Análisis
Pía Mundaca y Jorge Selume analizan la contingencia electoral en Chile
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Pía Mundaca
Elecciones
Este fin de semana estaremos viviendo una de las elecciones con más incertidumbre desde el retorno a la democracia. Por diversas razones, en esta elección presidencial nos hemos enfrentado a escenarios que varían rápidamente, además han ocurrido derrotas que hace un año atrás parecían impensadas, como es el caso de Daniel Jadue y Joaquín Lavín.
Contrario a lo que había sucedido en elecciones anteriores, no existe certeza sobre cuáles serán las candidaturas que llegarán a segunda vuelta. Sin embargo, hay acuerdo en que la participación electoral y la distribución de participación por grupos etarios será una variable relevante para los resultados del día.
Lo anterior guarda relación con que en el plebiscito y en las elecciones de este año los grupos mayores disminuyeron su participación electoral de forma relevante. Por último, es importante mirar con atención la conformación de la Cámara de Diputados y el Senado, los cuales jugarán un rol relevante en la implementación de la nueva Constitución -en caso de que sea aprobada en el plebiscito de salida- y en las reformas que las distintas candidaturas a la presidencia han presentado.
Irregularidades en las rendiciones de campaña
Un reportaje de CIPER, publicado el miércoles de esta semana, evidenció abultados pagos a asesores durante las campañas electorales de mayo de este año. Uno de los casos más sorprendentes fue la rendición de gastos de campaña realizada por Karina Oliva, quien llegó a la segunda vuelta en la elección de gobernadores (y este domingo competirá por un cupo en el Senado).
De acuerdo a lo que detalló CIPER, Karina Oliva habría realizado pagos de honorarios a siete asesores por un monto total de 137 millones. Según detalló Oliva en diversas entrevistas realizadas al día siguiente de publicada la investigación, las boletas presentadas considerarían períodos más extensos que los de la campaña legal, además de otros servicios, lo que deja en evidencia la irregularidad.
El reportaje de CIPER también mencionó a Rojo Edwards y a Catalina Parot. En el caso de esta última, su asesora de campaña mejor pagada (4 millones al mes) estaba trabajando al mismo tiempo como directora de Administración y Finanzas en el Consejo Nacional de Televisión, institución que fue presidida por Catalina Parot antes de ser candidata.
Los hechos conocidos públicamente generan dudas sobre la capacidad real de fiscalización por parte del Servicio Electoral, el cual cuenta con las atribuciones necesarias para realizarlo, además de evidenciar la necesidad de evaluar las reformas realizadas el 2016 y la importancia de sumar nuevos elementos, como es el caso del límite de gasto electoral (este último punto es profundizado en una columna en CIPER publicada por el equipo de democracia y anticorrupción de Espacio Público).
USA
El viernes recién pasado, Joe Biden logró que se aprobara en la Cámara de Representantes un paquete de medidas que crean programas sociales e inversiones para enfrentar la crisis climática. El plan de inversiones denominado “Build Back Better” (Reconstruir mejor) inicialmente consideraba un presupuesto de US$ 3,5 billones.
Sin embargo, luego de largas negociaciones para lograr su aprobación, llegó a US$ 1,75 billones. Pese a la disminución del presupuesto inicial, sigue siendo un plan social sin precedentes desde los años ‘60.
El plan considera aspectos tales como disminución del valor de medicamentos para personas mayores, educación preescolar gratuita para más de 6 millones de niños, y la creación de un permiso de maternidad remunerado de cuatro semanas (cabe señalar que Estados Unidos es de los pocos países desarrollados que no cuenta con esto).
La aprobación en la Cámara de Representantes no estuvo exenta de contratiempos; de hecho, el congresista republicano Kevin McCarthy habló por ocho horas para dilatar la votación. Ahora falta la ratificación por parte del Senado.
Jorge Selume
Campaña a costa de los contribuyentes
Para nadie es un misterio que la Cámara de Diputados impulsó la acusación constitucional en contra del Presidente a sabiendas de que no existía un fundamento jurídico que la avalara. También sabían que no contaban con los votos en el Senado para que prosperara, pero de todas formas la llevaron adelante.
