Política
Harold Mayne-Nicholls en modo candidato presidencial: “La gente quiere algo distinto”
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Harold Mayne-Nicholls en modo candidato presidencial: “La gente quiere algo distinto”
La idea le da vuelta hace años. Desde que estuvo a cargo de la ANFP. Pero fue mientras estaba de director ejecutivo en la organización de los Panamericanos 2023, que el periodista Harold Mayne-Nicholls dio luz verde a la posibilidad de ser candidato en las presidenciales de 2025. Dice que ha hablado con nueve partidos, pero insiste que su candidatura “va 100% como independiente”. Ha encargado encuestas, tiene un grupo de 12 personas con quienes está dando forma a un borrador de programa, ha recorrido el país con su charla “El Chile que sueño”, incluso un asesor ha estudiado la ruta de Obama en EEUU.
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Que esto no es una “aventura presidencial”. Es lo primero que aclara Harold Mayne-Nicholls, algo molesto ante quienes, cree, no han tomado con seriedad lo que tiene en mente.
Los rumores de una posible candidatura del ex timonel de la ANFP comenzaron a circular la semana pasada. Luego, el lunes, el sitio haroldpresidente.cl fue inscrito en NIC Chile. El dominio lo registró Beto Comunicaciones, una agencia de marketing digital ligada a Sebastián Arriagada. No fue casualidad. Arriagada, quien conoció a Mayne Nicholls en la organización de los Juegos Panamericanos, donde fue jefe de comunicaciones, se ha mantenido ligado a él, ahora como asesor voluntario, para ayudarlo en lo digital a dar forma a su sueño político. Y aunque la decisión de inscribir el sitio la tomó sin consultarle, cuando se la informó, Mayne Nicholls no se molestó. Porque el reloj empezó a correr.
Viernes 21 de febrero. Sentado en el café Gazebo del Country Club, en La Reina, a pocas cuadras de su casa, Mayne Nicholls en su estilo serio y directo, reconoce públicamente sus intenciones: “La candidatura (presidencial) va. Y 100% como independiente”.
Periodista, 63 años, casado con Eugenia Fernández, y padre de 5 hijos, Mayne-Nicholls lleva esperando este momento casi 20 años. O al menos preparándose, según aseguran en su núcleo más íntimo.
La primera vez que se le preguntó por la posibilidad de ir por La Moneda fue en 2006 cuando estaba recién instalado en la presidencia del fútbol profesional, tras una destacada carrera en la FIFA. El entonces gerente de asuntos públicos de la ANFP Andrés Espinoza -quien murió en 2015- le dijo: “¿Por qué no eres Presidente de Chile?”.
Quienes trabajaban con él en ese entonces cuentan que fue en ese cargo donde se le metió el bicho de “hacer algo por el país”. Bajo su gestión, la Roja clasificó a un Mundial tras 12 años, al alero de Marcelo Bielsa. Con eso, la gente volvió a creer, dicen en su entorno.
Cuando dejó la ANFP en 2010 -después de una conflictuada relación con los timoneles de los principales equipos de fútbol -la U, liderada por José Yuraszeck y Federico Valdés; la UC, con Luis Felipe Gazitúa; y Colo Colo, con Gabriel Ruiz Tagle- que terminó costándole la reelección, se le acercaron desde todo el espectro político para sumarlo a sus filas en algún cargo de elección popular. “Desde concejal hasta senador”, confirma un cercano.
Pero Mayne-Nicholls no quiso. No era el momento. En vez, se fue a EEUU a hacer una pasantía en la Universidad de Notre Dame, y a su regreso, en 2011, creó junto a tres ex colaboradores la fundación Ganamos Todos, con el objetivo de llevar a cabo proyectos sociales a través de la actividad física. “Cuando estaba en la FIFA tú no veías la realidad. Estando en la ANFP vi cómo la obesidad y el sedentarismo están haciendo un daño impresionante al país y que nadie hacía nada”, dice. Por la ONG, agrega, dio charlas o hizo alguna actividad en 250 comunas a lo largo de Chile.
