Cultura
Margaret Atwood, sobre el triunfo de Trump: “Creo que le tuvieron miedo a ella (Kamala Harris) como mujer de color en el poder”
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A poco andar del triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y en medio de una conversación sobre distopías, un tema que trasunta su obra, la inevitable pregunta a la autora canadiense sobre su impresión de los resultados electorales se hizo presente.
Más que apuntar los obvios dardos a Trump, Margaret Atwood se refirió al efecto Kamala Harris: “Ante la posibilidad de una mujer de color gobernando su país, la gente temió perder su identidad y su estatus. No creo que tantos piensen que Trump es fantástico, creo que le tuvieron miedo a ella como mujer de color en el poder”.
En su último libro Perdidas en el bosque hay pasajes como «La entrevista post mortem», una conversación de la autora con George Orwell a través de una médium en trance. “Todavía fuma en la vida después de la muerte”, acota la autora con humor.
Aparecen más personajes históricos como Hipatia de Alejandría relatando su propia ejecución a través de un monólogo. «Morte de Smudgie» trata sobre la muerte de un gato y «Mi maléfica madre» aborda la relación madre e hija a través de los años.
¿Por qué relatos cortos? Porque tenía material que no era propio de novela, que corresponden una forma narrativa distinta, con historias que se resuelven en 10 a 20 páginas, explica Atwood. “Más corto sería una anécdota”, agrega.
Efecto Orwell
Consultada sobre la influencia de Orwell en su vida y su literatura, cuenta que, al leer La granja de los animales siendo niña, pensó que se trataría realmente de una historia de animales y al comprender que era una alegoría política se sintió horrorizada.
“Eso me arruinó”, afirma. A los 13 ó 14 años leyó 1984, también de Orwell. El contexto mundial de ese momento era la II Guerra Mundial y personajes dictatoriales como Hitler y Mussolini, comenta. Identifica que entonces surgió el germen de lo que más tarde se transformaría en su gran obra, la novela distópica El cuento de la criada. “Partió con Orwell y por crecer en ese entorno”, dijo.
“No creo que ser escritor y ser humano sea algo muy separable. Pienso que funciona más como Doctor Jekyll y Mister Hyde, comparten una misma historia y en el fondo son la misma persona. Los escritores siempre están fallando, de una u otra manera, como todos los seres humanos. No somos distintos”, comenta sobre su oficio.
Respecto de las utopías y si estas han perdido algo de sentido cuando la realidad se torna delirante, la escritora se remonta al origen de las utopías en el siglo XIX. “No creo que las distopías desaparezcan porque el futuro siempre puede ser peor. En el siglo XIX y principios del XX se pensaba que el mundo sería un lugar cada vez mejor, gracias a los descubrimientos, avances tecnológicos, inventos. Los animaba la idea de un futuro cada vez mejor”.
Se refiere principalmente a Europa y Norteamérica, aclara la escritora. Esa ilusión cambió con la I Guerra Mundial y la consciencia de que el futuro podría no ser tan maravilloso.
“Más adelante vino la bomba atómica y los niños de los años 50 crecieron pensando que podrían ser exterminados por una bomba y que no podían evitarlo metiéndose debajo de una mesa. La gente se comenzó a poner ansiosa y surgieron distopías. Hoy los temores están asociados al cambio climático o a posibles retrocesos en los derechos de las mujeres”, apunta Atwood.