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Flores y Domínguez, constituyentes de dos extremos del país, comparten sus anhelos para la construcción de un nuevo Chile

Flores y Domínguez, constituyentes de dos extremos del país, comparten sus anhelos para la construcción de un nuevo Chile

Alejandra Flores es profesora de Castellano, vive en Iquique y es aymara. Gaspar Domínguez es un médico del sur que conoce de cerca la realidad rural. A ambos los une la preocupación central por la salud.

Por: Emilia Palacios | Publicado: Domingo 25 de julio de 2021 a las 04:00
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Han pasado tres semanas desde que comenzaron sus funciones como convencionales constituyentes, y esta es la primera vez que Alejandra Flores (60) y Gaspar Domínguez (32) comparten sus anhelos. Es más, recién en el Zoom que hicimos durante la mañana del día jueves, se dan cuenta de que ambos llevan alojando, casi el mes que han estado en la capital, en el mismo piso -el sexto- del hotel Four Points de Providencia y nunca se han cruzado en el pasillo.

“Por los temas de Covid no se hace vida social. Te encierras en tu habitación y solo sales cuando hay que tomarse el bus para irse al ex Congreso”, confiesa Flores, electa en el distrito 2 (Alto Hospicio, Camiña, Iquique, Huara, Colchane, Pozo Almonte, Pica) con 3.772 preferencias.

Pertenece al pueblo aymara, sin embargo no quiso disputar un escaño reservado y fue en cambio por un cupo independiente en la lista Independientes de Tarapacá. Nació en Pica, pero vive hace años en Iquique. Es profesora de Castellano, titulada de la Universidad de Tarapacá y se ha definido como “activista eco-feminista y de Derechos Humanos”. Fue parte del colectivo Las Tesis Senior y de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri).

Por su parte, Domínguez es uno de los dos médicos de profesión de la Convención y uno de los cuatro del área de la salud. Participó por un cupo de la lista Independientes no Neutrales en el distrito 26 (Puerto Montt, Ancud, Quinchao, Chaitén, Calbuco, Maullín, Castro, Chonchi, Cochamó, Hualaihué, Curaco de Vélez, Dalcahue, Futaleufú, Quemchi, Quellón, Palena, Puqueldón, Queilen) y fue electo con 6.387 votos. Estudió Medicina en la Universidad de Chile y cuenta con un magíster en Salud Pública de la misma casa de estudios. Desde que egresó ha ejercido como médico general en distintas zonas rurales de la Región de los Lagos. Actualmente vive en Palena y trabaja en un hospital de dicha comuna.

“A mi no me gustaría quedarme en Santiago. No podemos encerrarnos en un palacio pituco a escribir la Constitución, alejados del mundo real. Tenemos que salir a recorrer Chile para que la gente pueda sentirse cercana a la Convención y sea parte de ella. Eso implica territorialidad”, dice Domínguez desde su habitación.

Flores está de acuerdo: “Es muy difícil trasladar en pleno a la Convención, pero sí se debieran realizar, por lo menos, comisiones en los territorios”.

El polémico tuit de Marinovic

Este martes en medio de una sesión de la Convención Constitucional, la constituyente de Chile Vamos, Teresa Marinovic, escribió en su cuenta de Twitter: “Constituyente Linconao hablando en mapudungún… sabe hablar en castellano pero no importa: no pierde la oportunidad de hacer show”. 

La situación no pasó desapercibida ni por el resto de los convencionales ni por la opinión pública. Mientras algunos salieron a criticar a Marinovic y a catalogarla de “racista”, otros en cambio, defendieron sus palabras.

-¿Fue racista el tuit de Marinovic?

