Cultura
El debut literario de Diego Perry, CEO de la agencia Wolf
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“Uno tiene la nitidez de qué es malo y qué es bueno, hasta que toca juzgar a alguien cercano”, afirma Diego Perry. Ese dilema moral, cuando los blancos y negros pasan a ser grises, es la idea central que motivó al publicista a escribir su primer libro.
En realidad, esa es la premisa de la historia que quiso contar, pero reconoce que la escritura fue resultado de la combinación pandemia + vino.
Siempre ha dormido pocas horas, cuenta, y durante los meses de confinamiento más estricto, al final del día, luego de cerrar la pega y con sus hijos ya durmiendo, se servía una copa de vino y se instalaba en el computador frente a un documento Word.
“Primero me lancé a escribir algo. Al día siguiente quise seguir y las ganas nunca retrocedieron”, cuenta el CEO de Wolf. Cuando el ejercicio libre de escritura ya sumaba unas 30 páginas se lo tomó más en serio.
La experiencia de sentarse frente al computador y escribir, le encantó: “De todas las formas de creatividad esta versión más primitiva, casi purista, de enfrentarse al contenido en sí mismo, me fascinó”.
La historia que cuenta Hijo de Perry es la suya, pero con elementos de ficción, dice. Un hijo de 45 años pasa a buscar al aeropuerto a su padre que vive en Suiza hace años y viene a Chile a pasar unos días. La relación entre ellos se basa en bromas rápidas, el humor como fusible para mantener una dinámica que se aleja de lo profundo. Un clásico es hacer chistes sobre el hecho de que cada uno sume tres matrimonios.
El hijo es Diego y el padre es el “Loco” Perry, y todos los personajes mencionados aparecen con sus nombres reales. También es verídico que, poco antes de ese encuentro, Diego había visto la película Araña de Andrés Wood y por primera vez en su vida quería indagar en el paso de su padre por la organización de ultraderecha Patria y Libertad.
No fue un niño que escribiera historias ni diarios de vida, tampoco un alumno de talleres literarios, esta es su primera aproximación narrativa, más allá de publicar columnas sobre temas específicos de marketing. “El mundo literario era lejano para mí. Este es un súper debut en ese sentido”, agrega.
El género del libro se puede definir como autoficción, pero eso es algo que puede afirmar ahora, luego del trabajo que realizó junto a las editoras Rosario Garrido y Pilar de Aguirre, de la editorial Papeles públicos. Comenzó sin tener idea cómo catalogarlo.
Sí tenía claro sus referentes: el escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez, del cual es fan, y su uso narrativo del autor-personaje. Y el comediante estadounidense de stand up Dave Chappelle: “me encanta cómo genera emoción desde el humor. Me interesaba que no fuera un libro grave, que tuviera frescura, así que fui buscando el humor como ingrediente”.
Anécdotas de su propia adolescencia como su lucha contra las espinillas, una circuncisión fallida o cuando se transformó en campeón mundial de taekwondo, cumplen ese rol. “En el proceso de dar textura a la historia y lograr una emoción interesante, fui al pasado a buscar imágenes y acomodar recuerdos como parte de un puzzle que reforzara el dilema central: la relación padre hijo”, comenta.
Durante el proceso de escritura fue bastante hermético con sus más cercanos, sobre todo con su padre, sabía que informarle del libro podría significar que él quisiera contarle más cosas de su pasado o bloquearlas, y prefirió sentirse más libre.
“Otro dilema que se plantea es hasta qué nivel podría saber más cosas sin que se quiebre el afecto”, señala Perry en alusión a toda una generación que de alguna manera quedó marcada por los actos u omisiones de sus padres durante la Unidad Popular y la dictadura.
Aunque él se aleja de eso: “Nunca me sentí hijo de un Patria y Libertad, tampoco enganché con mi casa materna socialista. Tengo amigos comunistas y UDI, parrillamos los domingos y nos mandamos memes. No me genera conflicto”.
Perry hijo (45) egresó del Liceo Experimental Manuel de Salas y entró a estudiar arquitectura, carrera de la cual desistió después de tres años y dos universidades. Finalmente se cambió a Publicidad. Después de trabajar en Porta, en 2015 creó la agencia Wolf BCPP, junto a Gonzalo Baeza y Mariano Pérez.
Cuenta que el equipo ha ido creciendo y están inaugurando una nueva oficina en una casona de 500 metros cuadrados en Avenida Ricardo Lyon.
Aunque escribió un libro en cuarentena y pudo instalarse junto a sus dos hijos menores y su mujer en su casa cercana a Maitencillo, estuvo lejos de estar ocioso. El rubro publicitario en general vio su actividad bastante perjudicada a partir del estallido y la pandemia, pero agradece que a Wolf le tocó asumir nuevos clientes y desafíos.
Como agencia han recibido varios premios de marketing y publicidad, entre ellos galardones del Festival Internacional de la Creatividad Cannes Lions. En 2019 Perry recibió el reconocimiento MKTG BEST por su labor como CEO. “Fue un gran reconocimiento para la agencia por situarse rápido en el mapa, pero hay que jugar este juego sin engrupirse. Sirven las canas”.
Al momento de elegir campañas que recuerde con especial cariño, se refiere a una realizada para el Museo de la Memoria. Con ocasión de los 45 años del Golpe crearon el sitio sintonizaconlamemoria.cl donde se transmitía de manera cronológica los hechos ocurridos el 11 de septiembre de 1973 a través de archivos radiales de la Radio Santiago (690 AM).
También destaca el proyecto Vivos recuerdos, patrocinado por el Partido Socialista, y realizado en conjunto con Ojo de Buey, SalaMágica y el músico Darío Segui, donde recurrieron a la tecnología para proyectar cómo se verían hoy algunos detenidos desaparecidos y registraron en un video el momento cuando sus familiares se enfrentaban a las imágenes.
“Me mató ver su reacción. Puedo vender productos del retail, bebidas, cerveza, y me encantan esas campañas, pero estas tienen otra carga”.
Como el planeta entero, la industria publicitaria está cambiando e innovando hacia nuevos lenguajes y tecnologías. Como publicista está arriba de ese carro, pero como autor debutante no dudó en imprimir su primer libro: “No tengo nada contra los ebooks y ojalá haya gente que lo descargue, pero el papel es otra cosa. Me cargaría que no me lo comentaran mucho, o que fueran muy polite, prefiero que me lo critiquen, de todas maneras”.
Piensa seguir escribiendo. “Qué fome plantar un árbol, prefiero tener más hijos o escribir más libros”, dice riendo. Mientras tanto Hijo de Perry acaba de llegar a librerías y uno de los primeros ejemplares va volando camino a Suiza, donde vive su padre.