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Consejera Nancy Márquez: “Tenemos que construir una Constitución habilitante”
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Nancy Márquez González (43 años) nació en Ancud, hija de una profesora y un colectivero, ambos con militancia de izquierda, ella PS y él PC.
De niña vivió en Carelmapu, época de la que recuerda la relación que había con los relegados políticos. “Peñas, cantando canciones de Schwenke & Nilo, y todo el imaginario de izquierda sureño, me crié con eso, de apoyar a los relegados que llegaban. Había un acompañamiento”, retrata, destacando también su lado cristiano, inspirada en monseñor Juan Luis Ysern de Arce.
Tras estudiar Antropología en la UC de Temuco, entró a la organización Servicio País en Lebu, luego trabajó en el Consejo de la Cultura en Puerto Montt, y más tarde en Ancud, donde emergieron dos libros en coautoría con colegas antropólogos. Uno de ellos, Mi amigo Chilihueque y otras historias indígenas de Chiloé, que surge para visualizar la necesidad de contar con material escolar para los colegios con alto porcentaje de población indígena.
“Nos dimos cuenta de que en Chiloé no había material pertinente culturalmente, e hicimos una recopilación etnográfica sobre relatos indígenas”, relata sobre un texto de 30 cuentos. “15 de mi autoría”, detalla. Antes ya había co-escrito otro, Las casas de humo, relativo a la comuna de Queilen.
Su propio acercamiento a la política militante se dio cuando le ofrecieron ser candidata a Consejera Regional (Core), en 2021, yendo como independiente por el PC. “Y en este camino conocí a personas de Convergencia Social (CS), porque en paralelo se hizo la campaña por Gabriel, nuestro Presidente”, cuenta, entrando a militar en esa tienda al ver que había sintonía con un tema que a ella le daba vueltas a nivel personal: las labores de cuidado y el trabajo doméstico.
Márquez hizo noticia esta semana cuando entre el lunes por la noche y el martes fue reportada como desaparecida por un asesor. La consejera detalla lo sucedido. Dice que acostumbra a viajar los fines de semana a Ancud a ver a su familia, y regresa en bus los domingos en la noche, por lo que los lunes, en Santiago, deja su maleta en custodia en el Terminal Sur del centro, para dirigirse a trabajar.
Y ocurrió que este lunes, al ir a buscar dicho equipaje, ya en la noche, parada en una esquina del Terminal Sur, sacó su celular para chequear el auto Cabify que ya había pedido para ir a su lugar de alojamiento, que sólo recordaba que quedaba en San Pablo. Ahí fue, relata, cuando alguien pasó corriendo y le arrebató el teléfono. Comenzó entonces su periplo para irse al centro de la capital. Y al buscar dónde quedarse, relata que se encontró con la dificultad de que “todo se hacía por Booking”, y que por ello no la atendían.
“Todo muy hostil”, insiste. Hasta que llegó por fin a un apart hotel en Merced, en que el conserje, “un caballero que fue luz, de apellido Estay, que le agradezco infinitamente que me haya escuchado”, la acogió. Y fue sólo al día siguiente, al ver la televisión, cuando se dio cuenta del revuelo causado.
Entonces llamó a su madre, el único teléfono que se sabía de memoria, para explicar lo sucedido y dar aviso de su paradero. “A los 10 minutos llegó la PDI, muy amorosos”, relata Márquez, haciendo un contraste entre lo que vivió esa noche en Santiago, con el vivir más comunitario al que está acostumbrada en Chiloé. “De donde yo vengo, las personas nos ayudamos. Por algo existe la minga”, ejemplifica Márquez sobre el episodio.
-¿Qué visión tiene del anteproyecto?
-Es una buena línea de base desde donde construir. Hay cosas que no están y que para el sector que yo represento son temas fundamentales. Por ejemplo, el reconocimiento constitucional del trabajo doméstico y labores de cuidado. Se ha tratado de decir que son temas muy de nuestro nicho, pero me parece que son súper transversales y han estado relegados a un espacio invisible, y es imposible negar que es un tema país. Consagrarlo en la Constitución es darle la importancia que se merece.
