Era una idea que rondaba en la familia Yarur Arrasate desde hace varios años, pero que se empezó a concretar cuando María Yarur, abogada y quinta hija del presidente del BCI, Luis Enrique Yarur, se especializó en filantropía en el Stanford Pacs, Stanford Center on Philantropy.

El clan, que quería una entidad benéfica para aportar al país que acogió a sus ancestros, palestinos por parte de padre y españoles por línea materna, logró hacer realidad esta aspiración con la Fundación Ya, dedicada al emprendimiento y a la educación.

María Yarur (39), abogada de la UC, está totalmente dedicada a la organización filantrópica, y su impulso fue clave para su concreción. 

Cuando ella volvió a Chile a principios de 2020 junto a su marido, el ex diputado UDI Felipe de Mussy -quien estudiaba un máster en políticas públicas en Stanford mientras ella se formaba en filantropía en la misma universidad-, comenzó a trabajar con el Cefis de la UAI la definición del foco que tendría la entidad benéfica.

Magdalena Aninat, quien está a cargo de aquel centro, dice: “La asesoramos para armar la estrategia de la fundación familiar. Muy de la mano del papá, convocaron a toda la familia y están todos muy involucrados”. 

Por el peso de la historia familiar -los Yarur partieron en el comercio y la industria textil, y luego se expandieron al negocio financiero-, resultó casi natural inclinarse hacia el microemprendimiento y la educación, que consideran motores fundamentales para la movilidad social y el desarrollo.

“La familia Yarur Arrasate siempre quiso tener una fundación. Los orígenes de ambas familias, palestina, por el lado de Luis Enrique Yarur, y española, por el de Ane Miren Arrasate, son de inmigrantes que encontraron la oportunidad de emprender en Chile, por lo que estaban agradecidos y querían aportar de la misma manera a su país”, señalan desde su entorno.

“Soñamos con una sociedad más cohesionada, basada en la dignidad de cada persona, en donde por medio de la promoción de la educación integral y el emprendimiento, contribuyamos a la igualdad de oportunidades”, señala María Yarur, al explicar cuál es el propósito de la naciente entidad.

Aunque la familia Yarur Arrasate está ampliamente representada en el directorio de Fundación Ya, el liderazgo de María Yarur Arrasate es notorio por el rol que desempeña allí: es la presidenta ejecutiva.

Quienes la conocen cuentan que desde su época escolar en el Colegio Los Andes fue conocida por su liderazgo: alumna destacada por su rendición académica, involucrada en el centro de alumnas y con una vocación social muy marcada, razón por la que al egresar de Derecho, en lugar de postular a un estudio de abogados, optó por seguir este camino.

De hecho, en 2010, tras casarse con De Mussy -quien es cofundador de CreceChile, entidad enfocada a otorgar escolaridad a adultos en situación de vulnerabilidad social-, vivieron cerca de un año en Angola y Etiopía, trabajando como voluntarios con jóvenes y enfermos en hospitales. Ahí también crearon un proyecto educativo para niños.

Después de aquella experiencia en África viajaron un par de meses por otros países del mundo, hasta que en 2011 se instalaron en el sur de Chile (Puerto Varas), donde nacieron sus cuatro hijos, y donde De Mussy se desempeñó como jefe regional de la Subdere, fue Seremi y luego, diputado por la zona.

Los otros integrantes del clan familiar presentes en el directorio son su padre, Luis Enrique Yarur Rey, presidente del BCI; su madre, Ane Miren Arrasate, e Ignacio Yarur Arrasate, gerente de la división Ecosistema Digital del BCI. A ellos se unen María de la Luz Larraín, quien tiene experiencia en educación; Ana María Masías, asesora de Empresas Juan Yarur; Tomás Recart, director ejecutivo de Enseña Chile; y Claudio Storm, por su experiencia como exdirector del Fosis.

Desde sus áreas de especialidad, el resto de los hermanos Yarur Arrasate aportan a la naciente institución. En Fundación Ya -que une las iniciales de las familias Yarur y Arrasate, y a la vez invita a la acción- enfatizan que es parte del espíritu que en el futuro se incorporen también las nuevas generaciones.

La gestación de la organización benéfica sale a la luz pública poco después de que se informó que el presidente del BCI realizó una donación en vida a sus nueve hijos, cada uno de los cuales recibió en acciones el equivalente a $ 3.183 millones y, en dinero efectivo, otros $ 830 millones.  

La entidad benéfica está plenamente activa, cuenta Claudio Storm. Su directorio tuvo su sesión inaugural en abril y fichó a la ingeniera comercial, máster de la Universidad de Columbia, Rosario Bruna Oportus, como directora ejecutiva. 

Como parte de sus primeras actividades, lanzaron este mes su alianza institucional, “Territorio Común”, una iniciativa que hermana a las fundaciones Avina, Colunga, Mustakis, Olivo y Fibra en la tarea de potenciar iniciativas que nazcan de las comunidades, con proyectos que mejoran los niños, niñas y adolescentes que allí viven.

Con una cinematográfica campaña en redes sociales, Rosario Bruna define este trabajo mancomunado como “un círculo virtuoso de colaboración, impacto y aprendizaje directamente en los territorios locales, aportando a la calidad de vida de aquellos que ahí viven”, según se lee en su perfil de LinkedIn.