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Habemus Papam: la nerviosa espera y la explosiva euforia en la Plaza San Pedro

Habemus Papam: la nerviosa espera y la explosiva euforia en la Plaza San Pedro

El cónclave de cardenales para elegir al nuevo Papa comenzó el miércoles en el Vaticano. Mientras los sacerdotes deliberaban a puertas cerradas, afuera en la Plaza San Pedro no cesaba el movimiento de feligreses de todo el mundo a la espera de noticias. La espera se terminó el jueves a las 18:06 de Roma, cuando salió la esperada fumata blanca. Una hora después se dio el nombre: Robert Prevost, desde ahora León XIV. Así se vivieron esas horas en la capital italiana.

Por: Isabel Caro, desde Ciudad del Vaticano, Roma | Publicado: Sábado 10 de mayo de 2025 a las 21:00
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Una estela de humo blanco confundió a algunos de los miles de feligreses que la mañana de este jueves esperaban expectantes en una soleada Plaza San Pedro, en el Vaticano. Antes, a las 11.51, la chimenea de la Capilla Sixtina había emitido una segunda fumata negra, indicando que los 133 cardenales que participaban del cónclave no habían logrado acuerdo para elegir al sucesor del fallecido Papa Francisco. Pero por un segundo, cuando la fumata terminaba, esa estela blanca dio algo de esperanza. “Quizás en la siguiente”, pensaron varios.

Católicos de distintas partes del mundo hacían guardia para no perderse ningún detalle de la posible proclamación de su nuevo líder. “No nos importa su nacionalidad, será perfecto porque es la voluntad de Dios y en ello confiamos”, decía una monja de Vietnam. “Espero que sea una réplica del Papa Francisco, alguien que lidere al pueblo de Dios con el corazón”, pedía la hermana Emilia, de Nigeria.

En medio de la espera, familias completas se cubrían con sombrillas mientras pasaban el rato jugando cartas o cantando. Otros oraban con rosario en mano.

El humo blanco llegaría poco más de seis horas después. A las 18.06, la fumata fue celebrada con euforia. Miles tomaban sus teléfonos para capturar el momento histórico, mientras otros aplaudían, se abrazaban y lloraban. “Habemus Papam”, dijo casi una hora después el protodiácono Dominique Mamberti ante la emoción de miles de feligreses. “Viva el Papa, viva el Papa”, gritaban.

Por la rapidez con que se llegó a la decisión, varios vaticanistas aseguraban a esas alturas que probablemente el próximo pontífice sería quien llegó como favorito al cónclave: el italiano Pietro Parolin. Por eso, cuando Mamberti anunció al estadounidense Robert Francis Prevost, quien eligió León XIV como su nombre papal, la sorpresa fue total. Pese a que la opción del oriundo de Chicago había comenzado a salir en la prensa italiana esa misma mañana, su figura era un misterio para muchos de los presentes.

Un grupo de brasileños se abrazaban emocionados ante la noticia. No sabían quién era el nuevo Papa, pero no importaba. Mientras algunos buscaban información en internet, con una conexión que andaba a duras penas, gritaban: “¡León, León!”.

EEUU y Perú

A esas alturas, las banderas de Estados Unidos ondeaban con más fuerza. El nuevo Papa hacía historia como el primer pontífice estadounidense. Y los peruanos presentes no lo podían creer. Para ellos el nombre de Robert Prevost no era nuevo. El novel líder espiritual de la Iglesia vivió 20 años en Perú y obtuvo la nacionalidad en 2015.

“Es un mensaje de esperanza para el Perú”, decía emocionada María Lourdes Becerra, peruana residente en Chile, quien lo conoció en su trabajo pastoral en Chiclayo. “Recuerdo sus catequesis, él siempre hablaba mucho de la unidad. Es un hombre muy humilde y muy de misión, de ponerse las chalas y salir a caminar y llevar la palabra a los más pobres y necesitados”.

Rafael Aguilar, también peruano en Roma y con su bandera encima, lo explicaba así: “Para nosotros como peruanos es muy emocionante, somos un país muy católico y es algo que nos toca a todos como sudamericanos, porque la historia del Perú es también la de Sudamérica”.

La emoción de los peruanos se hizo más patente una vez que a las 19.23 el nuevo Papa León XIV salió al balcón de la Basílica de San Pedro y se dirigió al mundo. En un mensaje en el que destacó el legado del Papa Francisco y llamó a la unidad y a la construcción de puentes, el máximo pontífice -visiblemente emocionado- se permitió dejar por un momento su perfecto italiano para hablar en español.

“Una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo”, dijo en medio de su primera bendición Urbi et Orbi.

El gesto fue valorado por los hispanohablantes del lugar, en particular por los latinoamericanos. “Pudo haber hablado en inglés y no lo hizo, eso dice mucho”, decía un chileno católico de paso por Italia.

