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Así se trabaja en las calles de Meiggs: cinco locatarios comparten sus testimonios

Así se trabaja en las calles de Meiggs: cinco locatarios comparten sus testimonios

A pesar de los violentos sucesos del fin de semana pasado, el barrio no se detiene. El lugar donde se efectuaron los disparos está repleto de toldos azules, los comerciantes abarrotan las calles. DF MAS conversó con cinco de ellos sobre el ambiente donde trabajan cada día.

Por: Luis Felipe Molina | Publicado: Sábado 7 de mayo de 2022 a las 21:00
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El pasado 1 de mayo se registraron violentos enfrentamientos durante la marcha convocada por la organización sindical Central Clasista de Trabajadores y Trabajadoras. 

Locatarios del barrio Meiggs, acusando intentos de saqueo y destrozos, abrieron fuego contra manifestantes y uno de ellos hirió de gravedad a una periodista que cubría la marcha para el canal de TV Señal 3 de La Victoria.

El sector se volvió en un foco problemático para el Ministerio del Interior, liderado por Izkia Siches. De hecho, el mismo presidente Gabriel Boric, visitó a Francisca Sandoval en la ex Posta Central, quien, al cierre de esta nota, aún se encuentra en estado de extrema gravedad y riesgo vital.

Como resultado de los ataques, tres personas fueron detenidas. Marcelo Naranjo Naranjo -conocido como “el pestaña”-, presunto responsable de herir de gravedad a la periodista, quedó en prisión preventiva y es investigado por el delito de homicidio frustrado. Por su parte, Yonaiker Fuenmayor y Luis Florez Salazar recibieron la medida cautelar de arresto domiciliario. 
 

La cotidaneidad

Juan Jara: “Yo vine el domingo. Eran muchos los manifestantes, cerca de 300 personas. Quemaron muchos toldos”.

El jueves a mediodía la música se escucha fuerte en Meiggs y decenas de olores provenientes de los distintos puestos de comida se mezclan creando un ambiente único, propio de uno de los paseos más concurridos del gran Santiago. 

En Meiggs trabajan hombres, mujeres, jóvenes, gente de la tercera edad y extranjeros de diversas nacionalidades, especialmente haitianos y venezolanos. A pesar de sus diferencias, todos comparten algo: ninguno es indiferente a lo que está pasando hoy en el barrio, el cual está ubicado en dos comunas, Santiago y Estación Central.  

Acusan abandono de la clase política, falta de dotación policial y de fiscalización, violencia y delincuencia. Los comerciantes quieren que Meiggs vuelva a ser ese barrio comercial imprescindible en épocas de festividades, donde las familias podían transitar pacíficamente. 

“El problema es político. Aunque haya mayor fiscalización esto no se va a erradicar. Es más profundo que eso”, comenta Juan Jara, uno de los comerciantes que dio su testimonio.
 

Toda una vida 

Juan Rivera:“Yo correteo a los lanzas. Los otros locatarios no intervienen”.

Juan Rivera tiene 84 años y comenta que lleva 60 años trabajando en el barrio. A pesar de su edad, sigue atendiendo su puesto porque tiene necesidades. Su esposa se dializa todas las semanas y él solo recibe la pensión de gracia. 

“Los últimos diez años han sido difíciles. Los ambulantes sin patente son un problema y ninguna municipalidad ha hecho algo, ni de izquierda, ni de derecha. Ahora la gente tiene miedo de venir para acá, hay pocos carabineros”, comenta el comerciante. 

Rivera vende principalmente productos de costura. Arriba, en un aparador, junto a sus productos mantiene un palo con un mango de plástico. Juan lo apunta mientras comenta: “Cada vez que vengo, me meto en líos, yo correteo a los lanzas. Los otros locatarios no intervienen”.

Y no solo hay robos, el comerciante explica que además hay mafias encargadas de proveer de puestos sin patente a vendedores extranjeros: “Aquí, en la calle San Alfonso, llega un camión en la mañana con los atriles, arma los puestos y se instalan los haitianos”. 
 

“Ya no hay tranquilidad”

María Rubio: “Ha cambiado mucho el barrio. Ya no hay respeto”

María Rubio, a sus 77 años, sigue trabajando en Meiggs. Comenzó en su juventud moviendo cajas de frutas con un carretón de mano en la Alameda. Con el pasar de los años pudo obtener su patente e instalarse de manera legal en el barrio.  

Comenta que antes vendía mucho más. “Ahora cuesta. Tenemos que conformarnos con lo que vendemos en el día”. 

