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¿Qué pasa en Medio Oriente? 5 claves para entender el conflicto

¿Qué pasa en Medio Oriente? 5 claves para entender el conflicto

A pesar de que resulta difícil reducir el enfrentamiento entre Israel y el mundo árabe a solo una lista de problemas, el historiador Ignacio Morales -que está cursando un doctorado en el Departamento de Estudios de Defensa del King’s College London- entrega cinco claves que pueden ayudar a comprender algunos elementos articuladores de esta pugna, la cual -recientemente- ha subido de tono con la incorporación de organizaciones terroristas como Hezbollah y países como Irán.

Por: Ignacio Morales, historiador | Publicado: Viernes 4 de octubre de 2024 a las 18:03
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1. Conflicto Palestino-Israelí

Creo que debemos hacer una clara distinción entre el Conflicto Palestino-Israelí y el Conflicto Árabe-Israelí. Las agendas políticas, estratégicas e ideológicas (además de las narrativas históricas) de cada uno de los actores involucrados cambian de forma notoria respecto a cómo nos acerquemos metodológicamente al mismo. El conflicto entre judíos y palestinos descansa, a grandes rasgos, en tres grandes problemas. Incluso más allá de las distinciones puramente religiosas entre ambos bandos, el pueblo palestino reclama para sí la urgente resolución de su derecho histórico a autodeterminación política, el retorno de los refugiados de 1948 y el establecimiento de Jerusalén oriental como capital del Estado palestino.

Lo anterior significa, en primer lugar, el reconocimiento internacional de sus fronteras políticas en Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán, específicamente desde 1967 (previo a la Guerra de los Seis Días). Si se reconoce al Estado palestino, se debe entonces reconocer también a sus autoridades políticas, su completa soberanía territorial sobre los territorios en disputa y el fin de la existencia de asentamientos de colonos israelíes en territorio ocupado. El problema, por supuesto, no es sólo la permanente negativa del Estado de Israel de acceder a ese mutuo reconocimiento y la consolidación de una ya cuasi inaplicable solución de dos Estados, sino que también las fracturas político-ideológicas internas entre la Autoridad Palestina en Cisjordania y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en la Franja de Gaza. Resulta, por lo demás, tremendamente difícil creer que en Palestina los nacionalistas seculares puedan trabajar en conjunto con islamistas sunitas, sobre todo después de la sistemática radicalización demostrada por Hamas en la historia reciente.

En segundo lugar, reconocer el derecho de los palestinos a regresar a las tierras de las cuales fueron expulsados luego de la guerra de mayo de 1948, parece ser imposible. Para comenzar, esto significaría redibujar las fronteras políticas creadas por el Estado de Israel en 1948 y luego en 1967 y restablecer así la propiedad de palestinos en los territorios en disputa. Por lo demás, Israel no estaría dispuesto a potenciar una asimetría demográfica que favorezca al mundo palestino, tanto en Cisjordania como Gaza. Con todo, esta discusión no es solo demográfica, sino que también político-ideológica. Si la construcción del Estado de Israel responde, al menos territorialmente, a la promesa de la tierra prometida, no podríamos esperar, sobre todo de la derecha nacionalista israelí, desprenderse de un territorio que entienden como suyo.

En tercer lugar, si Israel reconoce a Jerusalén como su capital única e indivisible desde la década de 1950 (pasando además por el dominio efectivo de la ciudad completa desde la Guerra de los Seis Días en 1967), difícilmente podríamos imaginar un reconocimiento israelí sobre una potencial capital palestina en Jerusalén oriental. Tanto para judíos como para palestinos musulmanes, Jerusalén representa una ciudad santa que debe ser la piedra angular de su soberanía política. Para las partes en conflicto esto puede resolverse, lamentablemente, sin imponer medidas de fuerza.

2. Conflicto Árabe-Israelí

Junto con la creación del Estado de Israel en mayo de 1948, se restructuraron una serie de fronteras políticas que vieron florecer al mundo judío luego de los horrores del Holocausto. Pero también, junto con la sistemática consolidación del proyecto estatal sionista, se dio comienzo a una historia de tensas relaciones con sus múltiples y heterogéneos vecinos árabes. Los conflictos militares de 1948, 1956, 1967, 1973, 1982 y 2006 (entre otros de menor intensidad), marcaron el ritmo de enormes y permanentes discrepancias políticas, ideológicas, estratégicas y religiosas que se mantienen vivas aun en la actualidad.