-En derechos sociales, en salud y previsión, el gran debate está dado por las cotizaciones obligatorias y el espacio de los privados en ella, y la libertad de elección. ¿Está dispuesta a avanzar en eso, teniendo en consideración las mayorías que logró la derecha?
-Hay que tener claridad de que somos minoría. Ahora, eso tampoco nos puede llevar a la inacción política. Tenemos que ver la posibilidad de llegar a acuerdos, poner nuestros temas en la opinión pública y en el Consejo en sí mismo. Está siendo muy complejo, eso es innegable, pero no por eso no vamos al menos a intentarlo. Tengo esperanza de que podamos entregarle al país una nueva vinculación entre el Estado y la sociedad que permita cierto equilibrio. La provisión mixta es uno de los caminos (…) Esto es día a día. Como antropóloga, sé que ningún grupo termina como empieza.
-Entendiendo que van a tener que escoger batallas, ¿cuál es la suya?
-Ver a los niños y niñas adolescentes como sujetos de derecho. Y en medio ambiente, hay temas que podemos ir profundizando, como vivir en un lugar sano y sostenible, y no sólo libre de contaminación. Y el agua es un tema, podemos avanzar hacia un camino que pueda relevar el ciclo hídrico completo.
-Otro tema que ya está sobre la mesa es la propiedad y heredabilidad de los fondos previsionales, ¿Cómo lo ve usted?
-Es un debate bien controversial, hay dos mundos que se contraponen, y es súper legítimo. Creo que el peor error que podríamos cometer es cerrar temas acá en la Constitución que eventualmente podríamos dejárselos al Poder Legislativo. Las AFP no deben ser un tema constitucional, debemos dejarlo al tema legislativo. Entiendo que somos minoría, hay que asumir eso, pero que al menos nos den la posibilidad de dejar temas abiertos para poder definirlos en otras instancias que no sean la Constitución.
-¿La línea de una Constitución minimalista?
-Yo diría una Constitución habilitante.
-¿Usted cree en la provisión mixta?
-Prefiero no responder esa pregunta. Hay debates que los dejamos mejor después, para el tema legislativo.
-¿Avizora un riesgo de que el texto resultante sea aún peor que la Constitución vigente para el ideario de izquierda que usted representa?
-Si bien hay cosas que en primer momento nos parecían muy complejas de poder asimilar, como los 12 bordes o la Comisión Experta, hoy día nos han demostrado que era un camino viable. Entonces, tengo confianza en que las 50 personas que conforman este Consejo podamos llegar a acuerdo, siendo incluso minoría. Y que siendo minoría podamos pedir que haya temas que sean zanjados en otros espacios y no tengan que quedar cerrados en la Constitución.
-¿Para usted hay una línea roja que la llevara a no aprobar el texto?
-Por ejemplo el tema de la AFP, que quedaran esas estipulaciones muy cerradas en términos constitucionales.
-¿Cómo ha visto la relación con Republicanos?
-Todos los que estamos hoy día en este espacio estamos en proceso de acomodo, veo espíritu constructivo, apertura al diálogo. Hay diferencias, es innegable, pero hay un espíritu de que lleguemos a acuerdo (…) Tenemos que ser capaces de construir una Constitución habilitante, que permita que cualquier gobierno electo en democracia pueda llevar a cabo su programa de gobierno. Y que la Constitución no sea una camisa ajustada con muchos candados.
-¿Qué rol e influjo debiera jugar el Presidente Gabriel Boric en este proceso?
-El gobierno que esté, debería entender que son dos espacios distintos.
-¿Qué autocrítica se hace del resultado de su sector?
-Nuestro sector ha tenido un aprendizaje profundo. Nuestro desafío tiene que ver con cómo estructuramos una narrativa que permita convocar a más personas.
-Si este proceso fracasa, ¿ve una tercera oportunidad?
-Si este proceso no llega a buen puerto -espero que no pase, y no están los ánimos para que eso suceda-, podría pensar que por un tiempo, como se dice en Chiloé, no están los condimentos para una nueva cazuela.