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La urgencia de revertir el ausentismo escolar que afecta a cada vez más niños en Chile

La urgencia de revertir el ausentismo escolar que afecta a cada vez más niños en Chile

1 de cada 3 escolares en nuestro país falta a clases un mes o más al año. El dato no es trivial porque arrastra un inmenso daño en el aprendizaje escolar que además se agravó tras la pandemia, explica Rebeca Molina, directora ejecutiva de Fundación Presente, que acaba de recibir el premio Mujer Impacta por su labor para combatir el ausentismo crónico.

Por: Por Sofía García-Huidobro | Publicado: Sábado 3 de diciembre de 2022 a las 21:00
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“Cuando vamos a un colegio la primera pregunta es: ‘¿Quiénes creen que la asistencia es importante?’ Todos responden: “¡Yo!”. Luego preguntamos: ‘¿Quiénes consideran que un 90% de asistencia es bueno?’ y vuelven a levantar la mano”, cuenta Rebeca Molina.
Lo cierto es un 10% de inasistencia escolar anual, que equivale a 20 o más días al año, es considerado ausentismo crónico y tiene consecuencias graves tanto en aprendizaje como en desarrollo psicosocial, esto según parámetros internacionales adoptados por el programa “Cada día cuenta” creado por el Ministerio de Educación en 2019. 
Fundación Presente viene trabajando en el diagnóstico y concientización del problema del ausentismo escolar hace ocho años, pero desde 2018 se constituyeron como fundación educacional. En total han trabajado con 120 colegios, desde servicios locales, municipales, y subvencionados, en Santiago y en regiones.
Han realizado talleres en Chiloé, Atacama, Coquimbo, entre otras localidades, y siempre se han encontrado con un comportamiento similar: la principal razón de ausentismo es la falta de valoración del sistema escolar
Rebeca Molina (39) es periodista de la Universidad Católica y en 2014 volvió a Chile luego de estudiar un Magister en liderazgo escolar en la Universidad de Melbourne, Australia. “Me puse a investigar qué cosas afectaban la calidad de la educación y me di cuenta de que no existían datos sobre ausentismo, solo había algo de información sobre deserción”. Se encontró con un estudio del economista Ricardo Paredes realizado a un grupo de colegios que se refería al daño académico del ausentismo. 
En 2015 el gobierno de Barack Obama en Estados Unidos lanzó la iniciativa Every Student, Every Day: A National Initiative to Address and Eliminate Chronic Absenteeism con la meta de reducir el ausentismo crónico en ese país que se alzaba en torno al 10%. Eso también fue una bandera roja ya que, según los datos del Mineduc, el ausentismo escolar en nuestro país entonces era de un 33%. En el sector municipal alcanza hasta un 43% y en el sector particular se acerca a un 25%, desglosa Rebeca.
“Afecta más a los sectores vulnerables, porque además en sus casas generalmente no cuentan con el capital cultural y las redes que les permitan reparar el daño de faltar el colegio”, explica la directora ejecutiva. En Chile la asistencia obligatoria es de 85% pero llegaron a la conclusión de que esa cifra no estaba basada en la evidencia ni tampoco consideraba las consecuencias que representa un 15% de inasistencia.
Detectado el problema, Rebeca, junto a Carola Larraín y Stephanie Ray, se pusieron a buscar soluciones. Decidieron acercarse a Rotary Club de Santiago para proponerles un programa piloto que combatiera el ausentismo en dos colegios municipales de la comuna de Santiago que ellos apadrinan. Se reunieron con parte del profesorado para estudiar posibles estrategias y se apoyaron en material de la organización estadounidense Attendance Works, creada por Hedy Chang en 2006.
Ellos promueven la asistencia desde un punto de vista pedagógico, que no es a través de bonos o premios, sino que con sensibilización”, apunta la fundadora de Presente. Pilotearon distintas actividades, muchas de las cuales siguen utilizando. Uno de los principales aprendizajes fue la creación de un Comité de asistencia en cada colegio integrado por unos 5 ó 6 miembros que incluyen a representantes del equipo directivo, profesores jefes, coordinadores académicos y encargados de formación. Cada 15 días este comité se reúne con la fundación para analizar estrategias. Trabajan además con Radar Escolar que procesa datos de asistencia según cursos, ciclos, épocas del año. 
 