Y a pesar que muchas de estas diferencias descansan en el estado de la relación entre israelitas y palestinos, el mundo árabe y particularmente Egipto, Siria, El Líbano y Jordania (como vecinos directos de Israel), e Iraq, Arabia Saudita, Yemen, Qatar, Los Emiratos Árabes Unidos e Irán (como actores ‘periféricos’, pero fundamentales de la configuración del Oriente Medio contemporáneo), presentan distinciones importantes en cuanto a sus agendas político-estratégicas respecto a la existencia y consolidación del Estado de Israel. Así, debemos considerar tanto las coincidencias como las marcadas diferencias entre palestinos y otras sociedades árabes. Y a pesar que en más de setenta años, los Estados árabes han sido explícitos en su apoyo grandilocuente a la causa palestina, una serie de consideraciones geopolíticas de crucial importancia determinan las dimensiones racionales, y no necesariamente emocionales, de pragmáticas negociaciones diplomáticas y económicas entre árabes e israelitas. Sin ir más lejos, los bullados ‘Acuerdos de Abraham’ que pretendían normalizar las relaciones político-económicas entre Israel y Arabia Saudita podrían probar este punto. Sin embargo, la brutal violencia instaurada por Hamas en octubre de 2023, limitaron cualquier posibilidad de acuerdo. 

3. Geopolítica

Es necesario, en este aspecto, reconocer aspectos fundamentales de la geopolítica del conflicto. Al observar mapas políticos se logran Identificar, por ejemplo, pistas importantes sobre las tensiones étnico-nacionales en Israel, Palestina y El Líbano. Así, ciertas distinciones geopolíticas entre Gaza y Cisjordania se hacen explícitas si ponemos atención en las marcadas diferencias demográficas propias cada territorio. En este sentido, la construcción de asentamientos israelíes ilegales al oriente del río Jordán se muestra con claridad, particularmente en mapas posteriores a 1967. Si ampliamos nuestra perspectiva geopolítica, se pueden también apreciar los problemas de carácter regional. Podemos, por ejemplo, poner énfasis sobre las tensiones fronterizas entre Israel, El Líbano, Siria, Jordania y Egipto. Así también, podemos entender las vinculaciones regionales entre las potencias árabes del Golfo, la inestabilidad étnico-política en Iraq y la posición del Irán shiíta en un contexto mayoritariamente árabe. Por último, desde una visión global, podemos observar la importancia de las rutas petroleras que emanan del Golfo Pérsico/Arábico, el tránsito marítimo vía el Golfo de Adén, el Mar Rojo y el Canal de Suez. Acá, los intereses de Estados Unidos, Rusia y China aparecen con claridad.

4. Dinámicas históricas

Si queremos entender el actual estado de las relaciones de guerra entre Israel, Hamás, Hezbollah e Irán, debemos asumir que el problema fundamental de violencia y militarización no comenzó el 7 de octubre del 2023. Es cierto que la matanza de Hamas no resultó de una crisis espontánea. Los antecedentes históricos que pueden explicar las atrocidades cometidas por el Movimiento de Resistencia Islámica y la respuesta absolutamente desenfrenada de la administración de Benjamín Netanyahu son mucho más extensos de lo que muchos creen entender. La violencia y la radicalización, se deben comprender desde una perspectiva amplia. Esto no significa, bajo ningún respecto, legitimar la violencia indiscriminada en contra de civiles inocentes.

5. El rol de Irán

La República Islámica de Irán existe, como la conocemos, desde 1979. Así, la llegada al poder de los ayatolas sólo se entiende desde el estudio del proyecto político revolucionario impulsado por el islam shiíta militante. La consolidación en el poder, tanto del Ayatola Jomeini como de la Guardia Revolucionaria Islámica deben considerarse siempre que intentemos comprender el poder actual de Alí Khamenei y la expansión estratégica de la influencia de Teherán sobre El Líbano. Lo anterior, pasando por la guerra civil libanesa en 1976, la invasión israelí en 1982 y la fundación de Hezbollah en 1984. Sólo desde ese contexto, podemos intentar comprender las reales causas de la actual guerra entre Israel y El Partido de Dios. Sobre el actual estado de la cuestión y las posibles consecuencias de esta crisis, sólo queda esperar y observar con una perspectiva amplia cada uno de los acontecimientos.


Recomendaciones para entender el conflicto- Un libro: ‘Bibi. The turbulent life and times of Benjamin Netanyahu’, de Anshel Pfeefer

- Un documental: ‘Tantura: the untold story of the 1948 massacre’, de Alon Schwarz

- Un podcast: ‘Amanpour’, de Christiane Amanpour, CNN (episodio del 3 de oct. de 24, entrevista a ex Primer Ministro de Israel, Ehud Barak)

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