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Periodista experto en Francia: “Macron está caminando por una delgada línea"

Periodista experto en Francia: “Macron está caminando por una delgada línea"

El ex editor senior del Washington Post y autor del libro "The Last President of Europe", William Drozdiak, analiza la gestión del presidente galo en las últimas protestas que afectaron los alrededores de París. “Él quiere asegurarse de que Le Pen y la extrema derecha no le sucedan. Quiere evitarlo”, explica.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 15 de julio de 2023 a las 10:00
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No han sido meses fáciles para Emmanuel Macron. En marzo el Presidente francés llegó a un mínimo de popularidad en medio de su cuestionada reforma previsional y hoy, cuatro meses después, batalla con las consecuencias de las masivas protestas por violencia policial que dejaron más de 1.500 detenidos, 11 mil incendios, 500 policías heridos y daños superiores a los US$ 715 millones.

A diferencia de otras revueltas sociales, como la de 2018 con los chalecos amarillos, la aprobación a su gestión no se vio afectada. “Este es el único caso en el que las protestas no son en contra del propio Macron. De hecho, su popularidad ha aumentado en las últimas semanas”, dice William Drozdiak, periodista estadounidense y autor de The Last President of Europe, un libro que perfila a Macron como el único líder europeo enfocado en potenciar la unión del continente.

Las protestas partieron a finales de junio luego de la muerte de Nahel M, un joven de 17 años de origen argelino que recibió un disparo de la policía luego de intentar escapar de un control de identidad. Este caso volvió a poner sobre el tapete la discusión sobre la fractura identitaria en la sociedad francesa.

“Se ha visto que Macron ha tratado de caminar por una delgada línea entre, por un lado, condenar la brutalidad policial como inexcusable, pero al mismo tiempo, repudiar la violencia perpetrada por muchos de estos adolescentes y, en particular, los ataques a los alcaldes y otros funcionarios electos. Está en una posición difícil”, describe Drozdiak, ex editor del The Washington Post.

En efecto, el mandatario galo ha sido crítico respecto a la violencia en las calles. Primero, solicitó a los padres que controlen mejor a sus hijos, para luego apuntar a las redes sociales como una fuente de incitación a la violencia. El corolario de sus dichos ocurrió la semana pasada, cuando apuntó a los videojuegos.

“Esta es una crisis que se ha estado gestando durante décadas. Y han invertido mucho dinero en algunas de estas zonas desfavorecidas. Pero en los guetos suburbanos de las afueras de París y otras grandes ciudades sigue habiendo un sentimiento de frustración y alienación entre la población más joven. Muchos de ellos descienden del norte de África y sienten que no han podido encajar realmente en la sociedad gala”, reflexiona el periodista.

“Hicimos buenas migas”

La primera pasión de William Drozdiak fue el baloncesto. Antes de dedicarse al reporteo de política internacional, fue jugador profesional de este deporte en Estados Unidos y Europa. Primero, jugó en la Universidad de Oregon (donde estudió ciencia política y economía), para luego ascender a la NBA. Ahí representó, brevemente, a los Golden State Warriors. Luego de su paso por la liga norteamericana su agente le encontró club en Europa. Durante siete años compitió en Italia, España, Francia y Bélgica.

En ese último país, mientras él estudiaba un postgrado en economía, conoció a su esposa Renilde Loeckx, diplomática belga que fue cónsul general de su país en Nueva York y embajadora en la República Checa. Luego de su paso por el baloncesto profesional, Drozdiak se convirtió en corresponsal europeo para Time y el Washington Post. Su primer encargo para el diario norteamericano fue cubrir la retención de 105 estudiantes en Holanda, un evento que terminó con intervención militar. Con esa cobertura logró llegar a la portada del Post y llamar la atención del editor jefe, Ben Bradlee, periodista “legendario y muy inspirador”, opina Drozdiak desde Nueva York, donde está de visita.

“Estuve basado en Berlín, Bruselas y París, aunque también viví en El Cairo y Beirut y cubrí la guerra Irán-Irak y la revolución iraní”, recuerda Drozdiak, quien fue 20 años editor del Post y quien, bajo su gestión, logró ganar dos premios Pulitzer por reportajes internacionales sobre Oriente Medio y el colapso del comunismo en la Unión Soviética y Europa del Este.

Ya alejado de los medios, en septiembre de 2017 publicó Fractured Continent, un libro que realizaba “una visión panorámica de los diferentes retos a los que se enfrentan las distintas sociedades en toda Europa. Cada capítulo se titulaba con el nombre de una capital”.

En la investigación para ese libro se dio cuenta de que, tal como en Estados Unidos, “no había surgido una nueva generación en política”. Y agrega un ejemplo: “Acá estamos mirando las elecciones de 2024 con Joe Biden, que tendrá 80 años y Donald Trump 77. Y creo que no es saludable para las democracias cuando no pueden hacer la transición a una nueva generación de liderazgo político”.

Justamente en ese contexto surgió un líder nuevo. Emmanuel Macron. “Él salió de la nada, sin haber sido elegido nunca. Así que pensé que sería interesante hacer una crónica de su primer mandato para ver cómo se adaptaba este neófito a ser mandatario de un gran país europeo y cómo lidiaba con todo ello. Así que conseguí ponerme en contacto con él. Hicimos buenas migas. Tuve unas seis horas de entrevistas durante la preparación del libro”.


“Existe ese sentimiento de desigualdad, de persecución injusta”

La discusión identitaria en Francia está más activa que nunca. Este tópico apareció brevemente en 2018, cuando la selección gala -compuesta mayoritariamente por descendientes africanos- ganó el Mundial de Rusia. Según Drozdiak, “existe la frustración de la generación cuyos padres se trasladaron a Francia hace 30 o 40 años, y que nunca han podido encajar. Entonces es un conflicto político grande. Además, tienen a alguien como Marine Le Pen que dice que nunca deberían haber dejado entrar a esta gente. Es un discurso que apela a los impulsos populistas xenófobos”.