“Su nombre es su programa”

Hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y de Mildred Martínez Prevost, de procedencia española, el nuevo Papa nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Illinois. Según la prensa estadounidense, su padre fue superintendente de las escuelas suburbanas de un distrito local y sirvió como teniente de la Marina durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que su madre se dedicó a la bibliotecología y a la educación.

Un joven Robert Francis estudió Licenciatura en Ciencias Matemáticas en la Universidad de Villanova, en Filadelfia. Y antes de cumplir los 26 años, emitió sus votos solemnes. Se formó en la Unión Teológica Católica de Chicago y luego estudió Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino. El 19 de junio de 1982 recibió su ordenación sacerdotal.

El pontífice de 69 años, amante del tenis y el ceviche, tiene una amplia trayectoria pastoral y eclesiástica. Su paso por distintas regiones de Perú formó -en parte- su carácter e impronta. Quienes lo conocen aseguran que es un hombre “humilde”, que “sabe escuchar” y “trabajar en equipo”.

Su primera hazaña en el país andino tuvo lugar en 1985, cuando fue enviado a trabajar en la misión de Chulucanas, en Piura. En su paso por ese país, ofició como párroco, prefecto de estudios, docente de seminario y juez eclesiástico, entre otros roles.

Cercano a la línea del Papa Francisco en temas como medio ambiente y migración, éste lo nombró administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo en 2014, para luego elevarlo al rango de obispo en 2015. Hasta 2023 desempeñó el cargo de vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana, mismo año en que Jorge Bergoglio lo nombró cardenal y le confió la dirección del Dicasterio para los Obispos, institución responsable de sugerir los nombramientos episcopales en todo el mundo.

También ejerció como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y, como lo destacó en su primer discurso este jueves, es parte de la orden de San Agustín, cuyo lema es “un solo corazón y alma en Dios”. De 2001 a 2013 ejerció como prior general de la Orden de San Agustín en Chicago y también estrechó lazos con los agustinianos de Perú, Chile y otros países de América Latina. Estuvo de visita en Santiago y Concepción en septiembre y octubre de 2003 (ver nota página 24).

El Papa León XIV es un convencido de que la Iglesia debe ser de y para los pobres, similar a lo que predicaba su antecesor, Francisco. “Un obispo no debe ser un principito sentado en su reino; debe estar cerca de la gente a la que dirige y caminar con ellos, sufrir con ellos”, dijo en 2024.

De ahí a que el nombre que eligió para su papado sea ése. León XIII fue el Papa que promovió la Encíclica Rerum Novarum, texto fundacional de la doctrina social de la Iglesia Católica. Al mismo tiempo, expertos interpretan que la elección de Robert Prevost viene a dar una señal a los tiempos convulsos que enfrenta la humanidad.

Tras asumir como nuevo Papa, León XIV abordó la elección de su nombre papal en una cena que compartió con los cardenales. El serbio Ladislav Nemet, arzobispo de Belgrado, reveló en la prensa local que “su nombre es su programa”.

“Nos dijo que quiere prestar más atención a los problemas de orden social en el mundo, así como a los de justicia. También dijo que estamos en medio de una nueva revolución: en la época de León XIII hubo una revolución industrial, ahora hay una revolución digital. Y luego hay un hecho histórico: cuando León XIII era joven, solía visitar una parroquia dirigida por padres agustinos en Roma”, afirmó Nemet, según recogió La Repubblica.

El prelado agregó: “Los cardenales, bromeando, hemos encontrado otra explicación: Hasta ahora, Francisco hablaba con lobos. Ahora tenemos a un León que ahuyentará a los lobos”.

El hombre de consenso

La expedita elección de León XIV, quien logró reunir al menos 89 votos en la cuarta vuelta, fue sorpresiva en distintos niveles. No sólo porque Prevost no había sonado como favorito hasta pocas horas antes de la votación, sino porque entendidos en temas vaticanos preveían un acuerdo más esquivo en un cónclave que había sido calificado como uno de los más inciertos de la historia.

Las 12 congregaciones generales que precedieron el cónclave dejaron ver ciertas fisuras. Especialmente activos fueron los sectores críticos del Papa Francisco y su legado, quienes acusaban que con su espíritu reformista habría tensionado a otras facciones del catolicismo.

El miércoles, los cardenales pidieron la guía del espíritu santo al invocar el Veni Creator Spiritus antes de encerrarse bajo los frescos de Miguel Ángel, con la certeza de que entraban a un cónclave que debía elegir pontífice para liderar a la Iglesia en un momento delicado a nivel geopolítico.

El mensaje que dio el miércoles el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, tras la misa “pro eligendo Romano Pontífice” y poco antes de que los purpurados se desconectaran del exterior, fue justamente un reconocimiento de aquello.

Battista Re llamó a elegir “el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento tan difícil, complejo y tormentoso de la historia”, destacando que este era un tiempo de “máxima responsabilidad humana y eclesial” y recordando a los cardenales que debían centrarse exclusivamente en “el bien de la Iglesia y de la humanidad”, dejando a un lado “cualquier consideración personal”.

