Personaje
Wolf von Appen en modo viñatero: "Le hemos tomado mucho cariño a este negocio"

Wolf von Appen en modo viñatero: "Le hemos tomado mucho cariño a este negocio"
En 2006 Wolf von Appen salió del directorio de Ultramar y entró como accionista a TerraNoble, donde al poco andar adquirió el 100%. En esta entrevista, una de las pocas que ha dado, el empresario de origen alemán celebra los 30 años de la viña, recorre su trayectoria, habla de su reservado estilo y de su forma de hacer empresas.
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Así comienza la conversación con Wolf von Appen en El Algarrobo, el campo que tiene en el sector Las Dichas, Casablanca, uno de los cuatro fundos de la viña a la que entró en 2006 como accionista con un 30% de propiedad y de la que terminó siendo dueño del 100% al poco andar.
El empresario -miembro de la familia que controla la naviera Ultramar- está sentado en la mesa comedor elaborada con madera. De fondo, los ventanales exhiben el campo que por esos días termina la cosecha de uvas.
Conocido por su reservado estilo, rompe ese sello para explayarse sobre sus pasos en TerraNoble: con su marcado acento alemán a ratos bromea e ironiza, declina profundizar en temas políticos, pero aborda su participación en el directorio de SQM y su aporte a Amarillos por Chile.
Cerca de las dos de la tarde de un miércoles de marzo, inicia el relato: “En el año 67, nuestro padre (Albert von Appen), que tenía ahí 66 años, decidió trabajar menos y se asoció con un amigo y comprar una viña en Pomaire. Papá se murió el año 71, mi hermano (Sven, quien murió en 2019) se fue esos años a Argentina, y yo me quedé a cargo de la empresa aquí, y con eso, de la la viña también. Y nosotros, mis tres niños (Marion, Richard y Beatriz) y mi señora (Wilma Lahres), íbamos los sábados a visitarla. Así me acerqué al mundo viñatero. Pero nos fue tan mal que al administrador que estaba ahí prácticamente se la regalamos”.
Encima del mesón se ven dos botellas, un Azara Carmenere y un Algarrobo Sauvignon Blanc, dos íconos de la firma. Más tarde contará que renovaron su imagen con motivo del aniversario.
-Su trayectoria siempre estuvo en otra industria. ¿Sabía de vinos al entrar aquí?
-Todavía no sé nada de vinos (ríe). La razón de por qué nos acercamos a este mundo tiene que ver con el campo. Al llegar de Alemania estuvimos viviendo un tiempo en Limache, y de ahí viene el origen de por qué miramos el campo. En el fondo lo que uno busca es darle vida al campo.
Wolf Hans Albert von Appen Behrmann nació el 5 de julio de 1937 en Hamburgo. Sus padres, Albert e Inge, al igual que otras familias del país europeo, dejaron sus tierras y viajaron al otro lado del mundo. “A mis seis semanas de vida llegué a Chile. Y mi señora después de un año de nacer”, recapitula.
Su familia se instaló en la V Región, junto a su hermano entraron al Colegio Alemán de Valparaíso y terminaron sus estudios en Santiago.
“Viví una infancia sin recursos. El colegio en gran parte fue pagado por un alemán en Valparaíso. Un alemán que no era familiar ni cercano. Como la guerra aquí en Chile llegó tan de sorpresa, y todo empleado que trabajaba en empresa alemana o para el gobierno alemán lo despidieron, se inició una solidaridad increíble. Y había dos focos que eran muy especiales: uno era el Cerro Alegre, donde estaba el Hospital Alemán, la iglesia, el colegio. Y lo otro era Chorrillos, que está al lado del Sporting Club, donde estaban los alemanes con los ingleses mezclados. Ambos tenían el mismo problema: estalló la guerra, ‘¿qué hacemos ahora?’”.
Su primer empleo fue como colaborador de la firma Saavedra Benard, una empresa de representaciones internacionales. Cuenta que ahí estuvo dos años y medio, luego se trasladó a Punta Arenas y Arica, y después se mudó cuatro años y medio al extranjero, a Inglaterra y Alemania.
“El 15 de diciembre terminé el colegio y el 3 de enero estaba trabajando. Tuve una universidad en terreno. En Londres fui a dos empresas, una naviera y una compañía de seguros. En Hamburgo hice exactamente lo mismo”, dice.
Tras la repentina muerte de su padre, capitán de marina mercante, se hizo cargo de las tres firmas que aquí fundó su antecesor entre 1952 y 1969: Ultramar Agencia Marítima Ltda, Sociedad Naviera Ultragas (subsidiaria de Ultramar que con un solo buque transportaba gas licuado entre Porvenir y Punta Arenas) y Transmares Naviera Chilena, con la que opera un tráfico de carga general entre Brasil, Argentina y Chile.
Ya alejado de esos negocios (hoy a cargo de la tercera generación), encabeza su family office Inversiones Volcán Choshuenco, a través del que además de TerraNoble controla las firmas Noracid, Naviera Limache y la Fundacion Educacional Choshuenco.
“Tenía un trato con mi hermano: a los 68 nos teníamos que retirar de la empresa. Eso ocurrió en 2006. Yo conocía a Patricio de Solminihac, que administraba los negocios de la familia Elgueta, y me preguntó si tenía interés en entrar a la viña TerraNoble. Mi familia estuvo feliz de que yo tuviera una nueva entretención. Así partió esto, por una razón -diría yo- un poco sentimental. Uno llega a los 68 años y algo quiere hacer todavía, entonces se dio eso”, relata.