Sobre el caso de la muerte de Nahel M, el periodista afirma que “estos controles son considerados muy humillantes por muchos de los más desfavorecidos. Y está claro que son frenados mucho más que la gente blanca o los turistas. Entonces existe ese sentimiento de desigualdad, de persecución injusta”.

Y agrega: “Muchos policías vienen de las provincias rurales y a menudo tienden a ser partidarios del Frente Nacional. Así que tienden a ser más antagónicos con la población inmigrante”.

Además, afirma que resolver la división racial es algo fundamental para pavimentar el futuro de Europa, ya que, dice, necesitará tender puentes con África para mantenerse como un continente influyente en la escena internacional. “De todos los líderes que he entrevistado, Macron era el que parecía tener las ideas más atrevidas. Estaba dispuesto y era alguien que se preparaba, que leía mucho y que estaba muy interesado en el flujo de la historia”.

Y complementa: “Macron está claro que ha leído muchos libros sobre África y sobre cómo cree que África y Europa están destinadas a colaborar más estrechamente, que es la filosofía de un historiador francés, Fernand Braudel. Él afirmaba que el Mediterráneo debería verse como un puente entre Europa y África. Y señaló que con el cambio climático habrá una potencial crisis de refugiados”.

“Él es rápido para salir y hablar con la gente”

Macron, desde que comenzó su gestión presidencial en 2017, ha sido criticado por ser un mandatario con una personalidad de bajo perfil de cara a la ciudadanía. Sobre esto, Drozdiak opina que ha recibido una “crítica injusta de las personas que dicen que es demasiado distante y arrogante. Él hizo un gran esfuerzo tras el movimiento de los chalecos amarillos. Recorrió el país durante tres meses. A veces las reuniones duraban seis o siete horas, y él se sometía a una aguda crítica de las poblaciones locales que se oponían a su gestión. Pero él pensaba que era útil e interesante escuchar de primera mano lo que molestaba a la gente”.

Con este recorrido Macron, según el periodista, “sacó sus propias conclusiones y trató de hacer distintos cambios estructurales”. El más importante fue la reforma previsional, una polémica ley que se aprobó en abril y que proponía subir la edad de jubilación de 62 a 64 años. Durante meses los opositores al entonces proyecto de ley se reunieron en las calles parisinas para frenar la discusión.

“Es una reforma perfectamente lógica. En Alemania e Italia la edad de jubilación es de 68 años. Sin embargo, los franceses se niegan obstinadamente a aceptar esta realidad. Y por eso Macron intentó explicarles la importancia de modificar la ley”, complementa.

“Él es rápido para salir y hablar con la gente, escuchar de primera mano cuáles son las causas de las razones detrás de sus quejas. Al menos demuestra que se preocupa en lugar de refugiarse en el Palacio del Elíseo y no tener ningún contacto con la población”.

-En los últimos seis años Francia ha enfrentado una serie de protestas violentas. Este ha sido un fenómeno que ha interesado a una serie de sociólogos, que tratan de entender por qué ha ocurrido esto específicamente en Francia y no en otras partes de Europa…

-Se puede decir que hay mucho descontento, pero los franceses son así. Les encanta criticar y quejarse de su estado actual. Pero yo les digo que deberían viajar a Washington DC. Ahí sí que existe una política disfuncional. Al menos en Francia tienes salud y educación superior gratuita. Y uno pensaría que habría más aprecio. En cambio, están constantemente en la calle protestando por lo que creo que son reformas sensatas. Un escritor francés una vez me dijo una gran frase: “Francia es un paraíso habitado por personas que piensan que están en el infierno”.

“Macron está caminando por una delgada línea”

Uno de los mayores retos para Macron en esta segunda etapa presidencial (fue reelecto a finales de 2022) será, opina Drozdiak, solucionar la división identitaria que existe actualmente en Francia. “Y si tiene éxito, la idea es que se traspase a las próximas elecciones en cuatro años, aunque él no pueda volver a presentarse”, explica. “Entre la centro izquierda y la centro derecha existe el temor a la figura de Marine Le Pen, ya que su posición está por tomar medidas contra la inmigración”.

La gran pregunta, dice el periodista, es el sucesor que elegirá Macron. “Creo que podría ser su primer ministro, Édouard Philippe, o bien el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire. Ambos serían, creo, fuertes candidatos contra Le Pen”.

Pero advierte: “Todavía tienen cuatro años más en su segundo mandato. Pero quiere asegurarse de que Le Pen y la extrema derecha no le sucedan. Quiere evitarlo. Para eso necesita tener un candidato fuerte y exitoso. Pero mientras tanto, tiene que andar con pies de plomo. Mélenchon y la extrema izquierda lo critican por su modelo económico, mientras que la extrema derecha dice que es demasiado blando con el crimen”.

Y concluye: “Macron está caminando por una delgada línea. Por un lado, su gobierno ha apoyado mucho a la policía. Ha aumentado los presupuestos y ha promulgado leyes que permiten una mayor vigilancia. Además, tiene un ministro del Interior que es querido y respetado por las fuerzas de orden. Está tratando de quitar algo de protagonismo a la extrema derecha pareciendo duro en cuestiones de seguridad, pero al mismo tiempo, quiere mostrar algo de benevolencia e intentar mejorar las condiciones de vida de los que viven en guetos suburbanos y así robar algo de apoyo a la izquierda. Así que es un acto de equilibrio”.

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