Viernes 21 de febrero. Sentado en el café Gazebo del Country Club, en La Reina, a pocas cuadras de su casa, Mayne Nicholls en su estilo serio y directo, reconoce públicamente sus intenciones: “La candidatura (presidencial) va. Y 100% como independiente”.
En abril de 2019 Aníbal Mosa lo llamó para sumarlo como vicepresidente ejecutivo de Blanco y Negro. Dos años después, y ante los malos resultados deportivos del albo, no se le renovó en el cargo.
Mientras estaba viendo cómo revivir la fundación, a cuatro meses de los Panamericanos, el ministro de Deportes, Jaime Pizarro -amigo de Mayne-Nicholls-, lo llamó para tomar la dirección ejecutiva de la Corporación Santiago 2023, dado que la organización del evento estaba con serios problemas de gestión y retraso.
Entonces el bicho revivió.
“Démosle”
Claudio Olmedo, periodista, ha trabajado con Mayne-Nicholls los últimos 18 años. Lo acompañó como jefe de comunicaciones en la presidencia del fútbol profesional, en la fundación y en la organización de los Panamericanos. Quienes lo conocen -es de extremo bajo perfil, y casi no hay fotos de él en la web- aseguran que es su mano derecha. El que conoce cada una de sus movidas. El que lo aconseja y lo critica cuando algo no le parece.
“Cuando yo no estoy, si está Claudio es como que yo estuviera presente”, dijo Mayne-Nicholls en una reunión en la organización de los panamericanos. Todos los presentes entendieron el mensaje.
En las únicas labores en la que Olmedo no acompañó a Harold fueron las relacionadas a Colo Colo: ni cuando fue director, ni ahora como encargado del proyecto de remodelación del Estadio Monumental. Esto, porque -comentan- no estaba de acuerdo con que trabajara para Aníbal Mosa.
Pero Mayne-Nicholls lo hizo igual.
En su entorno explican así la decisión: hacía rato (desde 2010) que quería volver al ruedo de la primera línea del fútbol nacional. Y tenía la motivación económica también. De hecho, cuando entró a Blanco y Negro, lo hizo como vicepresidente ejecutivo, cargo por el que se le pagó un sueldo cercano a los $ 8 millones, y que no estuvo exento de polémicas, dada la oposición de su contraparte en el directorio.
Olmedo y Mayne Nicholls se leen con la mirada. Por eso, cuando en plena organización de los Juegos, el director ejecutivo le dijo la palabra “démosle”, el asesor entendió el mensaje. Era el momento de echar a andar el proyecto político.
Así, silenciosamente, Olmedo comenzó a estudiar sobre cómo Obama llegó a la presidencia de EEUU y a leer encuestas ciudadanas. Y en un cuaderno comenzó a delinear un plan con distintas fases. La primera: crear una charla con el título “El Chile que sueño”, para que Harold empezara a salirse del fútbol y hablara del país.
Así, silenciosamente, Olmedo comenzó a estudiar sobre cómo Obama llegó a la presidencia de EEUU y a leer encuestas ciudadanas. Y en un cuaderno comenzó a delinear un plan con distintas fases
En paralelo, Mayne-Nicholls comenzó a comentar con sus más cercanos -el ingeniero comercial Juan Enrique Montes, su mujer Eugenia Fernández, y algunos otros amigos- la posibilidad de una candidatura y cuáles serían los ejes. En varios encuentros privados Harold pimponeó la idea, e hizo preguntas técnicas, cuentan en su entorno.
Mayne-Nicholls entrega su versión: “Cuando terminan los Juegos se me acerca mucha gente a decirme que por qué no era candidato a alcalde; que donde fuera, ganaba. ‘Un alcalde necesita 24/7 estar al servicio de la comunidad, y yo no tengo esa energía para ese cargo’, respondía”.