El Mineduc publica las bases de asistencia a fin de año. “Recién en enero de 2016 pudimos comprobar el impacto que habíamos generado en nuestros primeros colegios, el ausentismo había disminuido notablemente”, cuenta Molina.
Añade: “Otro factor a considerar es que los colegios reciben subvención por parte del Estado según la asistencia a clases, entonces no solo los niños estaban asistiendo más, que es el beneficio que nosotros buscamos, sino que además el colegio estaba consiguiendo más recursos”. 
Nos enfocamos en promover la asistencia generando valoración por la educación escolar. Queremos que los profesores, auxiliares, administrativos, apoderados y alumnos, todos comprendan que es demasiado importante asistir al colegio y que vale la pena. Eso significa que los estudiantes se tienen que comprometer, los profes deben preparar clases de calidad que sean significativas, y así sensibilizar a la comunidad escolar a través de estrategias concretas. Cambiando creencias, cambia la conducta de asistencia”, sintetiza Rebeca.
Aclara además que circulan falsas creencias al respecto. Uno de los mitos es asumir que los estudiantes más vulnerables tienen más ausentismo crónico, lo mismo respecto de alumnos de familias inmigrantes: “muchos no tienen otras redes de apoyo y se las vienen a jugar a Chile, entonces presentan incluso mejor asistencia”.
Otra idea comúnmente errada es creer que en zonas rurales o más lluviosas la asistencia baja debido a dificultades como las distancias y la locomoción. “Los colegios rurales son los que tienen menor ausentismo escolar en Chile. Ahí hemos visto un compromiso único, los niños quieren ir a la escuela, ahí están sus amigos y tienen un vínculo importante con los profesores. Respecto de la lluvia, La Araucanía tiene baja tasa de ausentismo (23.8%) y Atacama, alta (42.8%)”, sostiene. 
Razones para faltar hay miles, explica Molina, pero estas se pueden agrupar en tres grupos según el modelo de Hedy Chang. Primero, las barreras; un alumno falta porque no puede ir, está enfermo o lo suspendieron, por ejemplo. Segundo, la aversión o rechazo al sistema escolar, en la época de Covid-19 podía justificarse como miedo al contagio, pero generalmente atiende a situaciones de bullying o ambiente violento.
Y el tercer grupo de razones es el que tiene que ver con falta de valoración hacia la escuela. Cuando crees que da lo mismo faltar es porque te falta información y ese es el tipo de razones que la Fundación Presente ataca. No porque desconozcamos las otras, pero nos hemos dado cuenta de que cuando generas valoración en toda la comunidad escolar se van descongestionando las barreras y la aversión. La asistencia no puede ser un dato administrativo, es un factor pedagógico”.
 
Es un hecho comprobado que a mayor tiempo permanezca cerrado un colegio, aumentarán las tasas de deserción escolar. Por eso cuando la cifra de alumnos que salieron del sistema estudiantil tras la pandemia llegó a 50 mil, el dato, dramático, no le sorprendió demasiado.
"Elaboramos una encuesta que piloteamos el año pasado y que aplicamos este 2022 y que nos permite saber por dónde avanzar. Según los resultados un 50% de los apoderados considera que asistir a clases no es importante para que sus hijos cumplan sus metas y sus sueños para la vida. Eso hay que revertirlo”, dice Rebeca.
Durante 2020 y 2021 no se realizaron registros de asistencia formal porque tampoco hubo pago de subvención por asistencia. “Sin esa información no pudimos encender las alarmas, ese tercio de ausentismo crónico se transformó en más de un 60%. La asistencia es como un globo de helio con hilo cortito, lo tienes que mantener firme, pero llegó el Covid y se te fue de las manos. Eso no pasó de un minuto a otro”, afirma Rebeca. 
Con la pandemia también tuvieron que aprender a flexibilizarse. En Fundación Presente funcionaban de manera estructurada, con una hoja de ruta y etapas, pero debieron abrirse a que cada colegio customizara el sistema según sus necesidades y desarrollaron además un área relacionada con habilidades socioemocionales.
Descubrimos que incorporar conceptos como sentido de propósito y mentalidad de crecimiento era super importante, buscamos nuevos sistemas y elaboramos una encuesta que piloteamos el año pasado y que aplicamos este 2022 y que nos permite saber por dónde avanzar. Según los resultados un 50% de los apoderados considera que asistir a clases no es importante para que sus hijos cumplan sus metas y sus sueños para la vida. Eso hay que revertirlo”, dice. 
La pandemia también les pegó como fundación: tuvieron que despedir a las 17 personas que trabajaban ahí, quedó solo Rebeca en la oficina atendiendo a los pocos colegios que les quedaban. Pero en 2021 se ganaron un fondo de la Fundación Olivo que les permitió beneficiar a 15 colegios durante ese año y que volvieron a adjudicarse este 2022, al que además se han ido sumando nuevos establecimientos como clientes. 
La novedad para 2023 es que el Gobierno regional acaba de lanzar un programa que busca disminuir el ausentismo escolar en la Región Metropolitana, se trata de una alianza público- privado con Bien Público -alianza de fundaciones como Colunga, Ilumina, Olivo, LarrainVial, San Carlos de Maipo y Mustakis, entre otras- que tiene un costo total de $800 millones para la implementación de talleres y capacitaciones en 20 establecimientos de 14 comunas de la capital, que beneficiarán a 14 mil alumnos, y Fundación Presente es la encargada de ejecutarlo. 

Se reúnen cada seis semanas y tienen una participación muy activa. “Son consejeros, asesores, tomadores de decisiones, resolvemos dificultades juntos”, afirma la directora ejecutiva. Actualmente trabajan siete personas de planta fija y están asesorando a 20 colegios, pero el próximo año pretenden llegar a 50.
“Estamos buscando más alternativas, como asesorar sostenedores y capacitar comités de asistencia, de manera de poder escalar de manera más rápida”, agrega.

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