 AF: -Yo escribí en mi Twitter dos cosas respecto a este tema. En el primero indiqué que esto era una falta de respeto. Tanto para la machi Linconao, por su condición espiritual, como para todos los que somos partes de esta Convención, porque el respeto debe primar entre todos. Diferencias hay, y muchas, pero eso es parte de la diversidad de nuestro país. Lo segundo que escribí lo dirigí hacia los medios de comunicación, porque al día siguiente de lo que ocurrió, llegué temprano al ex Congreso y estaba la prensa esperando hablar con Marinovic. Lo que había pasado el día anterior es algo permanente que tenemos que vivir los pueblos indígenas. Somos invisibilizados y discriminados. Eso da rabia e impotencia. ¡Y ahí están los medios dándole visibilidad a la constituyente Marinovic!

GD: -A mí en lo personal siento que me interpela escuchar a las personas de los pueblos ancestrales hablar en su lengua materna. Me pregunto, ¿por qué no entiendo nada? ¿qué nos han hecho para que no entendamos lo que dicen los pueblos que han habitado este territorio desde antes que llegaran los colonizadores? Creo que es súper bonito y positivo que las personas de los pueblos ancestrales puedan hablar en su lengua. Si no los entendemos, claramente el problema es de nosotros y no de ellos. Con respecto a lo que pasó con Teresa Marinovic, creo que es tan obvio quién está haciendo el show ahí. Me parece que ni siquiera vale la pena referirse al tema.

-¿Tú, Alejandra, has intervenido o hablarías en aymara durante el funcionamiento de la Convención?

AF: -Si supiera hablar aymara de corrido, lo haría. Lo único que he hecho es saludar en aymara, porque manejo poco la lengua. He ido aprendiendo con el tiempo. No es mi lengua materna. Mis papás no querían que yo fuera discriminada y solo con los años, y producto de las luchas de los pueblos indígenas, mi mamá me enseñó y empezó a hacer uso de su idioma.

Valoro muchísimo que la machi hable en mapudungún, es un acto muy importante porque los pueblos tienen derecho a hacer uso de su idioma. Ahora, se solicitó desde un comienzo que hubiese traductores y recién se supone que se van a implementar. Pero la idea central es que exista respeto. No tiene por qué haber un idioma o un pueblo por sobre otro.

-Han surgido críticas por gastar mucho tiempo en reglamentos, y no avanzar hacia la discusión propiamente tal.

GD: - Estamos en la tercera semana, y contra viento y marea, hemos logrado avanzar. Esperamos seguir así porque en un mes más tenemos que tener una propuesta de reglamento inicial que nos permita poder organizarnos para ya en los próximos meses empezar a hablar del fondo. Ahí están puestas las expectativas de las personas.

AF: -A la gente el tema del reglamento no le interesa, pero es fundamental que nos demos estas normas básicas de organización antes de tocar el contenido propiamente tal de la Carta Fundamental, porque o si no, no vamos a saber cómo funcionar. Tenemos que tener claro eso antes.

La difícil salud 

Alejandra Flores fue presidenta nacional de los funcionarios de la Seremi de Salud, lugar donde trabajó 14 años, y actualmente participa en la Mesa Social de Salud y en el Departamento de Primeras Naciones del Colegio Médico. Tiene una Maestría en Ciencias Sociales con mención en Estudios Étnicos, cursada en Flacso Ecuador.

“Yo me especialicé en estudios étnicos y en salud intercultural. Trabajé como encargada de la unidad de Salud y de pueblos indígenas. Nuestra principal labor era que todos los programas de salud incorporaran la interculturalidad en sus quehaceres”, dice Flores.

GD: -Te puedo hacer una pregunta, ¿en la Constitución te gustaría que en el artículo que hablemos de salud incorporemos la interculturalidad de alguna forma? ¿Has pensado cómo escribirlo o ponerlo?

AF: -Cómo escribirlo no. Pero por supuesto que una de mis grandes labores es que cuando hablemos de salud, se mencione que sea intercultural. Siempre se habla de salud universal, gratuita y de calidad. Yo espero que en esta Constitución quede plasmada esa interculturalidad de manera que existan estas complementariedades entre las diferentes medicinas. La interculturalidad abarca no solamente salud, sino que a todas las prácticas y alude a que las diversas culturas que existen en este país, se desarrollen en un marco de horizontalidad, de respeto.

