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Desaladoras, aguas grises y riego tecnificado: las soluciones para enfrentar la sequía extrema
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Una casa en Lo Barnechea, al día, usa tres veces la cantidad de litros de agua que una de San Miguel. Si en la comuna de la zona oriente el consumo promedio diario es de 1.537 litros, en la del sector sur de Santiago, es de 457 litros. Luego siguen en cantidad de consumo diario Vitacura (965 litros al día por casa), La Reina (913 litros), y Huechuraba (908 litros).
Al analizar las áreas verdes, mientras en Lo Barnechea el 26% de la superficie de la comuna es área verde privada (jardines interiores), en San Miguel apenas es el 2%, según el Observatorio de Ciudades UC.
Las piscinas, ídem. Si en Lo Barnechea hay 17.505 piscinas registradas ante el SII, que usan 1.021.771 metros cúbicos de agua; en San Miguel hay 158 que consumen 10.508 metros cúbicos, según datos recopilados por el geógrafo Juan Correa, investigador de la Universidad de Las Américas.
El tema es que hoy para consumo humano, para lavar la loza, para regar el pasto y llenar la piscina, se ocupa la misma agua: potable. Y agua, queda poca, tras más de 10 años de una intensa sequía y un cambio climático que ha pegado fuerte en Chile.
“La gente está usando el agua como si aquí no hubiese un problema”, dijo el gobernador metropolitano, Claudio Orrego, en la semana en que anunció que se encuentra analizando los datos y métodos para tener un racionamiento de agua en la región y en particular en la zona oriente, si es que en invierno otra vez no llueve nada, o casi nada.
Sin embargo, el agua para consumo humano está lejos de ser la que más se utiliza. El sector agrícola es el mayor usuario de agua consuntiva (que no se devuelve a su causal) en Chile con un 72%, seguido por el agua potable con 12%, el industrial con 7% y la minería, 4%, según datos aportados por la Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM). El 5% restante está asociado al sector pecuario y al uso en generación eléctrica.
En la misma Asociación han tomado cartas en el asunto. Ya son conocidos los casos de San Pedro o Petorca donde buena parte, sino toda la población se abastece de un par de litros al día en camiones aljibe, de los que tienen que escoger si usar para ducharse, cocinar o alimentar animales.
“La situación es crítica, catastrófica, somos uno de los 30 países del mundo con mayor riesgo hídrico”, dice Jessica Mualim, alcaldesa de María Pinto y presidenta de la Comisión de Recursos Hídricos de la AChM.
Más del 50% de las comunas del país se encuentra bajo escasez hídrica. Estas 188 comunas, en las cuales habitan más de 8,3 millones de personas (47,5% de la población de Chile), se encuentran en 9 de las 16 regiones del país y abarcan un tercio de la superficie del territorio nacional.
La misma Asociación se organizó y crearon un decreto tipo de uso eficiente del agua en los municipios. “Estamos tratando de implantar árboles autóctonos, y sacar esas palmeras extranjeras que solo consumen agua. También con el decreto buscamos que se sancione el mal uso del agua y hemos trabajado con las embajadas de Reino Unido e Israel para instalar sistema de riego ante escasez hídrica”.
Otro problema que identifica la alcaldesa de un municipio con amplio uso agrícola, son los loteos irregulares. “Hay cientos de microloteos, y cada uno hace un pozo para sacar agua, sin pedir permiso. Necesitamos más herramientas para fiscalizar y que ese hecho no quede impune”, dice Mualim.
Aguas Andinas en alerta
Eugenio Rodríguez, el director de Clientes de Aguas Andinas, que lleva 17 años en la compañía, se ha convertido en el rostro visible de la firma cuando se ha hablado de sequía y racionamiento.
La semana pasada, en una extensa reunión con el gobernador Orrego, Rodríguez presentó las cifras de la sanitaria. Esos datos, sumados a los que vendrán prontamente de otras oficinas públicas, deberían ser los insumos para el decreto de racionamiento.
Rodríguez entrega cifras alarmantes a DF MAS: el 80% de la Región Metropolitana se abastece de los rios Maipo y Mapocho. Y si en el caso del primero, el promedio histórico de caudal para febrero es de 141 metros cúbicos por segundo (m3/s), en febrero de 2022 fue de apenas 47 m3/s. En el caso del Mapocho, lo mismo: el histórico es 4,6 m3/s, y el mes pasado promedió 1,2 m3/s.
¿Qué está haciendo Aguas Andinas? Gracias a las descargas de las reservas y las transferencias de los canalistas del Maipo, lograron que el embalse El Yeso acumule actualmente agua para el consumo de tres meses. Pero en el caso de la zona oriente de la capital, abastecida por el río Mapocho, que no tiene un embalse de respaldo, se vive un escenario de mayor vulnerabilidad y por lo cual están realizando obras, dice el ejecutivo. En total, han identificado obras por US$ 330 millones para enfrentar la sequía.
Eso, además de trabajar con cuanto municipio y mesa de trabajo se pueda para hacer un uso eficiente del agua. Ahí, el mismo Rodríguez destaca lo que ha hecho Providencia con el recambio de áreas verdes y mejor manejo de riesgo, entre otros.