Quedó ahí. Hasta Enela en Temuco, a fines de agosto del año pasado, donde participó como panelista. “Se me acercó gente que no era de partidos políticos y me dijo que por qué no iba de candidato a senador por La Araucanía. ‘¿Por qué no da un salto y va más allá?’”,recuerda que le dijeron. Toma una pausa: “Entonces puede que la idea haya estado germinando siempre, pero un detonante fue Temuco. ‘Chuta, la gente quiere algo distinto’”, relata.
En los meses que vinieron se juntó con cerca de 20 representantes de distintos partidos políticos, desde la UDI al PS. “Los extremos no me han gustado nunca”, aclara. Y agrega: en ese espectro “son 11 partidos, y de ellos he hablado con representantes de 9”. Uno de esos fue el PR, que la semana pasada reconoció haber tenido “conversaciones informales” con él sobre una posible candidatura.
El 31 de diciembre, terminado su cargo en los Panamericanos, empezó a acelerar. Descartó tomarse vacaciones, armó un equipo de 12 personas de distintas profesiones para comenzar a delinear ideas. Ejemplo: un médico propone la mejor forma de terminar con las listas de espera; un ingeniero en minas entrega su mirada para ese sector. El grupo se ha reunido cinco veces, a veces en el Country, otras en el café Beppo en Providencia, o en la oficina de alguno de ellos, para discutir propuestas y empezar a generar un borrador de un programa.
En los meses que vinieron se juntó con cerca de 20 representantes de distintos partidos políticos, desde la UDI al PS. “Los extremos no me han gustado nunca”, aclara.
Febrero fue una especie de receso. Pero no para Harold. En estos dos meses de verano recorrió Punta Arenas, Puerto Natales, Porvenir, Futaleufú, Putre, Iquique, Arica y Antofagasta, en ocasiones invitado por empresas, otra por alcaldes, para dar su charla “El Chile que sueño”.
En el núcleo de Mayne-Nicholls cuentan que a fines de año se acercaron a Roberto Izikson y le comentaron sobre la posibilidad de una candidatura presidencial. Según los presentes, el fundador de Cadem les habría dicho: “Esto es una guerra, los van a querer matar. Por lo tanto ustedes también tienen que estar dispuestos a hacerlo”, refiriéndose a que había que tener cuero duro.
El estilo Mayne-Nicholls
Nació en Antofagasta y vivió allí hasta los 4 años. Su familia paterna, de descendencia inglesa, se instaló en Iquique. Por parte materna, oriundos de Punta Arenas, tienen ascendencia croata. En Santiago, estudió en el Saint George hasta 6 básico, luego regresó por el trabajo de su padre a Antofagasta, y en tercero medio volvió a Santiago a terminar la enseñanza media en el mismo colegio. Allí integró la selección de fútbol en la posición de defensa. No tanto por su talento con la pelota -dicen quienes jugaron con él- si no por su capacidad para organizar y ordenar tanto dentro como fuera de la cancha.
Entró a Ingeniería, pero le fue mal, reconoce él mismo, así que se cambió a Periodismo en la UC. En esos años, se dedicó a sacar fotos en eventos, y se sumó a la selección de futbol universitaria. Era común que organizara partidos amistosos de la universidad con jugadores profesionales.
En segundo año, su amiga Ana Luisa Joanne (directora de la Corporación La Esperanza) lo convenció a competir por la presidencia de la Escuela de Periodismo en oposición al actual ministro de Agricultura, y amigo suyo, Esteban Valenzuela. Era 1983. “Teo (como apodan a Valenzuela) tenía todo un tema contra la dictadura, iba al casino y estaba arriba de las sillas agitando. Lo hacía extraordinario. Era un gran actor político. Y yo era un pelotero futbolista y jefe scout”, relata. “Le dije: ‘Voy, pero con una sola condición: no quiero influencia de ningún partido político’”, recuerda. Valenzuela ganó por 4 votos.
Trabajó en varios medios de comunicación como periodista deportivo, fue gerente de la UC y trabajó en la Fifa casi 20 años. “Es una máquina de crear y gestionar”, asegura una persona que ha trabajado con él. Por lo mismo, dice Mayne-Nicholls, está acostumbrado a convivir con el estrés y la adrenalina. El ritmo excesivo de trabajo no es algo que le preocupe o lo haga dormir mal.
