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¿Qué pueden hacer las empresas ante tuits polémicos de trabajadores?
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Sea amable, páselo bien y conéctese. Ese es el lema de la multinacional tecnológica Dell sobre cómo sus empleados deben usar las redes sociales. Y es que cada cierto tiempo surgen, en Chile y el mundo, escándalos por publicaciones en redes sociales personales con opiniones “políticamente incorrectas” o directamente con ataques e insultos.
El último caso más comentado fue el de Rafael Hirmas, un ex ejecutivo del Banco Bice, quien profirió duros e insultantes comentarios contra la convencional constituyente, machi Francisca Linconao, acompañado de una fotografía de la también autoridad del pueblo mapuche en un avión.
A pesar de que Hirmas, quien cerró sus cuentas de Twitter y Linkedin, desde 2019 ya no pertenece al banco, las redes sociales no dudaron en criticar a la entidad bancaria, la que tuvo que salir a aclarar el vínculo con el ex ejecutivo, además de rechazar los dichos proferidos.
Consultado el Bice por DF MAS si es que tienen una guía de comportamiento de los empleados en sus redes sociales personales, Ginny Walker, gerenta de personas y desarrollo humano, respondió: “Banco Bice posee un manual de conducta, el cual contiene normas que apuntan a prevenir que se afecte la integridad y dignidad de las personas, así como mantener una relación armónica con el entorno” y agregó que éste “establece los principios aplicables a todos los ámbitos en que resulten pertinentes”.
Analizando el tema más global y no solo este en particular, un punto clave, dice Nicolás Bravo, director de la unidad de innovación y desarrollo de la consultora de comunicaciones Extend, es que la empresa “exprese claramente un compromiso de comportamiento de los trabajadores en su quehacer en redes sociales. No se trata que les diga qué publicar o que no, eso de ninguna manera, sino que de declarar que los trabajadores de esa empresa se identifican con ciertos valores y comportamientos sociales”.
“Deben ser protocolos o políticas voluntarias, conocidas por todos y que recalquen, por ejemplo, que deben ser amables, no ocupar la violencia ni apoyar o emitir comentarios racistas. Si no tengo este protocolo, si no advertí de antemano que así es como somos los que trabajamos en esta empresa, difícilmente voy a poder luego llamar la atención a alguien por un tuit o un post indebido y que genere daño reputacional no solo al trabajador sino que a la empresa”, apunta Bravo.
La justicia local, en todo caso, ha puesto en duda la posibilidad de que una empresa desvincule a alguien por dichos publicados en alguna red social. En 2019, la justicia condenó a Escondida a pagar $58 millones por haber despedido injustificadamente a un trabajador por sugerir en un grupo masivo de WhatsApp que había que “pitearse” a un compañero por un conflicto sindical.
En una publicación de VFC Abogados, se relata el caso de una empresa dedicada a la producción de pan y productos de pastelería que despidió a un trabajador quien en presencia de sus compañeros se bajó los pantalones y ropa interior para fotografiarse el trasero, la cual posteriormente subió a Facebook, viralizándose. El tribunal acogió la demanda por despido injustificado del trabajador, señalando que la foto “no afectó ni la solvencia, ni estabilidad personal de cualquier índole” de la empresa.