Aguas grises sigue pendiente
Desde 2018 que está aprobada y promulgada una ley para reutilizar las aguas grises. Con ese color se denominan toda el agua potable que se utilizó para lavar loza, ropa, duchas y que hoy, termina mezclada con el agua que sale por el WC y va a las plantas de tratamiento de aguas servidas.
Falta el reglamento que tiene que emitir el Ministerio de Salud para que por fin se pueda utilizar esa ley. Sin embargo, tiene puntos que mejorar, explica Gerardo Díaz, de la Fundación Chile. Por ejemplo, que aún no existe infraestructura en las actuales cañerías para separar el agua gris de los otros afluentes.
“La mejor solución es que todos los afluentes, grises y negros, se reutilicen como ocurre en países como Israel, donde más del 90% del agua utilizada por la agricultura proviene de aguas residuales tratadas, o Singapur, donde se utiliza incluso para abastecimiento de consumo humano”.
Pero las aguas grises, dice el experto, deberían ser una parte de una solución integral a la sequía. Por ejemplo, los emisarios submarinos, que están ubicados en toda la costa chilena y que botan 8 m3/s en total al mar, podría ser agua que se trate y se reutilice nuevamente.
Además, hay que utilizar las formas naturales de recuperación, avanzando hacia soluciones basadas en la naturaleza que resultan más costo eficientes que las soluciones grises convencionales.
Agricultura en emergencia: no se puede esperar más
“Estamos enfrentando una sequía que lleva más de una década, en la que los agricultores están haciendo grandes esfuerzos para mejorar la eficiencia del agua”, dice Cristián Allendes, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura.
Donde más ha trabajado este rubro, el principal consumidor de agua en Chile, es en tecnificar el riego. En los últimos 10 años lo han hecho con cerca de 190 mil hectáreas de riego, que significa un crecimiento del 63% de la superficie. Este tipo de riego tiene una eficiencia entre el 80% y el 90%; mientras que el riego tradicional tiene una eficiencia bastante menor, de entre 40% y 50%.
Además, entre 2010 y 2021, el fisco junto al sector privado han invertido más de $ 300 mil millones en los programas de la Comisión Nacional de Riego, donde el sector privado en promedio aporta el 42% de la inversión.
“Es urgente la incorporación de infiltración de napas subterráneas, así como la desalación de agua de mar para uso agrícola; el Estado debe ayudar urgentemente en esto, no se puede esperar más. Aunque sea una tecnología más cara, en unos años será más económica. A su vez, producto de la sequía las plantaciones frutícolas, las viñas, los cultivos, poco a poco se están trasladando al sur del país. Es muy importante como país mantener la producción de alimentos a nivel local y vital como seguridad alimentaria”, explica Allendes.
Innovaciones que nacen: datos en línea, lombrices y desaladoras
Con el problema de la sequía encima, aparecieron las innovaciones. Una de las que más destacan en el mercado es Instacrops, un asesor virtual fundado por Mario Bustamante, que conecta datos de distintas fuentes, sensores, satélites, drones y data, para transformarlos en reportes e informes al agricultor y así sepa cuándo tiene que regar, cuándo hay una enfermedad o cuándo vendrán heladas. Con ello, además, el uso del agua se eficienta mucho más.
Otra innovación ocurrió a mediados de los años ‘90 en la Universidad de Chile. El profesor José Tohá inventó un sistema que usa el agua residual de una vivienda o fábrica para pasarla por un filtro con lombrices que se comen los residuos y permiten que el agua siga hacia otro filtro que la vuelve reutilizable.
Además no genera lodos, sino que fertilizantes con los restos de las lombrices. Hoy se conoce como el Método Tohá, y hay una decena de empresas que lo venden. Hay proyectos en Chile, México, India, Argentina y Ecuador.
Pero una de las tecnologías que hoy más se está utilizando en el mundo es la desalación de agua de mar para diversas actividades, una de ellas, el consumo humano: en Tocopilla y Mejillones, por ejemplo, el 100% del agua que consume la población es sacada del mar; en Antofagasta el 85%, y un volumen importante en Copiapó y Caldera.
“En Chile hay al menos 25 plantas que abastecen a pequeñas comunidades, y hay en proyecto seis desaladoras multipropósito, que es una gran planta que permite abastecer a sanitarias, mineras, industrias y agricultura, que hoy se encuentran cerrando contratos con clientes para hacer eficiente la construcción de las plantas”, explica Ivo Radic, director de Vigaflow y representante en Chile de la Asociación Latinoamericana de desalación y reúso de agua.
La barrera en Chile, dice el experto, para que se masifique esta tecnología, no es el costo, sino la falta de regulación. “En el sistema eléctrico cuando se reguló la energía no convencional, vino un boom de proyectos verdes. En desalación esperamos que pase lo mismo”, apunta.
En la Región Metropolitana, por ejemplo, una desaladora multipropósito podría ser un complemento para combatir la sequía. “Tienen que ser varias acciones encadenadas: el uso eficiente de agua dulce, los afluentes de aguas grises y negras para regar parques, industrias con circuitos cerrados de reutilización de su propia agua, y además una desaladora”.