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India, el nuevo gigante que llega desde Asia en 2023
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El mercado favorito para diversificar las manufacturas fuera de China. El mercado que más ha rentado entre los emergentes en los últimos años. El segundo mercado más atractivo para la inversión extranjera de cara al 2023 y una de las economías con mayor ritmo de crecimiento.
India se prepara para el inicio de la que podría ser “su década”, en palabras de Morgan Stanley, uno de los bancos más “bullish” sobre esta economía asiática.
A pesar de un patrón de crecimiento similar, India ha pasado las últimas dos décadas prácticamente a la sombra de China. Tanto así, que la campaña “Make it in India” lanzada por el entonces entrante primer ministro Narendra Modi en 2014 quedó rápidamente opacada por el agresivo plan internacional de su par chino Xi Jinping. Una década después, eso está por cambiar.
En medio de una economía global en recesión, India se perfila como una excepción. El Fondo Monetario Internacional proyecta que el país crecerá 6,8% este año y 6,1% el próximo.
Es más, mientras China seguiría creciendo menos de 5% anual por los próximos cinco años, la tasa de expansión de India se mantendría en torno a 6,5% a 2027.
“India parece ahora imparable en su impulso para convertirse en la tercera superpotencia económica. En 2035 prevemos que India se convertirá en la tercera economía de 10 billones de dólares”, afirma el Centro para Investigación Económica y Negocios (CEBR) en su último informe.
El documento anticipa que India superará a Japón y Alemania en 2032. Los analistas de Morgan Stanley son aún más optimistas y creen que el PIB de India será el tercero más grande del mundo cuando alcance los US$ 8,5 billones en 2027. En apenas cuatro años más.
El relato macroeconómico, destacan analistas de Morgan Stanley Asia en una reciente nota, se condice con el buen rendimiento que proyectan para su mercado accionario. El índice de referencia de la bolsa india, el Nifty 50, alcanzó un nivel récord a inicios de diciembre.
Sin embargo, a pesar de ser el mercado emergente de mejor rendimiento en los dos últimos años, usualmente no aparece como favorito entre las recomendaciones. “Muchos inversores ven la India como un mercado que defrauda las expectativas, pero nosotros lo vemos como una historia de autosuperación”, escribe en una reciente nota Ridham Desai, economista jefe de Morgan Stanley en India. El analista acertó en pronosticar que ese mercado tendría el mejor rendimiento en 2022.
En un documento similar publicado a inicios de noviembre, Desai incluso afirmó que la próxima será “la década de India”. “Están dadas las condiciones para un boom económico en India, impulsado por la decisión de multinacionales de trasladar sus operaciones de manufacturas a este país, la transición energética y la avanzada infraestructura digital del país. En un mundo hambriento por crecimiento, las oportunidades que ofrece India deberían estar en el radar de los inversionistas”, apuntaba Desai.
El potencial del país es tal, apuntan los expertos del CEBR, que incluso si se produce una recesión global o atraviesa una crisis política, el país mantendría su tendencia de crecimiento.
Siguiendo los pasos
Mucho se ha hablado de la historia de China. Un país que habría sacado a unos 800 millones de personas de la pobreza en los últimos 40 años. Un país que pasó de una economía rural y cerrada a convertirse en el principal socio comercial de países desarrollados y emergentes por igual. De ser un “enemigo comunista” durante la Guerra Fría a ser un defensor de la globalización y sentarse a la mesa de las potencias mundiales.
De la historia de India no se habla tanto. Si China hizo crecer su PIB per cápita en 84% en la última década, India expandió el suyo en un no despreciable 70%.
No hay cifras oficiales de medición de pobreza desde 2011, pero en un cálculo publicado en noviembre pasado, las Naciones Unidas estiman que unos 415 millones de personas salieron de la pobreza multidimensional desde 2005, y la tasa de incidencia de pobreza habría caído de 55% a 16,4%.
Con una población de 1.400 millones de habitantes y una edad promedio de 29 años, India promete un enorme potencial para el desarrollo de una clase media no solo enorme, sino también joven.
