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Análisis

J. J. Jinks: The Fixer

J. J. Jinks: The Fixer

Con su modo pulcro y atildado, el ministro de Justicia Luis Cordero se ha convertido en el llamado a arreglar las metidas de pata de sus pares en el gabinete y también las de su jefe. Su debut fue con los indultos presidenciales de diciembre (pareciera que fue hace un siglo).

Por: J.J. Jinks | Publicado: Sábado 29 de julio de 2023 a las 21:00
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Los gringos tienen bien asentado el concepto del “fixer” (el reparador), un individuo que se encarga por las buenas, o por las no tan buenas, de arreglar el desastre dejado por otros. En la entretenida película Michael Clayton (2007), George Clooney es un ex fiscal que trabaja para un reconocido bufete de abogados haciendo el trabajo sucio para los socios de la firma, no contaré más por si no la vio. Otro ejemplo del oficio es la antigua serie Ray Donovan (2013), muy buena también, donde el personaje principal trabaja para un estudio de abogados (again) que representa a los ricos y famosos. Las jugosas embarradas de celebridades de Hollywood, deportistas famosos y empresarios ligados al show business son resueltas por Ray, usando su inteligencia y por cierto la falta de escrúpulos. Siete temporadas de muy buen nivel.

En la serie que nos toca más de cerca el gobierno ha elegido tener su propio fixer. Con su modo pulcro y atildado, el ministro de Justicia Luis Cordero se ha convertido en el llamado a arreglar las metidas de pata de sus pares en el gabinete y también las de su jefe. Su debut fue con los indultos presidenciales de diciembre (pareciera que fue hace un siglo). El zafarrancho que esto causó con caída de jefe de gabinete, ministra de Justicia y popularidad presidencial en pocos días, amenazó con poner al gobierno en una situación muy delicada debido a las múltiples desprolijidades y versiones encontradas de los principales intervinientes. El asunto podía terminar en cualquier lado. La debacle sólo logró ser encauzada cuando Cordero apareció en escena y sin inmutarse señaló que el Presidente había tenido todos los antecedentes a la vista contradiciendo en forma flagrante a la vocera de gobierno. No era el óptimo político, pero libraba a S.E. de cualquier lío judicial.

El hoyo negro para el gobierno que ha significado el tema de los convenios con fundaciones ha hecho que una vez más se requieran los buenos oficios del ministro Cordero. Una vez más ha salido de su rol de ministro de Justicia para intentar conducir y calmar las aguas frente al tsunami de acusaciones que surgen a diario en otros ministerios. La última gracia fue el reconocimiento de que esta danza de cientos de millones que pasan frente a nuestros ojos se habían otorgado sin el mínimo resguardo para el Estado. No hay boletas de garantía que resguarden los montos entregados, lo que hace que el Estado quede a la merced de la buena voluntad de los angelitos que recibieron las platas a la hora de pedir su devolución. Incómodo, por frasearlo de alguna manera.

Cualquiera que haya tratado con el Estado sabe de lo implacable que es a la hora de exigir boletas de garantías y las horas que hay que dedicarle para rendir adecuadamente los gastos realizados. En este caso todo aquello brilla por su ausencia. No hay controles, no hay exigencias de experiencia previa, no hay garantías, no hay computadores ni cajas fuertes, no hay ni siquiera explicaciones, lo único que sobra (o falta para ser más preciso) es plata, mucha plata.

Uno que es distraído podría pensar que detrás de esto hay corrupción, pero el Fixer con voz monocorde y pausada ha informado a la ciudadanía que sólo se trata de un error. Por fin una buena noticia.

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