Cultura
Paul McCartney en Santiago: el triunfo del rock en una era donde la Beatlemanía sigue viva
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Alrededor de las 17:00 del viernes, salió del Mandarin Oriental en Vitacura una van negra rodeada de guardias, entre los gritos de emoción de la gente. Subiéndose por el lado derecho, el frontman de la mítica banda The Beatles saludó al grupo de fans que rodeaba el recinto y se dirigió rumbo al Estadio Monumental para hacer los preparativos del único show en Santiago, en el marco de su gira Got Back.
Los fanáticos que llegaron más temprano a escuchar la prueba de sonido lo vieron entrar en el vehículo con destino al camarín. Otros, en cambio, pudieron oírlo desde afuera, entre los vendedores ambulantes que ofrecían tote bags, chapitas y poleras para recordar este gran hito.
El reloj ya marcaba las 19:00 y el estadio se llenaba a medida que el sol se iba. Aparecieron en el escenario los chilenos Denver y, con sus canciones setenteras, los asistentes comenzaron a calentar motores.
Ya eran casi las 21:00 y las pantallas del escenario mantenían al público expectante con gráficas que mostraban a McCartney en todas sus épocas, a través de una torre que ascendía con el tiempo. Imágenes de John Lennon, George Harrison y Ringo Starr acompañaban al Sir en este resumen de su vida, a medida que se acercaba la cumbre.
Finalmente, el rascacielos llegó a su fin. El póster de la gira estaba en la cima y el público sabía lo que venía. Se apagaron las luces del escenario y ahí estaba: la inconfundible silueta de Paul McCartney. El estadio gritó con euforia y Can't Buy Me Love comenzó a sonar.
“Hola, chiquillos… y hola, chiquillas”, fueron las primeras de muchas palabras chilenizadas que el británico estudió para el concierto. En el suelo, un papel con un torpedo le indicaba las traducciones de algunas de las cosas que quería decirle al público durante la noche. “Este carrete está cuático” y “esto es la raja” fueron algunos de los comentarios del inglés que sacaron risas en el estadio.
“Hoy cantaremos canciones viejas, otras nuevas y otras entremedio”, dijo, adelantando lo que sería un perfecto viaje por el tiempo, con un repertorio que incluyó éxitos de The Beatles, Wings y de su carrera como solista. Blackbird, Live and Let Die, Hey Jude y Band on the Run fueron algunos de los hits que emocionaron al público hasta las lágrimas.
Sin embargo, los momentos más nostálgicos fueron cuando el músico recordó a sus difuntos “compadres” -en sus palabras- de la banda. Here Today fue la canción que le dedicó a su amigo y rival John Lennon, demostrando que la enemistad quedó en el pasado y que la edad lo ha ayudado a ver las cosas con claridad. La letra revela que no siempre se entendían, pero que, a pesar de las peleas, terminarían cantando una canción con una sonrisa.
El otro homenaje fue a Harrison. “La próxima canción se la dedico a mi gran amigo George”, dijo con un español extranjerizado. A continuación, interpretó con un ukelele una versión acústica de Something, que tuvo un giro radical cuando se incorporó el guitarrista en el icónico solo de la balada dedicada a Pattie Boyd.
Con un show de casi 40 canciones llegando a su fin, McCartney se sentó en el piano, comenzando a despedirse. “Lo hemos pasado muy bien, pero ya se acerca la hora de irse”. El público gritó “¡no!” y Sir Paul respondió “sí, poh”.
Con ese aire de cercanía, comenzó a interpretar Golden Slumbers, que se fusionó con las otras dos últimas canciones de Abbey Road: Carry That Weight y The End.
Coronada la noche con este épico cierre, Macca se despidió de su fanaticada chilena entre fuegos artificiales y con un optimista “hasta la próxima”, dejando la esperanza de que algún día pueda "get back" otra vez.
Así llegó a su definitivo final un espectáculo que fue disfrutado por personas mayores que recordaron los himnos de su época, tanto como por niños y adultos jóvenes que crecieron escuchando estas canciones junto a sus papás, hasta hacerlas propias.
Todas las generaciones se unieron con la misma emoción de ver a un Beatle tocando en territorio nacional con aires de nostalgia. Algunos por segunda vez, otros por—probablemente—la única.