A pesar de los avances, India sigue siendo un país de bajos ingresos, con un PIB per cápita en torno a los US$ 2.500. Según esta variable, el país está en el mismo punto que China en 2005-2006, para cuando inició su segundo período de crecimiento a tasas anuales de dos dígitos.
El gobierno de Modi busca seguir los pasos de China convirtiendo a su país en el nuevo centro de producción manufacturera y un fuerte aumento de la inversión. Un modelo que, como explica Michael Pettis, profesor de Finanzas en la U. de Beijing, ha agotado su validez en China, que ahora está forzada a desacelerar su expansión y enfocarse más en redistribución y el desarrollo de su mercado interno y la industria de servicios.
Aprovechar la coyuntura
En ese sentido, India se está beneficiando de los problemas que han aquejado a China en los últimos cuatros años y que están llevando a más empresas a diversificar sus centros de producción. Apple es el caso más relevante. Foxconn, su mayor proveedor, anunció este año una inversión por US$ 500 millones en una nueva planta en India, desde la que espera exportar el 18% de los iPhones desde 2024. La decisión fue una respuesta a las interrupciones producidas por la política Cero-Covid de Beijing, y el conflicto con EEUU.
Mientras China se ve amenazada por aranceles y listas negras a sus empresas de parte de EEUU, India mantiene un rol bastante neutral en la esfera internacional. Ser considerada “la mayor democracia del mundo” le ayuda a evitar conflictos con EEUU y la Unión Europea. Mientras, por ejemplo, continúa adquiriendo combustible ruso sin problemas.
El mayor atractivo de India se refleja en el monto récord de inversión extranjera directa que el país ha recibido en los dos últimos años. Según FDI Intelligence, el país es solo superado por Qatar como destino más atractivo para la inversión extranjera en 2023.
El atractivo manufacturero de India se refleja ya en sus exportaciones. La consultora Bain destaca que el país ha triplicado el ritmo de crecimiento de sus envíos a un 15% en los dos últimos años; además, habría sumado US$ 418.000 millones en exportaciones de manufacturas en 2022, y la cifra -apuntan a analistas de Bain- casi se triplicaría hacia 2028.
“India se beneficia de seis megatendencias: la diversificación de la cadena de suministro, ventajas en determinados sectores manufactureros (químico-farmacéutico, por ejemplo), políticas gubernamentales en apoyo de las manufacturas, aumento de la inversión y de la actividad de capital de riesgo”, señalan en Bain.
Muy importante es la fuerte apuesta por la innovación, en un país que ya tiene una base digital avanzada. El gobierno aprovechó la pandemia para impulsar la digitalización de la banca, los pagos y el comercio. El éxito de graduados indios en hub tecnológicos internacionales se ha convertido también en un imán para inversiones en esta área.
Según FDI Intelligence, India es el principal destino de inversión extranjera directa en actividades de investigación y desarrollo (I+D), con 188 proyectos por valor de US$ 11.700 millones durante 2022. Le sigue de lejos EEUU, con 90 proyectos por US$ 2.500 millones.
Algo de precaución
En el mercado, sin embargo, todavía está viva la imagen de ese Brasil despegando en la portada de The Economist en noviembre de 2009. Al igual que hoy Morgan Stanley con India, Brasil recibió el espaldarazo de Goldman Sachs como la primera letra de los “BRIC”, países que debían ser los próximos líderes de la economía mundial.
India (al igual que Brasil) es famoso por su burocracia y sistema de licencias e impuestos extremadamente complejo. Su estructura federal y de liderazgos políticos locales también se convierten en un desincentivo para la inversión.
Si bien en las últimas tres mediciones del ahora extinto ranking Doing Business del Banco Mundial India apareció entre los países que más puestos avanzaron de un año a otro, en la última edición (2020) se ubicaba todavía en el puesto 63 (Chile ocupó el 59).