Algunos reclaman que es testarudo, porfiado, intransigente y malo para dialogar. Él se defiende: “Cuando uno sabe cuál es la respuesta, no estoy dispuesto a decir ‘ya, no importa, hagámoslo de esta otra manera’, porque después, cuando sale mal, todos se echan para atrás. Estamos en un país donde nadie es capaz de reconocer que se equivocó. Pero hay muchísimas cosas donde digo ‘sí, háganlo como ustedes quieran’”.
Más de una vez ha subido la temperatura en una discusión. Como cuando en un directorio de Blanco y Negro se peleó con Ángel Maulén y lo amenazó con arreglar el tema afuera de la reunión.
Su versión: “Me llama a mediodía, y me dice un par de barbaridades. Después va al directorio y me las tira de nuevo. Y yo le dije: ‘¿Sabes qué, Ángel? Esto lo tenemos que arreglar a la antigua’. No le dije que a los combos. Pero a veces hay que arreglar las cosas a la antigua nomás: decirse las cosas como son y listo”.
“Es una máquina de crear y gestionar”, asegura una persona que ha trabajado con él. Por lo mismo, dice Mayne-Nicholls, está acostumbrado a convivir con el estrés y la adrenalina.
-Se te critica que trabajes para Aníbal Mosa…
-Sí, porque la gente se forma una imagen en base a la leyenda popular. Este es mi tercer año que trabajo con Aníbal. ¿Qué puedo decir de él? A mí me ha cumplido todo lo que me ha prometido, y cada vez que hemos discutido -y hemos discutido muchas veces y bastante fuerte- cuando él se ha dado cuenta que no tenía la razón, va y me lo dice. Lo mismo yo. No tengo amistad con él, yo trabajo con él. Pero nunca podría decir que es una mala persona. Conmigo ha sido diez puntos. He tenido experiencias con otros connotados miembros de la élite del país y mi experiencia con Mosa ha sido mejor que con ellos. Los que critican es porque ellos quieren el poder de Colo Colo. Eso es evidente.
Factor Bachelet
Harold Mayne-Nicholls reconoce que ha votado por “los tres lados”. Esto es derecha, izquierda y outsiders como Manfred Max-Neef. Por eso, esta vez, adelanta, saldrá a recolectar firmas para competir como independiente.
-Pero para salir electo y gobernar se requiere a los partidos políticos, ¿eres conciente de eso?
-Por eso he conversado con gente de 9 de los 11 partidos donde siento que tengo cierta cercanía. Y ahí uno va estableciendo redes políticas. Después vendrán, llamémoslo así, los patrocinios o las invitaciones de una agrupación política o de un partido que te diga “nosotros te llevamos”. “Sí, pero voy como independiente. Súmense”. Hay una frase de Luis Álamo, gran entrenador chileno -soy coleccionista de frases-, que dijo: “En Chile somos expertos en resta y división. Nos cuesta mucho sumar y multiplicar”. Yo lo que estoy buscando es sumar más gente y multiplicar las ideas buenas.
- Se te vincula mucho a Michelle Bachelet, trabajaron juntos el proyecto de los estadios para Chile y ella fue Presidenta durante gran parte de tu periodo en la ANFP. ¿Tu candidatura está condicionada a la decisión que ella tome de ser candidata presidencial?
-Es muy complejo desmentir las leyendas populares, pero en los últimos diez años, habré visto y conversado con la Presidenta tres veces: cuando me invitaron por mi fundación a la inauguración del Mes del Mar; luego unos 15 días antes de la inauguración de Santiago 2023, donde fue también el Presidente Piñera. Y la tercera vez fue para la inauguración de los Juegos Panamericanos, porque obviamente ella estaba invitada. Nosotros trabajamos muy bien con ella. Pero más allá de eso, y un cariño y un respeto muy grande, no tengo más relación con ella.
-¿Entonces tu decisión corre por un carril separado?
