Para nadie es un misterio que la pandemia ha causado grandes efectos a nivel económico y social. Los indicadores de desempleo y aumento de la pobreza sobrepasan el 10%. En este contexto, las empresas estamos en una encrucijada: cómo volver a ser protagonistas de una reactivación económica que permita encauzar el crecimiento de Chile y hacer frente a los próximos desafíos.

Parte de la solución es impulsar la aceleración digital. A pesar del balde de agua fría que ha significado esta crisis, también se ha convertido en una oportunidad, impulsando a empresas de todo tamaño a transformarse y cuestionar qué tan preparadas estamos para la economía del mañana, en que la tecnología y lo digital movilizarán gran parte de los mercados, potenciando la transferencia de información, además del desarrollo del comercio, la banca, la industria, la educación y la medicina, entre otros sectores, llevando la interacción a otro nivel. Es así como el uso de las redes podrá contribuir a la creación de riqueza, y la distribución y consumo de bienes y servicios.

En ese sentido, tenemos que hallar el modo de impulsar sinergias para que todos los actores involucrados –mundo público, privado y sociedad civil– trabajemos de manera cohesionada en la diseminación de aprendizajes y formulación de políticas que contribuyan al desarrollo de una economía digital con acciones claras y muy concretas que apunten a fomentar talento y generar mayor conocimiento, pues en el caso de que nuestro sistema no se adhiera a las nuevas tendencias, quedará rezagado de todo el desarrollo que pronto veremos en el resto del mundo.

Nos encontramos frente a un proceso en que es importante reflexionar desde ya acerca de los liderazgos. A pesar de que hoy el foco de las gestiones esté en superar la crisis, tenemos que ser capaces de ir un paso más allá, ser conscientes de que en un ambiente globalizado el sector debe leer las señales y evolucionar en el mundo digital; sobre todo si buscamos competir de igual a igual con organizaciones de otras latitudes.

Parte de esta evolución implica que todas las empresas, sin importar si se trata de una gran corporación o una PYME, se involucren y participen de la transformación digital, que parece ser "el camino" si buscamos traspasar fronteras, ganar en eficiencia y competitividad. La clave está en trabajar juntos para que evolucionemos digitalmente y podamos aportar con decisión al cumplimiento del objetivo de potenciar nuestra economía local.

Este desafío es prioritario, más aún hoy, en este contexto de pandemia.