Pero la industria del blockchain y los criptoactivos no viven su mejor momento. Empresas como Cirus y Coinbase luchan por obtener más financiamiento, el bitcoin amenaza con derrumbarse por debajo del piso psicológico de los US$20.000 y el colapso de Terra ha puesto en duda la misma existencia de las stable coins.

El problema, apunta Bertrand Pérez, es que las altas valoraciones alcanzadas recientemente han llevado a que el foco esté solo en la posibilidad de hacer dinero rápido. “La tecnología blockchain ha quedado reducida a la multiplicación de criptomonedas o tokens. Pero la tecnología blockchain no es sólo eso. Es una tecnología que traerá muchas mejoras para la Internet”, sentencia.

Pérez es CEO de la Web3 Foundation, que promueve proyectos para la nueva Internet, que nace con la promesa de ser descentralizada y entregar a los usuarios el control total de sus datos.

La Web3 Foundation es una iniciativa lanzada por Gavin Wood, uno de los cofundadores de Ethereum.

Hace dos años, en medio de la pandemia, la Web3 Foundation lanzó Polkadot, una blockchain compartida (que conecta varias cadenas) que sirve de infraestructura para nuevos proyectos.

Pérez afirma que ya hay equipos alrededor del mundo trabajando en el desarrollo de aplicaciones en esta nueva Internet, pero reconoce que habrá un impacto reputacional en el corto plazo para la tecnología cripto, en las personas, pero más importante aún entre los inversionistas.

A pesar de eso, desde Suiza, el ejecutivo asegura que la actual crisis de las criptomonedas al final del día será positiva. “Desde que se creó el bitcoin su mercado ha funcionado en ciclos de cuatro años... Si eliminamos Terra y otros factores, estamos en la parte bajista natural del ciclo. Esto es bueno para limpiar el mercado de proyectos que no tienen ninguna utilidad o un servicio. Es una necesaria purificación del ámbito. Es parecido a lo que pasó con la burbuja puntocom, en la que desaparecieron que además de puntocom no tenían nada más detrás”.

¿Cuán lejos estamos de tener aplicaciones reales en la Web3?
“Si sigo con el ejemplo de Liberty, nuestros equipos en Berlín en California, ya están desarrollando y la idea es que dentro de tres y seis meses se puedan conectar ya algunas aplicaciones que le hablen a la  gente. Diría que es cuestión de un año o algo así para empezar a ver esas aplicaciones en línea. Claro, no va a haber millones de usuarios en esas redes sociales en un año. Pero se va a empezar a ver que los protocolos blockchain son más que una criptos con las que se especulan y hay muchísimos más servicios que se pueden desarrollar”.

¿La web3 se podrá aplicar a las redes sociales que ya existen o los usuarios deberán cambiar a unas nuevas?
“Habrá claramente que cambiarse de red social. No habrá compatibilidad con las existentes. Son nuevos tipos de redes sociales. También es importante porque la adopción va a ser rápida, pero no tan rápida como si pudiesen transferir. Tampoco creo que sea deseable transferir. Los usuarios deberían adoptarlos como nuevos servicios, no por sus funciones, pero porque ahora deben entender que realmente ellos van a ser dueños de los datos y no una organización centralizada”.

¿Cuál será el negocio de esas nuevas redes sociales en web3, si no van a poder vender los datos de los usuarios?
“El modelo económico puede ser distinto, puede depender de vender publicidad o una suscripción u otro tipo de servicios. Pero si es publicidad, la diferencia es que el usuario o usuaria va a decidir si quiere que le vendan o no esa publicidad, porque es la gente la que dará acceso o no a sus datos”.

Pero no es eso lo que se supone que se debería hacer ahora, con las regulaciones de privacidad y manejo de datos, al menos las vigentes en Europa.
“No sé en su caso, pero a la mayoría de la gente se le da un formulario de 40 páginas y la gente no lo lee y simplemente acepta y globalmente. Ahora (en la web3) será distinto, como los datos están descentralizados y encriptados la red social debe pedir autorización dato por dato. Esa es la base de la web3”.

¿Cómo podremos acceder? ¿Con los equipos que hoy tenemos?
“Ese es un punto importante, porque la gente se imagina que va a tener que comprar nuevos teléfonos y ordenadores. Pero no, los equipos van a ser los mismos. Incluso la interfaz, lo que ve el usuario, lo que cambia es lo que pasa detrás, como esa aplicación interactúa con otras, cómo se encriptan los datos, cómo se accede a los datos, etc.”