En ese contexto, y cuando Parolin llegaba -según la prensa vaticanista- con unos 40 votos asegurados al cónclave, la necesidad de un hombre de consenso que no despertara resistencias particulares en ningún sector habría sido la clave.

“Ha sido elegido el hombre del consenso, el Papa que sabe recoger y relanzar el legado de Francisco tranquilizando a quienes sufrieron su carácter disruptivo, el hombre religioso de temperamento reservado pero convincente”, escribió Iacopo Scaramuzzi, periodista experto en temas vaticanos, en La Repubblica.

El presbítero español Onésimo Díaz Hernández, historiador y doctor en teología de la Universidad de Navarra, lo ve de otra forma: “Se comenta mucho que León XIV puede ser un Papa bisagra entre los partidarios del Papa Francisco y los de otra tendencia. Pero etiquetarlos entre conservadores y liberales o progresistas y tradicionalistas no es correcto. Esos son los códigos de la política, no de la Iglesia. Lo que se requiere es que sea un Papa de unidad, que gobierne para todos los católicos, todos los creyentes y también para aquellos que no tienen religión”.

Para él, “sus palabras de paz, de tender puentes, suenan mucho a Francisco, pero intuyo que será un Papa diferente. Es un hombre con ideas propias, con mucho carácter y personalidad”.

Para algunos vaticanistas, la trayectoria misionera de Prevost en Perú -por lo que era considerado el “menos estadounidense de los estadounidenses”- permitió que se le reconociera como una figura más universal y se disiparan las dudas ante la elección de un Papa proveniente de una potencia como Estados Unidos, gobernado hoy por Donald Trump.

Su línea más moderada y conciliadora, además de su reconocida capacidad de gestión y mediación, habrían permitido un rápido acuerdo en su favor.

Esta vez, como ha ocurrido en otras oportunidades, los que entraron como Papa salieron como cardenales y la elección del nuevo pontífice de la Iglesia se transformó en toda una sorpresa, quizás incluso para el propio León XIV.

Aunque su hermano John reveló a la prensa local que el nuevo Papa al menos se permitió bromear sobre su eventual elección antes de confinarse en la Capilla Sixtina: “Le dije: ‘¿Tienes tus calcetines rojos, estás preparado para esto? ¿Has visto la película Cónclave para saber cómo comportarte?’. Y él acababa de ver la película… Le dije ese tipo de cosas porque quería distraerlo. Para que se riera de algo. Porque ahora viene una responsabilidad impresionante”.

Una de las cuestiones que está por verse sobre el futuro del pontificado de Robert Prevost es la relación que sostendrá con su país. “Es un honor que sea el primer Papa estadounidense. Estoy deseando conocer al Papa León XIV. Será un momento muy significativo”, dijo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras conocerse su elección. Prevost, sin embargo, ha marcado abiertamente su distancia con el rumbo de la administración del republicano.

Sus primeros pasos

En sus primeras horas como Papa, León XIV visitó el Palazzo del Sant’Uffizio, residencia en la que había vivido en los últimos meses. Ahí saludó a los empleados del lugar y a algunos fieles y pasó su primera noche.

Este viernes, además, ofició su primera homilía como Papa en la Capilla Sixtina ante los cardenales que lo eligieron. En su mensaje volvió a destacar el legado de Francisco y exhortó a los prelados a testimoniar la fe en ambientes donde “se considera una cosa absurda” porque se prefieren “la tecnología, el dinero, el éxito, el poder, el placer”.

“Son ambientes en los que no es fácil testimoniar y anunciar el Evangelio y donde los que creen son burlados, combatidos, despreciados o, como mucho, tolerados y compadecidos. Pero precisamente por eso son lugares donde la misión es urgentemente necesaria”, dijo.

Asimismo, señaló que existe “la falta de fe” que “a menudo trae consigo tragedias” como “la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas”, en “contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido sólo a una especie de líder carismático o superhombre”. “Este es el mundo que se nos ha confiado, en el que, como tantas veces nos ha enseñado el Papa Francisco, estamos llamados a testimoniar la fe gozosa en Cristo salvador”.

Este viernes, al cerrar la jornada, los romanos y los turistas vuelven poco a poco a la normalidad. Algunas procesiones se mezclan con visitantes curiosos que se paran a escuchar las entrevistas que sigue haciendo la prensa en la Plaza San Pedro, en un intento por descifrar un poco más las expectativas sobre el nuevo Papa. Otros hacen fila para recibir ediciones especiales del diario vaticano L’Osservatore Romano y llevarse así algún recuerdo.

Las gaviotas, que fueron protagonistas inesperadas de cada fumata, se posan en el techo de la Capilla Sixtina, pasando ahora desapercibidas, mientras algunos feligreses se preparan para recibir este domingo la primera bendición Regina Coeli de la mano del nuevo jerarca de la Iglesia católica.

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