Opinión
María José Naudon: "Los ánimos apruebistas siguen vigentes bajo un halo de moderación y prescindencia"
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Violencia en los liceos emblemáticos
INBA y el Liceo de Aplicación fueron protagonistas esta semana. Bombas molotov, barricadas, overoles blancos y arremetidas a la División de Ingenieros del Ejército. 67 ataques durante 2022, además de 48 buses quemados.
¿Qué puede explicar la aparente normalización de estas conductas? Al menos tres elementos aparecen como sugerentes:
1.- La generación actualmente en el poder se acostumbró a modelar el problema educacional como una cuestión de justicia social, que lo es, pero fundada en el binomio abusado/abusador que opera como legitimador de la violencia.
2.- En nuestro país se ha instalado una cultura de la violencia que tuvo un auge feroz durante el estallido y que fue acompañada por un desprestigio de Carabineros que estigmatizó el uso legítimo de la fuerza que le cabe al Estado.
3.- Existe una tolerancia a la impunidad, que deriva de un mal entendimiento de los deberes de cuidado de niños, niñas y adolescentes y de una cierta desidia a la hora de hacer responsables a los padres por los hechos de sus hijos.
El riesgo reside en que estos modos de operación, hoy alejados de las reales y legítimas demandas educacionales y del legítimo derecho de protestar en democracia, una vez instalados resultan muy difíciles de ser removidos.
Las negociaciones
Luces y sombras tuvo esta semana el proceso constituyente. El grupo de los 8 se enfrentó a la embestida de una mesa paralela que, ante la sorpresa de los primeros, requería mayor participación. El asunto terminó en un reequilibrio de fuerzas (y un triunfo de Rincón y Walker) y dio paso a una necesaria división de aguas. Republicanos salió de las negociaciones y el PDG presentó propuesta propia.
Las demás fuerzas políticas se dividieron entre los que consideran que las tratativas avanzan o los que se mantienen escépticos. Habrá que ver cómo continúa la semana, pero lo que está claro es que los ánimos apruebistas siguen vigentes bajo un halo de moderación y prescindencia.
La Ministra Vallejo, advirtió sobre el riesgo de transformar el nuevo proceso en una reforma a la Constitución del 80, declaraciones que fueron mal recibidas y que más bien se entendieron como un afán de polemizar el momento. Sin duda, el equilibrio entre cumplir los compromisos, incorporar los significantes y significados del resultado del 4 de septiembre, mantener las convicciones y no repetir experiencias refundacionales, no es tarea fácil.
El abrazo de Evelyn
Sorpresa causó el “gesto republicano” de la Alcaldesa E. Matthei al subsecretario del interior N. Cataldo. Llama la atención el eco de un gesto que debería ser frecuente y cotidiano en una sociedad democrática y obliga a pensar el porqué. Sin duda, venimos de años contaminados, donde la lógica de amigos/enemigos se ha tomado muchas veces el debate.
La Convención dejó imágenes inolvidables de desdén, exclusión y agresividad. Vale la pena, de cara al futuro, repensar nuestras prácticas y en esto E. Matthei ha dado un paso. ¿Lo ha hecho estratégicamente? Nada importa. La política es estrategia y si ésta puede contagiar de nuevos y positivos aires, bienvenido sea. Además, dicho sea de paso, el gesto se percibía genuino. ¿Hay algo más? Sin duda. Muy probablemente estamos frente a un nombre que mira de reojo hacia La Moneda.
Continúa la “autocrítica”
Durante la semana al menos tres convencionales hicieron público su análisis respecto del triunfo de rechazo. P. Politzer lo hizo en una columna titulada, Perdón, retrocedimos, J. Bassa en una entrevista televisiva y E. Labraña vía Twitter.
Politzer comienza reconociendo el error de haber excluido completamente a la derecha dialogante y califica la conducta de antidemocrática, agrega no haber dimensionado el enojo de la ciudadanía por ver desdibujada la chilenidad y haber sido incapaces de asumir las raíces históricas y culturales en profundidad. Sin embargo, a poco andar, su columna tuerce el eje y se centra en el hecho de no haber confrontado adecuadamente la estrategia del Rechazo y entre ella los recursos, las mentiras, la intención de mantener el statu quo y la aparición de un centro difuso donde se unieron las “buenas intenciones”.
En resumen, lejos de una autocrítica, la derrota se trataría de la mezquindad de unos, la ingenuidad de otros y de una cierta incapacidad general. Bassa y Labraña transitan por la misma ruta. El problema es que mientras la autocrítica sea exclusivamente formal, como en estos casos, es imposible un análisis genuino del fenómeno.