Coffee break
La riesgosa jugada de Musk al desafiar a la SEC y al mercado
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Es 2018 otra vez. Al menos para Elon Musk. Tal como hace cuatro años, el fundador de Tesla ha utilizado su cuenta de Twitter para anunciar un gran negocio, luego ponerlo en duda, seducir a inversionistas y desafiar a los reguladores.
La saga iniciada por Musk les ha costado a los accionistas de Twitter unos US$10 mil millones, pues el precio de los papeles ha perdido un 26% desde que se convirtiera en el mayor accionista de la empresa el pasado 4 de abril.
Tras asegurar que compraría la empresa finalmente por US$44 mil millones, el negocio está ahora en suspenso. Teorías en el mercado apuntan a que Musk tendría problemas para obtener todo el capital para la operación.
Ya liquidó US$10 mil millones de sus acciones en Tesla y otra acción similar podría hundir más el precio de la acción, que ya ha perdido 38% desde que su CEO se embarcó en la aventura por adquirir Twitter.
Según esta teoría, la denuncia de que 90%, o al menos 20% de las cuentas diarias activas de Twitter son bots, y no solo 5% como afirma la empresa, sería solo una excusa de Musk para desistir de la operación. Después de todo, en una conferencia el lunes pasado, Musk reconoció que desistir de la compra “no estaba descartado”. A lo que agregó: “Entre más preguntas hago, más dudas tengo”.
De lo único que esto sirve, afirma John Coffee, profesor de derecho corporativo de la U. de Columbia, es para demostrar que Musk no hizo ningún due dilligence serio antes de lanzarse a la adquisición.
Pero en conversación con DFMAS, Coffee, autor de Corporate Crime and Punishment (2020), desarrolla otra teoría: todo se trata de bajar el precio. Acusando que el número de usuarios diarios activos no es real, Musk puede argumentar que la empresa no vale US$44 mil millones sino mucho menos.
Pero, apunta Coffee, un punto débil en su argumento es que el acuerdo de adquisición que Musk negoció con el directorio no incluye ninguna cláusula condicional sobre el número de bots.
De hecho, el directorio de Twitter ya anunció que piensa “hacer cumplir el acuerdo de adquisición”, pues considera que es lo mejor para los inversionistas.
“Musk no tiene un argumento legal fuerte y la ley de Delaware (que se aplica aquí) no permite afirmar un "cambio material adverso" a menos que hayan surgido repentinamente problemas verdaderamente imprevistos”, explica Coffee.
Aunque Twitter parece tener las de ganar podría optar por negociar con Musk. “Twitter tiene un caso legal fuerte, pero puede preferir llegar a un acuerdo con algún descuento sobre el precio original de 54,20 dólares que litigar durante un año o más”, cree Coffee.
Un ejemplo sería lo ocurrido con Tiffany. Tras una batalla legal de un año, finalmente LVMH logró bajar el precio de US$135 a US$131,5 para quedarse con la icónica marca. Al igual que Twitter, explica el académico de Columbia, Tiffany aceptó un precio más bajo para poder cerrar el negocio, a pesar de que tenía un sólido caso legal.
Musk también puede enfrentar una batalla legal con los accionistas. El acuerdo de compra es vinculante, y la cláusula de salida le costaría al empresario US$1 mil millones. Además, los accionistas de Twitter lo pueden demandar por no haber informado dentro del plazo debido (10 días) que había adquirido acciones por más del 5% de Twitter. Además, quienes vendieron en ese período pueden argumentar que lo hicieron sin tener información clave que dispararía luego el precio de los papeles.
Los accionistas de Tesla también pueden demandar a Musk, acusando que no está dedicado lo suficiente a la empresa y está afectando su precio.
Pero hay otra arista que puede tener repercusiones para el resto del mercado: ¿Qué hace la SEC ante la intensa actividad tuitera de Musk, que incluye la desclasificación de información normalmente privada en un proceso de fusión y adquisición?
Coffee explica que es difícil probar manipulación bursátil de parte de Musk a partir de sus tuits. Así se demostró en 2018, cuando la SEC lo quiso sancionar por el mismo cargo, después de que anunciara que podría sacar a Tesla de la bolsa, para luego dar marcha atrás. Entonces, Musk salió del caso con una multa por US$20 millones, una reprimenda, y la obligación de dejar el cargo de presidente del directorio.
“Lo que está haciendo la SEC es una cuestión totalmente diferente. Han sido muy pacientes y probablemente demasiado pacientes con Musk. La SEC tiene que dar un paso al frente”, sostiene Coffee.
Mientras espera el informe sobre bots de Twitter, Elon se ha abierto nuevos frentes: la industria ESG (a la que denunció como fraude) y el Partido Demócrata. Todo en seis tuits, meme incluidos.