coincidió con un “complicado momento” en las relaciones entre Beijing y Santiago. Hacía poco, medios chinos habían publicado que había trazos de Covid-19 en las cerezas provenientes de Chile, lo que tuvo como efecto inmediato el desplome de su precio. Ya en ese entonces se habló de que la jugada asiática respondía a una forma de represalia al alineamiento de Chile con EEUU. Luego vino el tema de los pasaportes: en noviembre de ese año el Gobierno canceló la licitación recién adjudicada a a la empresa china Aisino para la fabricación de los pasaportes chilenos, por presión de EEUU. Schmidt, esa vez medió ante el embajador y la empresa para que el conflicto no escalara a nivel internacional.

Hasta entonces el perfil de Niu Qingbao fue relativamente bajo. 

Pero en 2023, advirtió nada menos que al Presidente Boric, de cuidar el tono sobre DDHH en su primera visita a China. Lo hizo en una comida en su casa, donde invitó a los parlamentarios del Comité de Diálogo entre ambos países, Karol Cariola (PC), Jorge Alessandri (UDI), Tomás de Rementería (PS), Rubén Oyarzo (PDG) e Iván Moreira (UDI). Poco antes, en Nueva York, Boric había dicho: “Voy a ir a China en octubre (...) Lo que podemos exigir a todos es el respeto del derecho internacional y los derechos humanos. Esto se aplica a todos los países del mundo, incluida China”. 

Luego, en marzo de 2024, Niu respaldó públicamente al grupo chino Joyvio -que compró Australis Seafoods a Isidoro Quiroga, y están en pleno proceso judicial- tras visitar la planta de procesamiento de salmónidos Fitz Roy, en Calbuco. “Insto a Australis (...) a utilizar las herramientas legales para proteger los legítimos intereses y derechos de Joyvio”, indicó en la ocasión.

Poco después, en la Comisión de Economía del Senado, criticó la forma como operó la Comisión Antidistorsiones al imponer sobretasas arancelarias al acero de China tras el anuncio del plan de suspensión de operaciones de la compañía Siderúrgica Huachipato. “No existe dumping en las exportaciones de acero por parte de las empresas chinas”, dijo. Y fue más allá: “Por qué los tres integrantes de la comisión técnica votaron en contra y los cinco integrantes del gobierno votaron a favor. ¿Es que los representantes técnicos están equivocados en cuestiones técnicas?”, sentenció.

Empiezan las cartas

Pero pareciera que para 2025 Niu Qingbao se puso el propósito -o recibiera la instrucción- de atacar ante cualquier insinuación hacia su país. Lo hizo en marzo en contra de Joe Black, el columnista anónimo de El Mercurio, a quien acusó de usar lenguaje xenofobo y racista. Lo hizo ese mismo mes en contra de Fernando Claro, director ejecutivo de la FPP, a quien acusó de usar un “tono arrogante” y hacer “comentarios prejuiciosos”, luego de que éste en una columna alertara sobre el “capitalismo corrosivo” chino, a través de inversiones en sectores estratégicos. 

Pero la semana pasada fue más allá. 

El 18 de abril, la periodista y cientista política Karin Ebensperger publicó una columna donde comparó a Donald Trump con Xi Jinping. “La gran diferencia es que lo que hace Trump se sabe, se expone y se critica. China disimula con apelativos amables como ‘la ruta de la seda’ pero perjudica hace décadas el comercio mundial y local, con dumping y precios subsidiados, mientras su poder crece como una mancha negra en el planeta”, escribió. 

El martes de la semana pasada llegó la respuesta del embajador, titulada: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. En ella, la trató de ignorante (“limitándose a calumniar y lanzar ataques burdos contra el país, copiando y pegando mentiras e insultos de los medios occidentales”), prejuiciosa, y cómplice. “Evidentemente es partidaria de sacrificar al mundo entero para ‘hacer grande a EEUU otra vez’”, escribió. 

El lenguaje y tono empleado por el embajador fue comentario obligado en la esfera empresarial y política. Ebensperger salió a responder cada una de las afirmaciones. Lo hizo también el abogado Francisco Orrego Bauzá, y el académico de la universidad de Oxford Pablo Ortúzar, quien de pasada, irónicamente lo felicitó por su poder. Esto, porque el reciente incendio de la maquinaria de la central hidroeléctrica Rucalhue en el Biobío, de propiedad del conglomerado China International Water & Electric Corp (CWE), hizo que el embajador viajara a la zona -en representación de los inversionistas- junto al ministro de Seguridad Luis Cordero. Niu Qingbao no sólo condenó allí los hechos, y pidió que se castigue a los culpables. Dias más tarde, este martes, además dijo que espera que la empresa sea compensada por los daños. 

