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Opinión

Espacio Biotech: La máquina que mueve nuestro cuerpo

Espacio Biotech: La máquina que mueve nuestro cuerpo

En un viaje reciente a San Francisco, tuve el privilegio de visitar a Jim Spudich, uno de los científicos más reconocidos del mundo. Con una copa de vino en mano, Jim me compartió algunos de los secretos más fascinantes sobre cómo funciona nuestro cuerpo.

Por: Sebastián Bernales | Publicado: Sábado 10 de mayo de 2025 a las 21:00
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En un viaje reciente a San Francisco, tuve el privilegio de visitar a Jim Spudich, uno de los científicos más reconocidos del mundo. Con una copa de vino en mano, Jim me compartió algunos de los secretos más fascinantes sobre cómo funciona nuestro cuerpo.

“Piensa en un auto”, me dijo con entusiasmo. “Tiene un motor que convierte gasolina en movimiento. Ese motor mueve pistones, gira ruedas y te lleva a donde quieras. Tu cuerpo funciona igual, pero mucho mejor”.

“La clave”, explicó, “es que tus músculos, tu corazón, todas tus células, usan motores microscópicos hechos de proteínas. Son invisibles, se llaman miosina y kinesina, y funcionan con una molécula que tu cuerpo produce naturalmente: el ATP, una especie de gasolina biológica”.

Lo que me contó después fue más increíble. Cada día, usamos aproximadamente nuestro propio peso en ATP para mantenernos vivos. Aunque almacenamos muy poco en un momento dado, lo reciclamos miles de veces al día para producir energía. El ATP alimenta todo, desde cada latido del corazón hasta cada paso que damos.

Y aquí viene lo asombroso: estos motores son mucho más eficientes que los de un automóvil. Mientras un motor convierte sólo entre el 20% y 30% de la energía de la gasolina en movimiento útil, los motores del cuerpo pueden superar el 50% de eficiencia. ¡Algunos se acercan al 100%!

Jim dedicó su carrera a entender cómo funcionan estos motores. En su laboratorio en Stanford, logró aislar estas proteínas para observarlas en acción. Por primera vez, él y su equipo lograron ver cómo estas proteínas daban pasos microscópicos y generaban fuerza.

Justamente eso permitió desarrollar un tratamiento para una enfermedad llamada miocardiopatía hipertrófica, donde el corazón se contrae con demasiada fuerza porque sus motores -la miosina- funcionan demasiado bien. Jim y su equipo crearon una molécula capaz de reducir esa contracción: el medicamento mavacamten.

La empresa que fundó para desarrollarlo, MyoKardia, fue tan exitosa que en 2020 la compró Bristol Myers Squibb por más de US$ 13 mil millones. Hoy, está aprobado en EEUU y Europa, transformando la vida de miles de personas.

Al terminar nuestra charla, salí maravillado, entendiendo que dentro de cada uno de nosotros hay una máquina extraordinaria, más eficiente que cualquier motor creado por el hombre. Todo gracias al trabajo de científicos como Jim Spudich, que nos recuerdan que entender a fondo cómo funciona algo tan fundamental puede, literalmente, salvar vidas.

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