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Cultura

Mi amigo el Papa: Juan Carlos Cruz, el chileno más cercano al Sumo Pontífice

Mi amigo el Papa: Juan Carlos Cruz, el chileno más cercano al Sumo Pontífice

En medio de una crisis de salud que mantiene al Papa Francisco hospitalizado hace más de 20 días, conversamos con Juan Carlos Cruz, periodista chileno que en los últimos años se ha convertido en íntimo amigo del Pontífice, con quien habla directamente por teléfono y visita cada tres semanas. “Nunca pensé que iba a ser amigo de un Papa. Encontrarme con esta persona que apareció en mi vida después de una tragedia personal, es un regalazo”, dice.

Por: Sofía García-Huidobro - Fotos: gentileza Juan Carlos Cruz | Publicado: Jueves 6 de marzo de 2025 a las 15:27
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En abril se cumplen 7 años desde que Juan Carlos Cruz Chellew conoció en persona al Papa Francisco. Cuatro meses después de la visita a nuestro país, en enero de 2018, el Sumo Pontífice invitó a los denunciantes de abuso por parte del sacerdote Fernando Karadima a la residencia Santa Marta en el Vaticano. Quería reunirse personalmente con cada uno de ellos para escuchar su versión y enterarse del caso que remeció a la opinión pública chilena en 2010.

“Más de dos horas y media duró mi reunión de hoy con el Papa. Estoy conmovido. Me escuchó con gran respeto, cariño y cercanía, como un padre. Profundizamos en muchos temas. Hoy tengo más esperanza en el futuro de nuestra Iglesia. A pesar de que la tarea es enorme”, escribió Cruz luego del encuentro en su cuenta de X, entonces Twitter. 

Lo que no imaginaba el periodista chileno es que ese encuentro se convertiría en el primero de muchos y en el inicio de una profunda amistad que hasta hoy mantiene con la máxima autoridad de la iglesia católica. 

“No encuentro las palabras para decir qué significa para mí. Porque es tan inédito y porque nunca pensé que iba a ser amigo de un Papa. Encontrarme con esta persona que apareció en mi vida después de una tragedia personal, es realmente un regalazo. Agradezco lo que estoy viviendo”, expresa Juan Carlos desde Madrid, donde vive desde noviembre del año pasado. 


Son días sensibles; el estado de salud del Papa, a sus 88 años, es frágil hace varias semanas, pero su amigo se siente esperanzado. Está seguro de que volverá a verlo recuperado. Cuenta que después de casi 25 años viviendo en Estados Unidos, donde se desempeñó como ejecutivo de comunicaciones de multinacionales con amplia experiencia en fusiones y adquisiciones, la empresa para la que trabajaba entró en un proceso de fusión y vio la posibilidad de salir voluntariamente con un buen acuerdo económico.

“Llamé al Papa y le dije: ‘¿Qué opina usted? Porque veo una oportunidad tan buena, con mis ahorros más lo que me van a dar, puedo hacer consultorías y vivir en España, para así estar más cerca suyo’”, narra. El Pontífice le preguntó más detalles del acuerdo económico que le ofrecían y luego le aconsejó: “Hacelo de todas maneras, ¡venite!”, cuenta Juan Carlos imitando el acento argentino de Jorge Bergoglio. 



Desde 2021 Cruz fue designado por el Papa como miembro de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, lo cual requiere que viaje frecuentemente a Roma y aprovecha cada ocasión para compartir con Francisco I. Además, desde que comenzó la invasión rusa a territorio ucraniano, hace tres años, el chileno ha visitado la zona de conflicto más de 20 veces junto a la religiosa española Sor Lucía Caram, con el fin de prestar ayuda humanitaria a los niños víctimas de la guerra.

Estas eran todas razones que propiciaban instalarse en Europa, a las cuales Cruz agrega como ingrediente la nueva llegada de Donald Trump al gobierno de Estados Unidos: “Yo trabajaba en Public Affairs y Government Affairs y vivía en Washington DC.  No me da la cabeza para tener a Trump en la esquina de mi casa cuatro años más”. 

Actualmente trabaja como consultor independiente, lo cual le permite compartir su tiempo con el resto de los quehaceres que no tienen retribución pagada, pero que le llenan el corazón, afirma.  

La frase “más papista que el Papa” describe perfectamente la admiración que siente por Francisco I. “Me da mucha pena que esté sufriendo, pero siento que él se va a mejorar. Él estará achacoso, pero en términos de cabeza es un hombre completamente lúcido. Yo le decía hace un tiempo ‘¿cómo es esto que andan diciendo que va a renunciar? No me puede hacer eso”.