El espíritu nacionalista de Modi también podría convertirse en un problema. India tiene una tradición proteccionista, y no es secreto que el gobierno ha favorecido y ayudado a empresas locales a convertirse en grandes holdings, desplazando a actores internacionales.
Si bien el atractivo de India es evidente, la frustrada promesa de Brasil llama a la cautela a la hora de celebrar por adelantado ahora “el despegue” de India.
UN GIGANTE EN EXPANSIÓN
No hay mejor ejemplo del gigante que India ha estado construyendo en los últimos años, mientras el mundo miraba a China, que Gautam Adani. Mientras Elon Musk, Bernard Arnault o Jeff Bezos han visto reducir sus fortunas, Adani sumó US$ 40.000 millones gracias al crecimiento de su imperio para convertirse en el tercer hombre más rico del mundo y el mayor de Asia.
Adani es el fundador de un holding que cubre minería (cobre y aluminio), puertos, generación y transmisión eléctrica, cemento, infraestructura, retail, aeropuertos, y más recientemente también televisión.
Un verdadero “self-made man”. Adani, de 60 años, fundó su primera empresa en 1988 en Gujarat. Hijo de comerciantes de textiles, Adani abandonó los estudios universitarios de forma temprana tras descubrir su talento como comerciante con la compra y venta de diamantes.
De la mano de la apertura de la economía india en 1991, Adani descubrió pronto el potencial de crecimiento en construir la infraestructura portuaria del país. Adani ganó licitaciones y junto a sus puertos llegaron líneas privadas de tren y plantas térmicas de energía.
Sus negocios, al igual que los de su rival, Mukesh Ambani, han crecido de la mano del agresivo plan de licitaciones lanzado por Narendra Modi, primero como gobernador de Gujarat y desde 2014 como primer ministro de India.
Uno de los procesos más polémicos sucedió en 2019, cuando el gobierno de Modi privatizó seis aeropuertos a favor de Adani, cuyo grupo hasta entonces no tenía experiencia en la industria.
Durante 2022, el empresario indio ha protagonizado otros negocios de alto perfil, como la compra de los activos de Holcim en India y el anuncio de que creará la primera empresa de televisión internacional india, tras adquirir la cadena NDTV.
Sus planes para 2023 incluyen la apertura de su family office, para manejar su fortuna (calculada por Bloomberg en US$ 119 mil millones), y la inversión de US$ 70.000 millones en el desarrollo de hidrógeno verde.
Adani es el fundador de un holding que cubre minería (cobre y aluminio), puertos, generación y transmisión eléctrica, cemento, infraestructura, retail, aeropuertos, y más recientemente también televisión.
Un verdadero “self-made man”. Adani, de 60 años, fundó su primera empresa en 1988 en Gujarat. Hijo de comerciantes de textiles, Adani abandonó los estudios universitarios de forma temprana tras descubrir su talento como comerciante con la compra y venta de diamantes.
De la mano de la apertura de la economía india en 1991, Adani descubrió pronto el potencial de crecimiento en construir la infraestructura portuaria del país. Adani ganó licitaciones y junto a sus puertos llegaron líneas privadas de tren y plantas térmicas de energía.
Sus negocios, al igual que los de su rival, Mukesh Ambani, han crecido de la mano del agresivo plan de licitaciones lanzado por Narendra Modi, primero como gobernador de Gujarat y desde 2014 como primer ministro de India.
Uno de los procesos más polémicos sucedió en 2019, cuando el gobierno de Modi privatizó seis aeropuertos a favor de Adani, cuyo grupo hasta entonces no tenía experiencia en la industria.
Durante 2022, el empresario indio ha protagonizado otros negocios de alto perfil, como la compra de los activos de Holcim en India y el anuncio de que creará la primera empresa de televisión internacional india, tras adquirir la cadena NDTV.
Sus planes para 2023 incluyen la apertura de su family office, para manejar su fortuna (calculada por Bloomberg en US$ 119 mil millones), y la inversión de US$ 70.000 millones en el desarrollo de hidrógeno verde.