¿Acuerdo a la vista?
Pese a los esfuerzos de la centroderecha y la centroizquierda, todavía no cuaja un acuerdo para fijar el itinerario constituyente. El frenesí inicial ha dado paso a una larga lista de idas y vueltas entre las fuerzas políticas, con subidas y bajadas de la mesa de negociación y muchas declaraciones contradictorias.

Calma y tiza, sobre todo para el gobierno y para aquella parte de la derecha que quisiera parapetarse en el inmovilismo. Con todo, las señales de parte de los presidentes de la Cámara y el Senado, y de los presidentes de la UDI, RN y el PPD dan esperanzas de que tendremos un itinerario constitucional que intente no repetir los errores del proceso anterior.

Parece ser necesario que pase un poco la polvareda y que los jugadores se acomoden en el nuevo tablero. El nuevo itinerario deberá mostrar que se han aprendido algunas de las lecciones que dejó la fallida apuesta de la Convención. No solo se trata de diseñar mecanismos que incentiven la cooperación entre los distintos sectores, sino de lograr un tono medianamente razonable para la discusión sobre la ley fundamental de la república.

Tenemos que hablar de Chile
La plataforma Tenemos que hablar de Chile publicó su informe “Reflexiones de una ciudadanía constituyente”. En el documento muestran un primer análisis de los resultados de 56 diálogos digitales con 309 participantes, los que conversaron sobre el devenir del proceso, sus expectativas y sensaciones respecto del futuro del país.

El informe arroja conclusiones interesantes: existe un malestar intensificado por la mala experiencia constitucional, pero también por la incertidumbre en otros ámbitos, como la delincuencia, la situación económica y las consecuencias de la pandemia.

En adelante, habrá que saber incorporar estas variables a la discusión pública y constitucional con la premura que corresponde. La nueva Constitución requiere del complemento de un pacto social que aborde los problemas detectados en salud, pensiones, acceso y calidad de la vivienda o seguridad. Tarea urgente para el gobierno.

Atria, Bassa y la ceguera constituyente
Algo que muchos esperábamos eran las declaraciones de los convencionales más influyentes frente al fracaso de la Convención. Su mirada podía darnos pistas sobre las lecciones que deberíamos aprender para la etapa que se avecina. Lo cierto es que dejaron bastante que desear.

Fuera de las quejas y roteos de distinto tipo en que cayeron algunos, Fernando Atria, Jaime Bassa y Daniel Stingo -la primera línea constitucional- publicaron sus opiniones sobre el proceso y la votación.

Cada uno en su estilo, terminaron por repetir lo que otros ya habían dicho: la culpa había estado en la inocencia de la Convención para defenderse; en las noticias falsas que circularon sobre el texto y el proceso; la desinformación; que no supieron contener el “excesivo ánimo refundacional”; o “no tuvimos en cuenta al propio país”.

De autocrítica, poco y nada. Será difícil cambiar de rumbo si no entendemos bien dónde estuvieron los problemas, que no se debieron solo al diseño de la Convención. Les recomendaría leer la columna en Ciper de Matías Bargsted y Andrés González en que cuestionan la veracidad de los factores que los derrotados esgrimen.
En suma, una élite de izquierda poco dispuesta a reconocer sus errores solo aumenta la sensación de autorreferencia y desapego con la realidad.

Tohá: no basta  el cambio de tono
Y si de tareas pendientes se trata, la del gobierno en materia de seguridad y orden público puede ser una de las más relevantes para el éxito de su programa. Luego de una gestión escasa en logros de la exministra Siches, Carolina Tohá ha logrado mostrar al menos un estilo diferente en la materia. Sin embargo, luego del plebiscito hemos visto graves incidentes en el espacio público, frente a los cuales el gobierno debe asegurar el restablecimiento de la paz para que se despliegue la política. No hay agenda de cambios sin las condiciones mínimas para el correcto funcionamiento de la vida en sociedad.