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Oprah: la reina del prime que hizo temblar a la monarquía
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Pasaron 48 horas. Pero finalmente la reina Isabel II tuvo que responder. Para entonces, Reino Unido era (sigue en realidad) consumido por el debate en torno a la entrevista que Harry y Meghan, duques de Sussex, dieron a Oprah Winfrey. Lo peor fueron las acusaciones de racismo, precisamente cuando el país ha puesto en revisión su pasado colonizador. Pero la pareja no fue inmune a las críticas, especialmente porque su ataque a su familia coincidió con la hospitalización del Príncipe Philip, duque de Edimburgo y marido de la Reina Isabel II, de 99 años.
Mientras los tabloides sacan cuentas en busca de un ganador entre los Sussex y sus parientes en Buckingham, a una semana de la mencionada entrevista parece haber una clara ganadora: Oprah Winfrey.
A través de su empresa, Harpo Productions, Winfrey cobró de CBS entre US$7 millones y US$9 millones por los derechos de transmisión de una entrevista por la que comenzó a trabajar desde que conoció a Meghan Markle. Winfrey solo la vio una vez, antes de aparecer invitada a la boda real en 2018.
Su presencia llamó la atención, pero debió ser leída como la primera declaración de Markle respecto al poder bajo el cual se cobijaría. Después de todo, Winfrey es para los estadounidenses lo más parecido a la realeza. Reina de la televisión, la presentadora logró atraer a 12,4 millones de británicos con su "explosiva entrevista", algo así como un quinto de la población del país, y 17,1 millones de televidentes en Estados Unidos. Las cifras son lejanas todavía a los 62 millones de personas que vieron su entrevista con Michael Jackson en 1993. Pero todo un récord en la era del streaming. Como referencia, CBS casi triplicó su audiencia respecto al domingo anterior a la entrevista.
Oprah demostró que su poder en la televisión está intacto, a pesar de que en los últimos años ha preferido otras plataformas, incluyendo los estadios. No tiene problema en agotar las entradas para sus charlas de motivación, a una entrada promedio por US$234.
El libro que lo cambió todo
Winfrey no solo tiene poder entre la audiencia, también tiene poder político, pues se le atribuye un rol clave en la elección primero senatorial y luego presidencial de Barack Obama, por quien hizo campaña y apoyó financieramente.
La presentadora además tiene su propio imperio mediático y una fortuna personal que Forbes calcula cercana a los US$3.000 millones. Es una de las pocas mujeres multimillonarias por mérito propio en EEUU, y la única afroamericana.
Pero, cómo Oprah Gail Winfrey, nacida en la pobreza rural de Mississippi en 1954, creó su imperio. Ella lo atribuye a un libro: "El asiento del alma" de Gary Zukav.
Previo a la publicación del texto, en 1989, Winfrey ya había destacado por su profesionalismo. Comenzó como reportera de un canal local en Nashville. Pero las noticias no eran lo suyo, como ella mismo lo reconoció tiempo después. Winfrey finalmente fue enviada a un programa matutino en otro canal local, esta vez en Chicago.
Ahí, Oprah descubrió que lo suyo eran las entrevistas y simplemente hablar con la gente. En apenas un mes, Winfrey hizo de AM Chicago uno de los matinales más vistos. En 1986, Winfrey firmó un contrato por un programa de entrevistas que sería luego The Oprah Winfrey Show. El programa le valió premios y, sobre todo, convertirse en una especie de guía espiritual para los estadounidenses.
En una charla a los graduados de Skidmore College en 2017, Winfrey aseguró que su carrera y su vida cambió tras leer el libro de Zukav, en el que se plantea la intención como principio guía. "Empecé a tomar mis decisiones en función de mi intención... Les dije a mis productores: No me traigan una idea (de entrevistado) a menos que tengan una intención clara de por qué lo estamos haciendo", relata.
Winfrey atribuye a esto su cambio como persona, parte de su despertar espiritual. "No hago absolutamente nada, sin antes estar segura de por qué lo hago... de mi intención", aseguró en una charla a graduados de Stanford.
Algunos atribuyen a esto su éxito como comunicadora, que se basa en su "autenticidad". Pero Oprah ya tenía ese talento antes de leer a Zukav, quien luego sería un entrevistado habitual en sus programas. Su empatía y sus orígenes humildes, así como ser mujer y afroamericana, la hacían destacar en una industria dominada por hombres blancos. "La clave de mi éxito es que todos pueden identificarse conmigo, con mi historia", explicó Winfrey a los graduados de Stanford.
De hecho, Oprah construyó su poder mediático en base a su historia. Fue en su programa que habló del abuso sexual que sufrió de niña, de su embarazo adolescente, de su uso de drogas, y su eterna batalla contra su sobrepeso. Este sería su sello: el confesionario televisado. Tal como lo hizo con Harry y Meghan y antes hizo con Michael Jackson, Lace Armstrong o Bill Clinton.