“Ha cambiado mucho el barrio. Ya no hay respeto. Los carabineros no pueden hacer nada, son muchos los malos y somos pocos los tranquilos. Aquí ya no hay tranquilidad”, explica María Rubio.

Cuando ocurrieron los incidentes del 1 de mayo ella se encontraba en su puesto. “Lo que pasó con la periodista no es asunto de nosotros. Éramos muchos trabajando cuando llegaron los manifestantes. Comenzaron a quemar mercadería. Los mismos trabajadores fueron a enfrentarlos, pero se colaron los que no tienen permiso. No sé quiénes eran los armados”, relata la comerciante.

Aunque le gustaría que la situación de Meiggs mejorara, es pesimista: “Nunca va a volver a ser como antes, la vida está muy cara. Hay muchos delincuentes”. 
 

El factor droga

Francisco Escalona: “Hasta yo tenía un palo, no hay otra manera de defenderse. Estamos desprovistos de todo, aquí no existe presencia policial”.
Francisco Escalona tiene 32 años. El año 2018 abandonó Venezuela junto a su mujer, entonces embarazada. Desde que llegó a Chile ha trabajado en el barrio Meiggs, primero, moviendo y descargando productos para un locatario chileno, y ahora, vendiendo ropa de temporada en uno de los puestos establecidos. 

Escalona es licenciado en ciencias penales y criminalística. En Venezuela era detective y trabajaba en el área de homicidios. Por esta razón, ha analizado detenidamente lo que ocurre en las calles de Meiggs. 

“Desde que llegué el barrio ha cambiado radicalmente en todos los aspectos. Antes no era así, no había tanta delincuencia, no había tanta inseguridad. Aquí el consumo de drogas es excesivo. Conozco la conducta de las personas, sé que el delincuente actúa en base a muchas cosas, una de las principales es la droga”, relata Escalona.

Sobre lo ocurrido durante el Día del Trabajador, Francisco comenta: “Los disparos no están justificados. Pero hasta yo tenía un palo, no hay otra manera de defenderse. Estamos desprovistos de todo, aquí no existe presencia policial, hay robos todos los días. Meiggs es un barrio olvidado. Se trata de un sector cultural de Santiago, un punto de referencia, pero la inseguridad está acabando con eso”.
 

Los ambulantes y las patentes 

Juan Jara tiene 58 años y lleva 23 años trabajando en Meiggs. Aunque comenzó vendiendo CD’s, hoy se dedica al comercio de globos. Con el Día de la Madre acercándose, su puesto se encuentra particularmente concurrido. Este trabajo le permitió brindarles educación a sus dos hijos. Comenta orgulloso que uno es profesor y el otro programador en computación.

“Estamos rodeados de ambulantes que no pagan patentes. Antiguamente se vendía mucho más, pero ahora hay muchos ambulantes que no pagan impuestos. Creo que el problema proviene de la municipalidad. En Navidad, la alcaldesa Irací Hassler entregó mil permisos provisorios y los comerciantes beneficiados hoy siguen instalados”, comenta Juan Jara. 

Con respecto a los incidentes del 1 de mayo, agrega: “Yo vine el domingo. Eran muchos los manifestantes, cerca de 300 personas. Quemaron muchos toldos. Yo soy de izquierda, pero me gusta el respeto, me ha costado tener lo mío. En dictadura vi morir a mis amigos, por eso no apruebo la violencia. Tiene que haber cambios”.
 

La dotación policial

“Yo arranqué durante 20 años de carabineros”, comenta Juana Gutiérrez (64), quién fue una de las primeras locatarias que obtuvo una patente municipal en el tiempo en que Joaquín Lavín era alcalde de Santiago.

Su puesto le permitió criar a cinco hijos. Ellos le ayudaban a vender confites, bebidas y desayunos, pero la llegada de las redes cambió completamente la dinámica. “Ahora venden productos por Facebook. Hicieron su capital y se independizaron”, relata la comerciante. 

“Lavín dio permisos. Dio pocos, pero esto fue creciendo y todo fue cambiando. Antes nosotros obedecíamos a carabineros, pero ahora se perdió el respeto. Antes había más contingente de carabineros”, explica Juana Gutiérrez.

Para la comerciante, esta situación se mantendrá igual mientras la gente no denuncie los hechos de violencia que se viven diariamente en Meiggs. “Si la delincuencia no se detiene es porque la misma gente no denuncia. Los delincuentes son detenidos, pero al no haber denuncia vuelven al mismo sector a delinquir”. 

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