-Claro, pero para cualquiera que quiera ir, que vaya la Presidenta, es distinto a que no vaya. Porque ella ha demostrado que tiene un caudal importantísimo de gente que confía en ella y que está dispuesta a transformar esa confianza en votos para que vuelva a dirigir el país. Eso es un dato de la causa. Pero yo más me guío por la percepción que tengo de la gente.
Mayne-Nicholls cuenta que encargó una encuesta a Datavoz, cuyos resultados “para los expertos en estas cosas, son bastante positivos”, dice. Hay tres datos: Uno, la gente lo ubica de centro -un poco cargado a la derecha, pero explica que le dijeron que era por ser rubio, estudiar en la UC y en un colegio privado-; dos, tiene un 57% de conocimiento; y tres, 14% de los encuestados, ante la pregunta si votarían por él respondió que estaría “muy dispuesto” y otro 18% que “bastante dispuesto”.
Mayne-Nicholls cuenta que encargó una encuesta a Datavoz, cuyos resultados “para los expertos en estas cosas, son bastante positivos”, dice.
-Dijiste que no estabas dispuesto a ser alcalde porque es un trabajo 24/7. Pero ser Presidente es mucho más intenso.
-Pero es mucho mejor. Como Presidente de la República, puedes hacer cambios significativos en el desarrollo del país. El alcalde, en cambio, atiende a la gente y trata de hacer cambios en su comuna, pero tiene un rango de acción súper limitado.
Mientras toma un capuchino, Mayne-Nicholls asegura: “Yo veo que hay un ambiente en la gente, en la calle. Todos te dicen que se está llenando la piscina. ¿Hasta dónde? Eso es lo que hay que ver”.
-¿Te sientes preparado para ser Presidente de Chile?
-Sí, sabiendo que cuando llegas allá es mucho más de lo que ves de afuera.
-Si esto no prosperara, ¿te quedarás en política, por ejemplo, siendo ministro o en una carrera parlamentaria? ¿O es un todo o nada?
-Yo ya no estoy en edad de todo o nada, uno descubre que siempre hay caminos. Si esto no prospera, no pasa nada, habrá que ver. Pero no estoy en edad de planificar el futuro tanto como lo hacía cuando era más joven.
Ejes económicos
-¿Cuáles serán los grandes lineamientos de tu candidatura?
-El primer gran lineamiento es exactamente el mismo que usé cuando asumí en los Juegos Panamericanos. Que haya mucha cordura, que vuelva la moderación, y que nos unamos todos los chilenos. Ese es el gran objetivo. Pero en términos reales, y esto no es frase mía, es de la Andrea Tokman de Quiñenco, tiene que haber más inversión con empleo, necesitamos que la gente tenga un trabajo digno, un sueldo digno, un trato digno. Y para eso se necesitan dos cosas. Una es evidentemente traer inversiones extranjeras, pero tenemos que hacer que los capitales chilenos se queden en Chile para producir. Y para eso tenemos que volver a creer en nosotros.
-¿Eso se consigue con más o menos impuestos? ¿Estado más grande o más chico?
-Estado más chico, eso sí que no tengo duda. Y respecto de los impuestos, hubo una reforma tributaria importante hace 11 años. Creo que llegó el momento de sentarse y analizar qué implicó en la calidad de vida del país, y en términos del crecimiento. ¿No será momento de revisarla y pulirla? Yo creo en eso, pero que lo hagan los expertos.
-¿Qué economistas te gustan?
-Muchos, pero si los nombro después les van a ir a preguntar.
-Pero más en la línea de Óscar Landerretche, de Bernardo o Juan Andres Foniane, Ignacio Briones, Andrés Velasco, Felipe Larraín…
- Andrés Velasco soy amigo, Eyzaguirre tengo amistad. Tengo amistad con Felipe Larraín. Él me dijo -capaz que no le guste-: “Si tú quieres meterte a la política, yo te ayudo”. Me gustan los economistas que son prácticos, los que entienden que esto va variando, que no es la fórmula perfecta. Y que cuando ven que la realidad le ganó a su pensamiento, se dan cuenta que la realidad es la que manda.