El libro de Zukav, y su principio de intención, fueron claves en la transformación de Winfrey de "estrella de la televisión basura" a guía espiritual. Era una época en la que la televisión estadounidense estaba dominada por el sensacionalismo. Entre más polémicos los temas y los entrevistados, mejor. Ese era el mantra. En lugar de estrellas de Hollywood el sillón de Oprah estaba poblado de personalidades extremas: adúlteros, racistas, personas con desórdenes alimenticios. Nada se quedaba fuera de la pantalla.
En 1990, tras la publicación del libro de Zukav, Winfrey rearmó su imagen como promotora de la espiritualidad y los cambios positivos. Agregó a su programa de entrevistas campañas de recolección de fondos, temas espirituales y de meditación eran parte central de la oferta y en 1996 sumó su ahora famoso Club de Lectura. El impacto de sus recomendaciones es tal que se lo conoce como el "Efecto Oprah", y hacia finales de la década la industria editorial le atribuía unos US$160 millones en ventas a sus recomendaciones.
Pero la académica de la Universidad de Colorado, Janice Peck, afirma que más que espiritual, Oprah tomó una acertada decisión de negocios. Al separarse de la "televisión basura" atrajo una audiencia más respetable, más amplia, y también más atractiva para las marcas y el mundo corporativo.
De repente todos querían trabajar con ella, apunta Peck en su libro "La era Oprah: Un Ícono Cultural para la Era Neoliberal". El éxito de su Club de Lectura dejó en claro que Oprah no solo entendía a su audiencia, también podía venderles cosas.
Interés espiritual o empresarial, además de leer y guiarse por las enseñanzas de Zukav, otra decisión acertada de Winfrey fue convertirse en su propia jefa. En 1986, cuando su programa ya comenzaba su ascenso, Winfrey fundó Harpo Productions. A través de esta empresa produjo películas y series de televisión, algunas protagonizadas por ella, también con éxito.
La expansión
Otra de las claves del éxito de Winfrey es entender la necesidad de estar en varias plataformas al mismo tiempo. En el auge de la era puntocom, creó su propio sitio web, como parte de su campaña por acercar a su audiencia a los líderes espirituales que abundaban en su programa. Sobre todo, apunta Peck, fue una de las primeras en capturar el concepto de multiplataforma y con su sitio web "atrapó" uno de los segmentos del mercado más atractivos para los anunciantes: las mujeres adultas con poder adquisitivo.
Con su talk show como ancla, Winfrey creció rápidamente. Escribió cinco libros, y en 2000 publicó el primer número de O, la revista, junto a Hearst Communications. El último número impreso se publicó en diciembre pasado, y desde entonces se transformó en un producto digital y una aplicación.
The New York Times da cuenta de cómo hacia finales de la década del 2000, las campañas políticas (Obama) y espirituales estaban alienando a su audiencia, lo que se reflejaba en una caída del rating de su programa estrella y en la lectoría de la revista.
Antes de que la situación se agravara, Winfrey puso fin a su talk show en 2011. Ese mismo lanzó, en sociedad con Discovery, el canal de cable Oprah Winfrey Network (OWN). La programación siguió la misma línea de promoción espiritual y tenía como foco la audiencia afroamericana estadounidense, que hasta entonces no contaba con una voz similar.
Fuera de los medios, Oprah hizo una millonaria inversión en Weight Watchers (WW), el programa de pérdida de peso. Tras ser una usuaria del sistema, adquirió 10% de la empresa en 2015. Su inversión inicial por US$43 millones se ha multiplicado casi diez veces. Hoy Oprah es el rostro principal de WW y la empresa fue su socia en el lanzamiento de su tour "Oprah's 2020 Vision: Your Life in Focus", lanzado en enero del año pasado y que llenó estadios en nueve ciudades.
Oprah 2.0
A sus 67 años, Oprah está lista para llevar su imperio a una nueva etapa, de la mano de Apple. A finales de 2020 vendió otro 18% de OWN a Discovery, que ahora tiene 95% del canal. Winfrey recibió US$35 millones y acciones de Discovery, además de libertad para avanzar con su nueva sociedad con Apple TV+.
Su contrato por US$1.000 millones contempla la creación de contenido para la canal de streaming de Apple. Hasta ahora ya ha lanzado Oprah Conversations. Mientras su podcast Super Soul encabeza los rankings de Apple Store. Este es el espacio donde entrevista a líderes espirituales y personajes inspiradores.
Le seguirá un documental, interrumpido por la pandemia, que se concentrará en la crisis de salud mental. Lo hará de la mano de uno de sus nuevos amigos: Harry, duque de Sussex.