Un Papa amigo

Francisco I no utiliza Whatsapp, parte aclarando el periodista chileno. Para comunicarse directamente con él existe un sistema: se contacta con un número reservado y al rato recibe una llamaba telefónica del Papa o este le manda una nota escrita a mano que luego su secretario escanea y le envía digitalmente. 



Una tradición de estos últimos años de amistad es pasar los respectivos cumpleaños juntos: “Mi cumpleaños es 13 de agosto, plenas vacaciones de verano en el hemisferio norte, entonces celebramos ese día con él en Roma. Y luego el 17 de diciembre, que es su cumpleaños, lo mismo”.  

Cuenta que la penúltima vez que lo vio fue el pasado 24 de diciembre. “Me fui a pasar Navidad allá. Y después volví a verlo una vez más antes de viajar a Chile a visitar a mi familia y que a él lo hospitalizaran. La Navidad fue una maravilla. El Santo Padre hizo la misa en silla de ruedas y la apertura de la Puerta Santa. Después de la bendición Urbi et orbi invitó a almorzar a los sacerdotes que viven en Santa Marta. De afuera estaba yo no más. Era una mesa larga y me dijo ‘Sentate’, frente a él. Imagínate lo que es pasar el almuerzo de Navidad con el Papa, conversar y él muerto de la risa. De una sencillez y una alegría que de verdad que se te olvidaba que el pobrecito de repente le costaba caminar o respirar”. 

Durante sus visitas, cuenta Juan Carlos, muchas veces lograban compartir largos ratos a solas. “El Santo Padre tiene un sentido del humor tan impresionante, es de muy fácil reírse. Goza con las tonteras que tú le cuentes. Se mata de la risa. Yo le hablo cosas de Chile y Argentina con las que sé que se va a divertir, típicas bromas. Todo con mucho respeto, pero con confianza. Hay anécdotas que él me cuenta a mí que yo jamás voy a contar, para mí son tesoros. Obviamente no todo es broma, también hablamos de asuntos serios. Yo le cuento detalles de mis visitas a Ucrania, por ejemplo, o planeamos cosas juntos. Siempre es de una gran generosidad, bondad y sabiduría. Nunca en mi vida he visto a alguien así”, comenta. 


Enfatiza que él no es el único amigo del Papa, ni mucho menos. El Pontífice tiene secretarios de mucha confianza con los que mantiene una relación estrecha y también otros amigos que lo visitan frecuentemente.

“Él es atípico en el sentido de lo que uno se imagina de un Papa. Nunca en mi vida pensé que íbamos a tener esta amistad de hablar por teléfono, de ir cada tres semanas a estar con él, de juntarnos a tomar té y conversar horas. Me siento tan afortunado. Siempre le digo: ‘Mire, Santo Padre, yo de usted lo único que quiero es su cariño y que cuente conmigo para lo que necesite. Porque yo no quiero títulos ni nada de esas cosas por las que otros vienen a hacerle la pata. Soy absolutamente feliz con el regalo de ser su amigo. Y espero que usted sienta que yo le aporto también a su vida’”, relata el chileno. 

Juan Carlos le ha presentado a Francisco I personas con las que quizás no tendría relación.  “No voy a andar contando lo que hago o no hago. Las conversaciones que tengo con el Papa son completamente privadas y eso hace que nuestra amistad sea tan sólida, él sabe que puede confiar en mí”, apunta. Sí puede referirse a encuentros que ha gestionado y que son de público conocimiento.

Cruz también es director de la organización LGBTI estadounidense Glaad, entonces tiene la posibilidad de conocer y presentarle luego al Papa a representantes de esta comunidad como Nava Mau, actriz transgénero que tuvo un célebre papel en la serie de Netflix, Baby Reindeer (2024).  O los activistas Clare Byarugaba, de Uganda y Ebenezer Peegah, de Ghana, países africanos donde se criminaliza la homosexualidad y que en agosto del año pasado tuvieron audiencia con la máxima autoridad católica. 


El pirata

Son muchas las anécdotas que tiene el chileno junto al Santo Padre y aunque no puede compartirlas todas, destaca siempre su sencillez. Hace un par de años, comenta, le regaló un suéter blanco del mismo color de su sotana para que use debajo de ésta. “Menos mal, porque el mío ya estaba lleno de hoyos”, le dijo agradecido el Pontífice. 


El trabajo social con los más desvalidos que marcó su sello como Cardenal Bergoglio, es algo que trasladó al Vaticano, recalca Cruz. “No en vano se llama Francisco, porque el amor que tiene por los pobres, por los que sufren, es real. No es la frase bonita ‘Tenéis que amar a los pobres’. Él lo vive y lo vive desde el Vaticano también. Cuando estaba bien de salud le encantaba ir a visitar a los reclusos a la cárcel”, apunta. 