-¿Gaspar, te gustaría avanzar en eso que menciona Alejandra? ¿Lo ves viable, ya que eres médico?

 GD: -Si, pero no entiendo cómo en la práctica se puede implementar.

-Y desde tu experiencia en el área de la salud, ¿qué cambios te gustaría se hicieran durante este proceso constituyente?

GD: -Lo primero que descubrí y pude ver trabajando es que la salud de las personas no depende del acceso a los hospitales, de buenos doctores o buenos remedios, sino que de las condiciones de vida en que las personas nacen, crecen y se desarrollan. Cuando hice mi magíster en Salud Pública pude ponerle nombre a esto. Se llama determinantes sociales de la salud. El nivel de salud de las personas depende un 20% más o menos de los sistemas de salud, sin embargo un 80% es resultado de las condiciones en que viven. Mejorar las condiciones de vida es lo que mejora la salud.

AF: -Estoy totalmente de acuerdo con Gaspar y yo por lo menos lo veo como un cambio de modelo. El modelo neoliberal está centrado en los temas económicos. Deberíamos tener uno centrado en las personas. Uno que garantice el acceso a la salud, educación, vivienda y al trabajo digno. Eso mejoraría la condición de vida de las personas. 

GD: -Claro que hay que cambiarlo. Porque hoy día con el modelo que tenemos, eligen quienes pueden pagar. Tenemos que avanzar hacia un sistema que permita la universalidad para que todas las personas podamos acogernos a lo mismo. No somos muchos individuos interactuando solos, que es la lógica de la que parte el modelo actual, sino que somos un colectivo y nos necesitamos mutuamente. Y en eso tenemos mucho que aprender de los pueblos originarios.

AF: -En Chile tenemos que avanzar mucho culturalmente. Con este modelo se ha incentivado el individualismo. La gente tiene que aprender a vivir, como decía Gaspar, de manera más colectiva, comunitaria. Nos necesitamos los unos a los otros para poder avanzar. Y quizás esta pandemia nos ha unido un poco en ese sentido porque nos hemos preocupado por el de al lado, al que no conocíamos.

GD: -Exacto. La crisis sanitaria ha demostrado que la salud efectivamente puede funcionar con una lógica muy distinta. Las vacunas, por ejemplo, las hemos distribuido en atención al orden sanitario. No se han vacunado primero quienes tienen mejor plan de salud o mejor capacidad de pago. La pandemia nos mostró que efectivamente podemos unificar un sistema y dar la atención en orden a quien la necesite primero. Prestaciones según necesidad y no por capacidad de pago. Ese es el principal cambio que tenemos que tener en salud.

-Por último, ¿creen que entre los chilenos hay efectivamente un nosotros, un colectivo?

GD: -Qué duda cabe que estamos separados. En Santiago, los ricos viven en una parte y los pobres en otra. Van a distintos colegios, se atienden con diferentes doctores, no juegan en las mismas plazas y ocupan otros medios de transporte. Nos falta mezclarnos. Por ejemplo en los pueblos pequeños como en Palena, Chaitén, Futaleufú, todos van al mismo liceo y se atienden en el mismo hospital. El hijo del alcalde y el hijo del que hace el aseo en la municipalidad van al mismo liceo. Mezclarnos creo que es algo que los pueblos chicos todavía le pueden enseñar a los más grandes. Y eso hace mucho más rica la trama social. Hoy día en Santiago estamos separados en castas.

AF: -Para mí, estamos viviendo procesos de cambios. Y eso es lo lindo. Los procesos culturales son largos, no son de un día para otro. Pero estamos viviendo esa etapa, y eso es lo hermoso. Apuntamos a la construcción de un nuevo país donde podamos relacionarnos de igual a igual y no existan las diferencias a las que aludía Gaspar. Porque nunca debió haber sido así. 

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