Todo esto solo tiene una justificación, sencilla y a la vez repudiable: transformar el hemiciclo en un espectáculo con fines electorales, que le permitiera a los diputados que postulan a la reelección mostrarse de cara a la ciudadania como supuestos justicieros, cuando en realidad lo que hicieron fue renunciar a su labor legislativa para tratar de obtener un beneficio personal (votos).
Más grave aún es que hayan llevado a cabo su “propaganda” a costa de los contribuyentes que financian su jornada legislativa y que tuvieran la osadía de jactarse de su torcida “proeza”, dándole a su triste actuación el halo de una falsa épica.
El más claro representante de esta patética actuación fue el diputado Naranjo, quien obtuvo sus mejores 15 horas de campaña electoral, obteniendo cobertura en todos los medios y plataformas a costo cero.
¿Que hará Sichel la noche del domingo?
Desde el retorno a la democracia, el candidato que gana en primera vuelta, triunfa también en segunda. Por eso, no es trivial el orden y la distancia con la que lleguen hoy los candidatos a la meta.
De acuerdo a las últimas encuestas que han circulado (¿podemos creerles?) todo parece indicar que seremos testigos de un empate técnico entre Boric y Kast.
De ser ese el caso, quedará el balotaje abierto para cualquiera de los dos y rápidamente Sichel pasará a transformarse en un elemento noticioso clave, pues sus votos, en el margen, podrían decidir el balotaje en favor de uno u otro.
¿Irá Sichel a dar su apoyo a JAK de inmediato o se mantendrá al margen alegando diferencias insalvables?
Si no lo apoya, o se demora en hacerlo, la derecha (el sector que lo acogió políticamente) lo culpará de una eventual derrota en segunda vuelta.
En cambio, si lo apoya, mediante un acuerdo político, Sichel estará traicionando sus convicciones personales, principalmente valóricas, a cambio de continuar jugando un rol relevante en la escena política (la izquierda no lo recibirá de vuelta aunque aparezca con una caja de bombones).
Se trata de una difícil decisión, inclusive para alguien que se jacta de cambiar de opinión y que ha construido un camino de ascenso en base a la astucia y pragmatismo, por sobre la sobre ideologización y el arraigo militante.
Amputando la gangrena
Esta semana Karina Oliva echó por tierra lo que quedaba del discurso de inmaculada pureza renovadora del Frente Amplio.
Luego del capítulo de la autodonación de Giorgio Jackson o de los siete mil millones que desaparecieron durante la administracion de la alcaldesa Josefa Errázuriz en Providencia, este episodio no debiese sorprendernos.
Lo realmente sorprendente es que Oliva demostró ni siquiera tener idea de la profundidad de su falta, pues al tratar de justificar sus actos solo logró agravarlos y de paso auto incriminarse (a ella y su equipo de colaboradores).
Frente a los legítimos cuestionamientos, ella adolesce del, a estas alturas, clásico mal de su sector: las reglas están para que las cumplan otros, pues éstas se pueden doblar cuando la causa -mi causa- lo requiere.
Sucedió con la violencia, que su sector justificó y sigue justificando en la medida que resulta servil a sus intereses. Pasó también con las normas de la Convención Constituyente, para las cuales buscan subterfugios y estratagemas que les permitan rodearlas.
La extrema izquierda históricamente se ha visto tentada a utilizar la violencia como una herramienta de acción política, estando dispuesta a romper las reglas, develando sus bajas convicciones democráticas.
Mientras tanto, lleva años cosechando apoyo popular haciendo gárgaras de las graves faltas de probidad de sus adversarios (la famosa y condenable olla de Moreira, por ejemplo).
Y ahora, cuando un miembro importante de su fuerza política, una candidata que era carta segura para el Senado, está manchada, infectada, no quedó más que amputar a la brevedad.
Un golpe rápido y doloroso, pero necesario para que el candidato Boric no vuelva a contagiarse de un virus, que por su naturaleza y oportunidad, podría haber dañado sus posibilidades presidenciales.