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Cómo vivió Brink's el robo de los $ 12 mil millones
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Fue el viernes pasado, a eso de las 12:30, cuando altos ejecutivos de Brink’s Chile fueron interrumpidos en su oficina en Huechuraba, mientras participaban de una reunión telemática con la matriz en Estados Unidos. Un funcionario entró a la sala a advertirles que la sucursal de Rancagua había sido comprometida y estaba bajo ataque.
A esa altura, comentan testigos, había pocas respuestas y muchas preguntas, por lo que rápidamente activaron el protocolo: el director de seguridad y riesgo corporativo partió a Rancagua con otros dos ejecutivos de la empresa para manejar la situación in situ, mientras que en Santiago se formó un comité de crisis para asegurar la continuidad operacional de las distintas oficinas de la compañía.
Ya en la Región de O’Higgins, el director de seguridad de Brink's se coordinó con el Ministerio Público y ofreció colaboración para agilizar procesos. Además, organizó un protocolo de investigación para conocer cómo los asaltantes entraron y gestionaron el atraco. Producto de la rápida reacción, lograron -durante el mismo día- detener al entonces vigilante que había sido parte del robo (Óscar Saavedra).
En el intertanto, en Santiago, el equipo comercial recibía llamadas de clientes con dudas sobre la operación de la compañía. Querían saber qué pasaba y si este incidente los afectaba. Los días más caóticos fueron el sábado y domingo, comentan testigos. De hecho, muchos ejecutivos trabajaron durante el fin de semana en el centro de operaciones de Huechuraba.
En paralelo, fueron informando todos los días los avances del caso a Estados Unidos, donde está la matriz de la compañía creada en el siglo XIX. La firma cotiza en la Bolsa de Nueva York y sólo en 2024 su acción ha crecido 26%.
Brink’s ha estado en el centro de los robos más emblemáticos en Chile. En 2014 -en lo que luego fue conocido como el “robo del siglo”- un grupo de delincuentes en la losa del aeropuerto Arturo Merino Benítez robaron cerca de $ 6.000 millones de un camión de la empresa. Seis años después, en el mismo lugar, antisociales lograron extraer US$ 15 millones de otro vehículo blindado.
Desde entonces, han sufrido una serie de saqueos, algunos que incluso han terminado con la muerte de algunos funcionarios. Este mes se sumó el nuevo capítulo: el atraco a su bodega de Rancagua, que terminó con $ 12 mil millones perdidos y 18 formalizados. Algunos de ellos, incluso, son extrabajadores de la empresa que incurrieron en “infidelidad funcionaria”.
El caso en la Región de O’Higgins todavía tiene cabos sueltos. De acuerdo al Ministerio Público, el botín del atraco todavía no se encuentra y autoridades siguen investigando las redes que participaron directa o indirectamente en los hechos.
¿A quién afecta el robo? Por ahora, a Brink’s, ya que la compañía tiene la responsabilidad del almacenamiento y el transporte de los recursos. Sin embargo, comentan entendidos, ya se echaron a andar los seguros comprometidos para conseguir los fondos lo más rápido posible. El pago de las aseguradoras, eso sí, todavía no lo reciben. Si la policía encuentra los $ 12.000 millones, añaden consultados, eventualmente irán al seguro.
Un elemento que no cayó bien en la firma de seguridad fue que la Policía de Investigaciones (PDI) ya manejaba información previa sobre la planificación de un robo a la sucursal de Rancagua. En particular, la institución indicó que un oficial recibió antecedentes de un posible atraco a la empresa, y que mientras se realizaban trabajos de verificación ocurrió el hecho delictivo. Esto no fue bien recibido internamente en Brink’s, ya que -en general, comentan ejecutivos- existe un diálogo fluido con autoridades policiales para justamente evitar estos incidentes. Esto gatilló que el prefecto de la organización, Alex Zúñiga, fuera llamado a retiro.
La firma opera en Chile desde 1979. Tiene más de 1.700 empleados y cuenta con una flota de 150 camiones blindados y 64 vehículos de apoyo. Todo está distribuido en 18 sucursales a lo largo del país. Una de ellas es la de Avenida Río Loco, en Rancagua, que hoy está operando de manera normal.
Desde principios de año Brinks despidió a por lo menos cinco personas que trabajaban en la sucursal vulnerada. La razón: racionalización de los servicios. Este proceso, informaron a los afectados en sus cartas de despido, los llevó a “realizar diversos cambios en la estructura y la dotación”. De acuerdo con personas al tanto, este proceso es normal y va en dirección con las estrategias de optimización de recursos de todas las empresas privadas.