Redes desde Republicanos hasta el PC

“Me gustaría dejar claro que el Partido Comunista de China como partido gobernante mantiene contactos regulares con más de 600 partidos políticos y organizaciones políticas de diferentes tipos en más de 170 países de todo el mundo. Mantenemos relaciones y contactos frecuentes y amistosos con los amigos de izquierda, centro y derecha”, asegura el diplomático, quien estuvo en la inauguración del pórtico chino en el barrio Meiggs junto a Irací Hassler el año pasado. Además se reunió con Karol Cariola y su amigo empresario Emilio Yang, mencionado en los polémicos chats entre la parlamentaria y la exalcaldesa de Santiago. Eso sí, la embajada descartó que “el ciudadano chino Sr. Emilio Yang operaría al alero de esta misión diplomática y del gobierno chino”. De ambas mujeres es cercano. Lo es también del senador UDI Iván Moreira. “En política exterior no podemos actuar bajo presión y hay que defender la inversión china en Chile ante todo. No podemos darle la espalda porque China estuvo, confió, e invirtió en Chile desde hace 30 años cuando EEUU abandonó a Latinoamérica”, sostiene Moreira. Y agrega: “Yo siempre a los comunistas chilenos les digo que tienen que aprender mucho del PC chino porque ellos están demasiado atrasados”. Luis Schmidt es también “muy amigo” de Qingbao. Varias veces han comido juntos en la casa de alguno de los dos. Cuando es el turno del embajador, lo recibe en su residencia en San Damián con varios platos típicos de comida china: huevos milenarios, pepino de mar y comida picante, algo típico de la zona de Chengdu. 

Quienes lo conocen lo definen como “un hombre muy capaz, cercano. Tiene personalidad fuerte para defender los intereses de su país. Está siempre bien informado”. Otra persona agrega: “Ha sido uno de los embajadores más sólidos que ha tenido China en Chile. Tiene conocimiento de lo que pasa, defiende bien su posición, es enérgico, dice las cosas por su nombre”. Dicen que su estilo es “más sofisticado que el de Xu Bu. Xu Bu era más rústico, muy frontal, de mucha pelea. Niu es un tipo más reflexivo, pero hace ver la política interna de China de manera clara”. 

En la embajada hay cuatro personas de su confianza máxima: Celeste y Rosa, quienes son sus consejeras políticas y lo ayudan en la organización de actividades, Isabella, su secretaria, que le ve la agenda. Y Ma Keqiang, el agregado comercial de la embajada. Todos, menos Niu Qingbao, hablan español. 

Guerrero lobo

“Wolf Warriors” se le llama a esta nueva generación de diplomáticos conocidos por su estilo confrontacional, nacionalista y agresivo en la defensa de los intereses de China en el extranjero. El término fue acuñado en 2019. Xu Bu fue un fiel representante de estos guerreros lobo. Y Niu Qingbao también. “China es nuestro principal socio comercial y lo está haciendo notar con cierta prepotencia: no le da derecho al embajador a olvidar sus deberes como diplomático. Este embajador y el anterior son ejemplo claro de esa dureza e irrespeto por el país. Cómo se le ocurre que el Estado compense las máquinas quemadas a ellos, cuando nunca lo ha hecho con los empresarios chilenos”, plantea Ebensperger.

Consultado Niu Qingbao por su polémica con la periodista y el duro lenguaje que usó en su contra, responde: “He venido a Chile para impulsar y promover la cooperación amistosa entre los dos países, no para entablar disputas. No obstante, debo subrayar que como diplomático me enorgullece cumplir con mi deber, con mi misión de defender resueltamente los intereses nacionales y promover activamente las relaciones de amistad con Chile. Respeto plenamente la libertad de expresión del pueblo chileno. Y sostengo con firmeza que este derecho conlleva responsabilidad y respeto”. Y agrega: “El Chile que yo conozco es un país abierto e inclusivo, donde las diferencias del sistema político nunca han sido obstáculo para desarrollar cooperación internacional”.

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