Punto de partida
Cómo un software que busca evitar lavado de dinero levantó US$ 2 millones y compró firma mexicana
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A finales del 2019 el abogado Cristóbal Concha llevaba más de cinco años trabajando en compliance financiero en el Banco BCI y posteriormente en Mach. Su rol era hacer la inducción a clientes fintech y compañías que debían cumplir ciertas regulaciones. En ese tiempo se dio cuenta de que este era un proceso largo y difícil y que muchas medianas empresas no tenían presupuesto para cumplir las normativas.
Pensó que había una oportunidad en hacer asesorías en base a tecnología para atender a este mercado, y sociabilizó la idea con amigos. Uno de ellos le sugirió hablar con Gonzalo Restini, quien podría asesorarlo y tenía un recorrido emprendedor. Le escribió y se juntaron en un Starbucks.
Concha le contó su idea, y Restini le preguntó: “¿Esto se podría empaquetar en un software?” Restini, conductor y socio del programa radial Información privilegiada, que emite Duna, tiene un pasado en la otra vereda del compliance por su paso por Moneda y otras instituciones; sabía que era un dolor de cabeza y la posibilidad de escalar con un Saas era enorme. Además, muchos de los potenciales clientes debían cumplir con obligaciones regulatorias.
Investigaron el mercado y se dieron cuenta de que las reglas de lavado de activos son iguales entre industrias y casi iguales entre países, por lo tanto podía explotar la venta. En Chile había 8.000 sujetos obligados a cumplir ciertos estándares.
El mercado mundial es de US$ 317 mil millones, dicen los fundadores, calculado con el dinero que se gasta en tecnología y personas para efectos del lavado de activos. En la región este representaba US$ 8 mil millones y venía creciendo un 30% anual. Además, concluyeron que el lavado de activos a nivel global representa un 7% del PIB mundial, por lo tanto sería la cuarta economía más grande del mundo, por sobre Japón y Alemania. Con esos datos, crearon RegCheq, un software que automatiza, digitaliza y centraliza todos los procesos de controles para mitigar riesgos relacionados a lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.
Los inversionistas: ingleses, Undurraga, Arrieta, Labra, Consorcio y Sable
Ninguno de los dos sabía desarrollar software, por lo tanto salieron a buscar un CTO, y recomendados por un inversionista contrataron a Cristián Neely. Al mismo tiempo sumaron a Pedro Feres al equipo. En diciembre del 2020 constituyeron la empresa.
En la primera ronda de inversión entraron dos ingleses, ex socios de Restini, que ya habían invertido en una empresa similar en su país que fue vendida (PassFort). Esto -dicen los fundadores- les integró el conocimiento de dos expertos en el mercado británico, la industria más avanzada en estos temas en el mundo.
“Al final es como tener una maquinita del tiempo dentro de la empresa, porque estos tipos están entre cinco y diez años más adelante que nosotros en cuanto a los controles, pero la regulación es prácticamente la misma”, dice Concha. Posteriormente invirtió en ellos el fundador de Cornershop, Daniel Undurraga, el de Buk, Jaime Arrieta, y el de Houm, Benjamín Labra. Además se sumó Consorcio y el Grupo Sable.
En enero de 2021 empezaron con el MVP y en marzo salieron a ofrecer el producto. El primer mes vendieron cuatro cuentas. A la fecha ya tienen 200 clientes, entre ellos Fynsa, Besalco, Ingevec, Norte Verde, Falcom, Capitaria, Capitalizarme, Inmobiliaria Siena y el Club Hípico. Por su plataforma han pasado más de tres millones de validaciones, cuentan con un equipo de 40 personas.
Aunque están creciendo al 10% mensual, en Chile no corren solos, sus principales competencias son Gesintel y Compliance Traker.
En el primer país que incursionaron fue Brasil, a pesar de las recomendaciones de cercanos que les decían que no era el mejor camino. La decisión -explican- fue porque este país representa el 60% de mercado y en segundo lugar, “conocíamos una brasilera, Renata Vaz, y para entrar allá el equipo tiene que ser 100% brasilero”, dice Concha. Tenía pasado en esta industria en el BCI y el Citi.
Además, destaca Restini que “abrir Perú y Brasil tenía el mismo costo en capital y viajes, entonces preferimos apostar por Brasil por su tamaño de mercado”. Afirman que a pesar de que no ha sido tan explosivo como en Chile, están creciendo y ya tienen facturación allá, donde los ticket promedio son más altos pero más lentos de cerrar.
El año pasado Concha recibió un llamado del asociado de Taram Capital, Francisco Marín (inversionistas de Healthatom, Simpliroute, SoyFocus, Radar y Lirmi, entre otros). Este fondo era cliente de Regcheq y se habían enterado de que cerraron una ronda de capital, querían saber si aún había espacio. Les dijeron que no, pero que siguieran conversando.
Hace seis meses al grupo Sable le llegó la oferta de compra de la empresa de compliance mexicana UBcubo, con más de diez años de trayectoria. Éstos se la pasaron al equipo de Regcheq, y decidieron que ese sería un buen camino para entrar al mercado mexicano. Tras hacer los due diligences correspondientes y llegar a un acuerdo, la semana pasada Concha viajó a México a firmar la compra de esta empresa.
Al mismo tiempo, reactivaron las conversaciones con Taram Capital y abrieron otra ronda de inversión. En el camino se les volvió a sumar Consorcio -que dicen se animó en esta industria tras la venta de Pago Fácil el 2021, donde habían invertido- y el grupo Sable. Con eso, sumaron US$ 2 millones.