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El Gigante de Magallanes, el telescopio más grande del mundo se instala en Atacama
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Se trata del telescopio infrarrojo óptico gregoriano más grande jamás diseñado. Esa es la definición técnica del Telescopio Gigante de Magallanes, que proporcionará el campo de visión más amplio del universo con siete de los espejos más grandes del mundo, que tienen, entre otros objetivos, buscar signos de vida en exoplanetas.
El telescopio contará con un poder de resolución diez veces mayor que el Telescopio Espacial Hubble y cuatro veces el Telescopio Espacial James Webb, estará albergado en un recinto de 22 pisos de altura y 4.800 toneladas métricas. Tiene una estructura de acero de dos mil toneladas que sostiene siete espejos, cada uno de ellos de 78,4 metros.
Diseñado, construido y operado por GMTO Corporation, organización sin fines de lucro, el proyecto depende de un consorcio internacional compuesto por 13 universidades e instituciones de investigación de los Estados Unidos, Corea del Sur, Israel, Brasil y Australia. Entre ellas la Universidad de Arizona, el Instituto Carnegie, la Universidad Harvard, el Instituto Smithsonian, Universidad de Chicago y el Instituto de Ciencias Weizmann.
De visita en Chile, el físico Robert Shelton, presidente de Giant Magellan Telescope Corporation desde 2017, describe con entusiasmo las características del proyecto y su posible alcance.
Shelton fue el presidente de Research Corporation for Science Advancement -la primera fundación estadounidense dedicada al financiamiento científico-, presidente de la Universidad de Arizona, rector de la Universidad de Carolina del Norte y vicerrector de Investigación de la Universidad de California.
El telescopio contará con un poder de resolución diez veces mayor que el Telescopio Espacial Hubble y cuatro veces el Telescopio Espacial James Webb, estará albergado en un recinto de 22 pisos de altura y 4.800 toneladas métricas. Tiene una estructura de acero de dos mil toneladas que sostiene siete espejos, cada uno de ellos de 78,4 metros.
Diseñado, construido y operado por GMTO Corporation, organización sin fines de lucro, el proyecto depende de un consorcio internacional compuesto por 13 universidades e instituciones de investigación de los Estados Unidos, Corea del Sur, Israel, Brasil y Australia. Entre ellas la Universidad de Arizona, el Instituto Carnegie, la Universidad Harvard, el Instituto Smithsonian, Universidad de Chicago y el Instituto de Ciencias Weizmann.
De visita en Chile, el físico Robert Shelton, presidente de Giant Magellan Telescope Corporation desde 2017, describe con entusiasmo las características del proyecto y su posible alcance.
Shelton fue el presidente de Research Corporation for Science Advancement -la primera fundación estadounidense dedicada al financiamiento científico-, presidente de la Universidad de Arizona, rector de la Universidad de Carolina del Norte y vicerrector de Investigación de la Universidad de California.
Su cercanía con la astronomía proviene de su vínculo con los Observatorios Keck y el Telescopio Hubble, entre otros. Como científico ha investigado nuevas materialidades y es autor de más de 200 publicaciones académicas.
Desde la Casa Museo de la fundación Ecoscience, Shelton cuenta que su primera vez en Chile respondió a una invitación como autoridad universitaria. Entonces no podía imaginar que volvería en tantas ocasiones. Calcula que ha estado en Atacama seis veces, agrega que este el primer viaje al sitio de la construcción desde que comenzó la pandemia y declara que está ansioso por volver.
¿Qué tiene de especial este lugar? “He estado en varios observatorios, esperaba que fuera aislado y desierto. Pero lo que más me llamó la atención fue la belleza del silencio allá arriba. Realmente profundo. Quizás se deba a mi edad y pelo gris, pero he llegado a apreciar tremendamente la calma y el silencio”, responde el físico riendo.
El sitio se ubica en parte de los terrenos que ocupa el Instituto Carnegie desde 1969 y que se encuentra dedicado al uso astronómico. “Conocemos bien la locación y desde que se gestó el proyecto, sabíamos que era el lugar apropiado”, agrega.
Que el desierto de Atacama albergue a distintos sitios astronómicos es virtuoso, explica Shelton, porque, aunque los observatorios compiten entre sí, también surgen colaboraciones y el conocimiento se enriquece.
“En una analogía muy básica, es como cuando se genera un polo gastronómico en un sector de la ciudad, más allá de que cada restaurante compita con el del lado, la demanda crece. Y se pueden perseguir fines colectivos: todos los observatorios necesitamos cielos oscuros y velar para que no exista contaminación lumínica”.
Desde la Casa Museo de la fundación Ecoscience, Shelton cuenta que su primera vez en Chile respondió a una invitación como autoridad universitaria. Entonces no podía imaginar que volvería en tantas ocasiones. Calcula que ha estado en Atacama seis veces, agrega que este el primer viaje al sitio de la construcción desde que comenzó la pandemia y declara que está ansioso por volver.
¿Qué tiene de especial este lugar? “He estado en varios observatorios, esperaba que fuera aislado y desierto. Pero lo que más me llamó la atención fue la belleza del silencio allá arriba. Realmente profundo. Quizás se deba a mi edad y pelo gris, pero he llegado a apreciar tremendamente la calma y el silencio”, responde el físico riendo.