“Cuando compramos yo entendía muy poco de viñas y vino”
“Lo hicimos simplemente por el vino blanco, siempre se creía que aquí era mejor que en otra parte, y eso no es 100% verdad. Además, Casablanca estaba más cerca de Santiago, era más fácil venir. De lo nuevo que fuimos comprando, este fue el primer lugar donde hicimos plantaciones nuevas, en todos los otros campos había plantaciones”, recuerda.
“El plan a 2030 es alcanzar las 200 mil cajas a US$ 45”, complementa Alejandro Abarca, gerente general de TerraNoble, quien se suma a la conversación y destaca una “casualidad” que se dio estos años.
“Cuando se comenzó el trabajo de la viña, el plan era para producir un buen merlot, y se hizo campo para merlot. Se plantó el 93 en San Clemente y el 94 se descubrió que era carmenere. Al principio fue un problema, pero después se transformó en una oportunidad. Y de ahí es la cepa con más plantaciones en nuestro campo y con importantes proyectos de innovación en la variedad”, comenta Abarca.
Al mismo tiempo a nosotros nos costaba mucho vender aquí un nombre que era poco conocido y teníamos que competir con las grandes viñas que ya estaban en el mercado desde hace muchos años...
La reserva y el bajo perfil
“En la industria todo terminó siendo Reserva. La categoría se chacreó un poco, no es que haya bajado la calidad del vino, sino que usó mucho la palabra. Entonces estamos generando marcas que nos identifiquen más con la categoría del vino”, explica Von Appen.
-¿Por qué no quiso hacerlo antes?
Es una costumbre de los alemanes ser muy restrictivos en todo lo que era personal. Así es como fuimos formados. Yo estoy seguro de que si hubiéramos nacido en Chile y asistido a colegios chilenos, seríamos mucho más abiertos. Pero ese es el sello y lo queremos defender hasta que se pueda.
Por otro lado, hay mucho de la juventud que no quiere tomar vino. Entonces eso hay que complementarlo. Pero nosotros no tenemos planes para comprar otro campo, queremos seguir con esta viña y si mañana nos agrandamos, nos agrandamos. Lo único que está claro es que no nos vamos a achicar.
-WVA: Hay una cosa que hay que mencionar. Creo que la calidad de TerraNoble ha mejorado sustancialmente en este período de los 30 años. Ahora, hay que tomar en cuenta que las técnicas han mejorado y hay equipos que uno no tenía antes para a producir vino. Hoy, por ejemplo, en la bodega que tenemos en San Clemente, no es 100% automática, pero realmente la hemos modernizado. Todo lo que se necesita para elaboración tiene que ser top.
“Vamos a pasar tres años malos como imagen (de Chile)”
-¿Por qué cree que es mejor salir de la primera línea antes?
- Por muy entusiasmado que uno esté, hay estilos distintos hoy en día en las empresas. Nosotros íbamos a la calle a vender, hoy son otros los requerimientos y el mundo está cambiando. Es bueno ir cambiando a la gente, especialmente en esos negocios que son muy dinámicos. No tengo ningún arrepentimiento de haber salido a los 68. Obviamente que me costó mucho y a mi hermano le costó mucho más todavía.
“Nosotros creemos en este país, pero sabemos que vamos a pasar tres años malos como imagen. económicamente a lo mejor no será tan malo como uno siempre percibe o escucha”.
Nosotros creemos en este país, pero sabemos que vamos a pasar tres años malos como imagen. Yo creo que económicamente a lo mejor, depende en qué negocio uno está, no será tan malo como uno siempre percibe o escucha, pero vamos a pasar años malos porque el gobierno no sabe qué hacer. Eso es un hecho.
¿Es que sabe una cosa al respecto? Antes le mencionaba algo. Yo empecé a aparecer a los 50 ó 55, estaba en Icare, en el CEP, era más visible. Entonces iba a una charla en alguna parte y al salir venía una persona a hacerme preguntas; y yo le decía ‘oye pero si yo solo vine a escuchar’. ‘Ah es que usted no da entrevistas’. Es fregado ese tema y hoy día creo que debe ser mucho peor.
-¿Aportó para apoyar al centro como contrapeso a la izquierda más dura?
- Para irnos más por el medio.
Su entrada y salida del directorio de SQM
Y ahí entré. Y eso fue una satisfacción, porque uní a ambas partes. La empresa empezó realmente a crecer durante todo ese periodo, no por mí, es lo que me tocó, yo era absolutamente pájaro nuevo, no conocía a nadie. Ni a Julio Ponce lo conocía tan directamente.
Von Appen ve con preocupación la discusión que ahora se está dando en torno al mineral no metálico y la participación del Estado en empresas de este tipo. “Cuánta plata pierde Codelco si uno ve las inversiones que ha hecho en la historia. Cuando son tan grandes las empresas del Estado es muy difícil que lo maneje bien”, añade.
-Mirando para atrás, ¿le habría gustado participar en política, en algún gobierno?El sol pega fuerte a esa hora del día. Wolf von Appen toma una copa de carmenere para la sesión de fotos, acomoda un sombrero en su cabeza, se instala bajo un parrón.
Y concluye: “Estoy orgulloso de haber producido, junto con la gente que es mucho más importante que yo, uno de los mejores vinos de Chile”.


