El domingo pasado Paola Soto (48) estaba nerviosa esperando los resultados de las elecciones, en especial la de concejales de San Fernando. Sin su consentimiento fue inscrita como candidata, y su nombre figuraba en la papeleta. “Yo estaba muy preocupada de que mi nombre saliera. Llamé por televisión, redes sociales y personalmente para que nadie votara por mi. No estaba postulando para ser concejal y esos votos iban a ser perdidos”, afirma la mujer. Aun así recibió 84 votos.

Todo partió el 15 de febrero, cuando el BancoEstado la llamó para decirle que su cuenta de candidata estaba lista para ser retirada. Soto no entendió de qué se trataba el asunto, hasta que llegó al banco y se lo aclararon: La cuenta era para hacer campaña para una candidatura política.

Posteriormente descubrió que estaba inscrita a concejal de San Fernando por el Partido Regionalista Independiente (PRI). “Nunca he militado en un partido político, y ni siquiera sabía que existía ese”, asegura.

Con el Servel confirmó que su nombre se había inscrito el 27 de enero y que era militante del PRI desde 2017.
Soto se comunicó con el partido para que bajara su candidatura. “Me dijeron que lo iban a hacer y que no me preocupara de nada porque dentro de cinco días hábiles me iban a bajar. Nunca más me llamaron y tampoco me sacaron”, confirma.

Según los documentos oficiales de la inscripción, solo el nombre y RUT corresponden a los suyos, sin embargo, la firma, dirección, teléfono y correo electrónico no. Desde el Servel, Andrés Tagle, pidió esperar la investigación del Ministerio Público. Hoy la causa está en manos de la Fiscalía de O’Higgins.