Una batalla entre Elon Musk y los partidarios de Maga sobre inmigración ha puesto de relieve una fractura entre los nuevos partidarios de Donald Trump en Silicon Valley y su base más radical.
La ruptura en torno a la política de inmigración y los sistemas de visados para trabajadores extranjeros surgió a raíz del nombramiento por Trump de Sriram Krishnan, antiguo socio de Andreessen Horowitz, como asesor principal de política de inteligencia artificial de la Casa Blanca.

La medida provocó una reacción violenta de la base “Make America Great Again” de Trump en X, que rápidamente derivó en un debate sobre los visados H-1B, un programa destinado a mano de obra extranjera altamente cualificada fundamental para las empresas tecnológicas estadounidenses.

Citando un post en el que Krishnan apoyaba la eliminación de los límites por país para las tarjetas de residencia con el fin de “desbloquear la inmigración cualificada”, la activista de extrema derecha Laura Loomer dijo en un post en X el lunes que era “alarmante ver el número de izquierdistas de carrera que ahora están siendo nombrados para servir en la administración de Trump cuando comparten puntos de vista que están en oposición directa a la agenda de Trump de América Primero”.

Representantes de todo el mundo trumpista saltaron al debate. Activistas de extrema derecha apoyaron a Loomer, quien a su vez atacó a ejecutivos tecnológicos en la órbita del presidente electo, incluidos Musk y David Sacks, a quien Trump ha nombrado zar de la inteligencia artificial y las criptomonedas en la Casa Blanca y que trabajará en estrecha colaboración con Krishnan.

El propio Musk, inmigrante en Estados Unidos, se mostró partidario de contratar a trabajadores extranjeros altamente cualificados. Hay “una grave escasez de ingenieros de gran talento y motivación en Estados Unidos”, afirmó el miércoles en X. “Todo se reduce a esto: ¿quieres que Estados Unidos GANE o quieres que Estados Unidos PIERDA? Si obligas a los mejores talentos del mundo a jugar para el otro bando, Estados Unidos PERDERÁ”.

El cisma plantea interrogantes sobre si dos alas enormemente diferentes del electorado de Trump -algunos de los ejecutivos tecnológicos más poderosos de Estados Unidos y activistas de extrema derecha- podrán coexistir.

Los CEO de big techs, históricamente blanco de la ira de Trump, han intensificado una ofensiva de amor sobre el presidente electo en las últimas semanas, donando a su fondo inaugural y cenando con él en Mar-a-Lago.

“Los ejecutivos de las grandes tecnológicas creen que ahora mandan ellos”, escribió Loomer en X el jueves. Algún día le caerán mal a Trump y la cosa pasará a mayores”. El estallido entre Maga y los hermanos tecnológicos va a ser glorioso”.

El enfrentamiento en Internet ha puesto en el punto de mira a Musk, que ha asumido el papel de confidente de Trump tras convertirse en uno de sus animadores y financistas más ruidosos durante su campaña presidencial. El presidente electo ha responsabilizado a Musk y al ex candidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy de recortar el gasto público y la regulación federal.

El jueves, en un extenso post en X, Ramaswamy afirmó que la inmigración cualificada era necesaria debido a la cultura estadounidense de “mediocridad por encima de la excelencia”, lo que provocó nuevas reacciones de los partidarios de Maga.

Musk recurrió el jueves a analogías deportivas en un intento de aplacar las reacciones en línea. “Tal vez esto sea una aclaración útil: Me refiero a que traer a través de la inmigración legal al ~0,1% de los mejores ingenieros es esencial para que Estados Unidos siga ganando”, escribió en X.

“Es como traer a los Jokic o los Wemby del mundo para ayudar a todo tu equipo (¡que es mayoritariamente estadounidense!) a ganar la NBA”, añadió Musk, refiriéndose a los jugadores nacidos en el extranjero de la liga de baloncesto estadounidense.
Krishnan no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.

Los visados, incluido el programa H-1B, han sido clave para el desarrollo de Silicon Valley y siguen siéndolo para mantener el principal sector tecnológico de Estados Unidos.

“El H-1B es de vital importancia para Silicon Valley”, afirma Hiba Anver, socia de Erickson Immigration Group. “Hay más de un tipo de visado patrocinado por la empresa, pero el H1-B es el visado al que potencialmente podría optar el mayor número de personas”.

El gobierno estadounidense permite 85.000 nuevos beneficiarios cada año fiscal. Las tasas de denegación experimentaron un repunte bajo la primera presidencia de Trump, debido a políticas que los tribunales posteriormente declararon ilegales.

A diferencia de otras categorías de visados, “no tienes que haber nacido en un país concreto, no tienes que trabajar en una oficina extranjera para la misma empresa, y el listado para ser aprobado no es tan alto”, dijo Anver.

En la carrera por adelantarse a China en el desarrollo tecnológico, desde los semiconductores a la IA, atraer talento es clave para el sector tecnológico estadounidense.

“Los ejecutivos con los que hablo han comentado de forma abrumadora la complejidad de traer gente aquí, y cómo eso está perjudicando su capacidad de innovar”, dijo Daniel Newman, CEO de The Futurum Group.

“Si nos fijamos en algunos de los mayores avances de la innovación, las competencias, la ingeniería y la tecnología a menudo han sido iniciadas por personas que han venido aquí con visado”, añadió.