El sitio se ubica en parte de los terrenos que ocupa el Instituto Carnegie desde 1969 y que se encuentra dedicado al uso astronómico. “Conocemos bien la locación y desde que se gestó el proyecto, sabíamos que era el lugar apropiado”, agrega.
Que el desierto de Atacama albergue a distintos sitios astronómicos es virtuoso, explica Shelton, porque, aunque los observatorios compiten entre sí, también surgen colaboraciones y el conocimiento se enriquece.
“En una analogía muy básica, es como cuando se genera un polo gastronómico en un sector de la ciudad, más allá de que cada restaurante compita con el del lado, la demanda crece. Y se pueden perseguir fines colectivos: todos los observatorios necesitamos cielos oscuros y velar para que no exista contaminación lumínica”.
Un dato sorprendente que menciona el presidente de GMTO Corporation es que al final de esta década, cuando el telescopio comience a operar, Chile albergará el 70% de la capacidad de observación del planeta.
“La astronomía es una ciencia que cada vez capta más interés mundial. Los mejores astrónomos, físicos y matemáticos que busquen conseguir un premio Nobel, y, seamos sinceros, todos los científicos lo hacemos, querrán tener acceso al telescopio más grande del mundo. Ese seremos nosotros y estaremos en Chile”, afirma Shelton.
“La astronomía es una ciencia que cada vez capta más interés mundial. Los mejores astrónomos, físicos y matemáticos que busquen conseguir un premio Nobel, y, seamos sinceros, todos los científicos lo hacemos, querrán tener acceso al telescopio más grande del mundo. Ese seremos nosotros y estaremos en Chile”, afirma Shelton.
-¿Por qué nos interesa tanto saber si hay más vida en el universo ?
“Es una pregunta central saber si estamos solos. Pienso en el observatorio como una máquina del tiempo que nos permite retroceder y entender cómo se formaron las galaxias.
Cómo estamos compuestos, no solo físicamente sino también intelectual, emocional y espiritualmente. Ahí afuera encontraremos cosas que ni siquiera podemos imaginar.
Por eso hacemos ciencia. Miras hacia arriba en la noche, especialmente en el hemisferio sur, y estás inspirado. Tal vez para convertirte en poeta o en artista. O para ser astrónomo o científico, pero eso sin duda te inspira. Tiene que ver con lo desconocido”.
-La astronomía atraviesa un momento de gran popularidad en Chile, tenemos astronómos y astrónomas que son idolos. Si antes los niños querían ser astronautas, ahora quieren ser astrónomos. ¿Qué opina de eso?
“Bueno, es más rentable. A menos que seas Jeff Bezos y construyas tu propia nave espacial. (Ríe). Hablando en serio, ¡me parece fantástico!”
La inversión total del proyecto giantmagellan.org es de US$ 2 mil millones, probablemente la asociación público-privada más grande del momento en Estados Unidos en este momento, asegura Shelton.
Participan universidades y el gobierno federal, pero también donantes independientes, filántropos que quieren formar parte de este inmenso telescopio.
“Uno de los beneficios de su diseño es que somos extremadamente eficientes en la forma en que usamos la luz que recolectamos. Es muy eficaz en comparación con los otros telescopios sorprendentes que existen”, agrega el científico, explicando sus ventajas.
-Para quienes no somos expertos suena como la Fórmula 1, donde cada escudería dice tener el mejor auto para ganar la carrera.
“Exactamente. Son todos autos magníficos, pero con distintos atributos. Tienes el coche, que es el observatorio, y ahora, ¿quién lo va a conducir? La creatividad de los astrónomos, de los ingenieros, de los científicos que entienden cómo diseñar estos instrumentos lo es todo. Destaco la genialidad de Rebecca Bernstein, directora científica del telescopio”.
Una de las misiones de Robert Shelton, además de visitar el sitio de la construcción, es reunir aportes de filántropos o inversionistas chilenos. “Hemos tenido un éxito significativo en EEUU, donde existe una larga tradición de donaciones filantrópicas y una estructura fiscal que las alienta. Quizás es una quimera mía, pero me gustaría nombrar el observatorio con el nombre de un chileno/a o institución que hiciera una donación. Siempre estamos buscando más inversión”, dice.
Menciona un evento que realizaron en julio de 2019, con ocasión del eclipse solar, con potenciales donantes.
Uno de sus principales aliados en nuestro país es la fundación Ecoscience, del empresario Eduardo Ergas y su mujer Patricia López. Shelton destaca la labor que ellos han realizado en cuanto a divulgación científica y educación. “Han sido asesores increíbles para nosotros, conectándonos con otros líderes empresariales, ayudándonos a organizar actividades aquí en Santiago”, recalca.
Comenta que se han reunido con autoridades de los últimos dos gobiernos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, y que en esta visita entraron en contacto con el ministro de Ciencias, Flavio Salazar, y de Obras Públicas, Juan Carlos García.
Para terminar, el físico explica cómo llegará el equipamiento desde Tucson, Arizona, hasta Coquimbo, Chile: cada espejo viajará por separado, pesan unas 18 toneladas y van en cajas protectoras de acero que pesan varias toneladas más.
Desde el sitio de su construcción viajarán en un camión hacia Houston o algún puerto en California, para embarcarse con destino a Coquimbo, y luego subir muy lentamente, a unos ocho kilómetros por hora, hasta Las Campanas.
“Ahora mismo, dos de los espejos están terminados y en cajas. Pero falta mucho por delante. Tendré que mantenerme saludable para ver el final de esto, porque será épico”.