Entre los regalos que le ha dado al Sumo Pontífice también menciona una figura del Buen Pastor. Lo marcó con su nombre por abajo. “Mire, le puse una dedicatoria para que no lo vaya a regalar. Me voy a fijar la próxima vez que venga”, recuerda que le advirtió al Papa. Y ahí permanece, sobre su mesita, junto a una escultura de unas manos que le regalaron los presos. Francisco I también guarda una Virgen de Catamarca con el manto argentino que le regaló Juan Carlos. “Es totalmente Made in China, pero a él le encanta. Si yo fuera Papa probablemente tendría una Virgen románica que haya pertenecido a Carlos V, o algo así, porque me encantan las antigüedades, pero él es muy sencillo”, comenta riendo. 

Para comer también es de gustos simples. Es dulcero, o era, porque ahora no lo dejan comer tanto dulce por un tema de salud, comenta Cruz. “Hay gente que le lleva helados de una heladería argentina que hay en Roma o empanadas”, dice sobre los sabores de su tierra natal. 


El Papa lo apoda El pirata, confidencia Cruz. “Él tiene una pieza donde guarda rosarios bendecidos, entre otras cosas. Entonces él me regala para que yo le lleve a mis amigos. La otra vez le dije ‘Santo Padre, voy a ir a ver a la Reina Silvia de Suecia, deme algo para regalarle, porque qué le voy a comprar yo a una reina’. Me regaló unas medallas y quedé como Rey, literalmente (ríe).  Entonces él me llama El pirata porque voy a esa pieza y me llevo un botín. ‘Cuidado que llegó El pirata’, les dice a todos”, imita su amigo riendo. 

Cada vez que sale del hospital, cuenta el chileno, el Papa detiene el auto y les dice a los periodistas que esperan afuera: “¿Ven? No me morí”. Hospitalizado hace 24 días por una neumonía que le ha traído severas complicaciones respiratorias, este año el Pontífice no pudo encabezar la ceremonia que da inicio a la Cuaresma. 

La frase “más papista que el Papa” describe perfectamente la admiración que siente Juan Carlos Cruz por Francisco I. “Me da mucha pena que esté sufriendo, pero siento que él se va a mejorar. Él estará achacoso, pero en términos de cabeza es un hombre completamente lúcido. Yo le decía hace un tiempo ‘¿cómo es esto que andan diciendo que va a renunciar? No me puede hacer eso’. Pero en realidad si eso llegara a pasar, aunque no creo, yo iría a acompañarlo donde fuera que esté”. 

-¿Te reconciliaste con la Iglesia a través de tu relación con el Papa?

-"Completamente. Yo siempre tuve claro que lo que me pasó a mí fue culpa tanto de abusadores como de encubridores. Pero mi relación con Dios no pasa por esa gente. Mi relación con la Virgen, que es la que me ha sostenido, tampoco. No quería desperdiciar mi vida estando enojado. Si me gana el odio, ganan ellos. Sé que Dios se ha preocupado de que yo tenga amigos y familia que me han sacado adelante. Y tengo clarísimo que esta tan improbable amistad con el Papa ha sido cosa de Dios. Soy un tremendo agradecido. Tengo los mismos problemas que todos, las mismas preocupaciones. Tomo la píldora para la depre, pero también tengo conciencia de que soy el ser más afortunado del mundo por lo que me ha tocado vivir”. 


No olvidar Ucrania
“A mí me da mucha angustia ver con mis propios ojos el sufrimiento en Ucrania. No me lo cuenta nadie”, dice emocionado Juan Carlos Cruz. Es muy cercano a la religiosa nacida en Argentina, pero radicada en Barcelona, Sor Lucía Caram, a cargo de la Fundación Santa Clara. “Ella es un referente de mujer, de humanidad. Me encanta acompañarla a Ucrania y ayudarle en lo que pueda”, dice el chileno. Han estado a cargo del traslado de miles de niños para sacarlos de las zonas de peligros y depositarlos en hogares españoles que los puedan recibir durante un tiempo. “Yo voy y vengo, pero los ucranianos se quedan ahí entre bombardeos. Se pasan la vida en eso”, añade.

Al momento de la entrevista Cruz venía llegando de un nuevo viaje donde estuvo cerca de la frontera con Bielorrusia. “Estuve ahí en unas trincheras con soldados, hombres y mujeres jóvenes que están defendiendo ahí a su país. Yo sólo pido que no normalicemos lo que está pasando, que por lejanía o costumbre no perdamos interés. Yo ruego que nunca se me pasen las ganas de ayudar cuando implica la dignidad humana y el respeto por la justicia. Me pone los pies sobre la tierra”.




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