Opinión
Tomás Bengolea: "Una cuestión fundamental es dilucidar si la izquierda estará o no dispuesta a construir buenos consensos"
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El desafío Republicano en el proceso constitucionalEl buen resultado del Partido Republicano superó todas las expectativas, para bien de algunos y para mal de otros. Una de las claves del buen resultado republicano está en la consistencia y la coherencia. Los chilenos de todas partes del país han valorado la fuerza de los líderes y candidatos republicanos para sostener sus principios sin complejos.
La misión de los consejeros republicanos es la de construir una propuesta constitucional que signifique un avance para los chilenos, es decir, una Constitución mejor que la vigente. Para ello, por supuesto se debe estar dispuesto a llegar a acuerdos positivos para Chile con todas las fuerzas políticas que estén dispuestos a ello.
En este sentido, una cuestión fundamental es dilucidar si la izquierda estará o no dispuesta a construir buenos consensos, o si preferirá atrincherarse en su minoría o apostar por bajarse del proceso como ya anuncian algunos dirigentes de la coalición de gobierno. El proyecto constitucional debe ser uno que proteja nuestra identidad nacional, resguarde nuestras libertades y que siente las bases para la paz y el progreso social de Chile para las próximas décadas, como lo ha hecho la Constitución vigente en los últimos 40 años.
Los chilenos merecen una propuesta constitucional que permita la reconstrucción del país, después de años de división, violencia y estancamiento.
Urgencias sociales y un Presidente que gobierneUno de los riesgos más importantes del proceso constitucional en que nos embarcamos es que éste monopolice la discusión política. En un país en que la delincuencia campea, los homicidios llegan a niveles históricos, la inflación no da tregua y la crisis de migración ilegal está desatada, sería una verdadera frivolidad centrar la atención exclusivamente en la cuestión constitucional.
Muy por el contrario, el deber hoy es exigir al Ejecutivo que empiece a gobernar y que sea capaz de asumir lo que con fuerza le han dicho los chilenos en dos elecciones consecutivas: las fuerzas de gobierno son una minoría política, social y parlamentaria. Pero los chilenos necesitan respuestas a sus problemas más acuciantes y no reformas cargadas de ideología.
Propuestas contundentes para combatir la violencia y el terrorismo (que adquiere claros tintes políticos con el atentado al consejero republicano Héctor Urban), un plan de reactivación y crecimiento económico con necesarios alivios tributarios y un control de fronteras claro y ordenado es el piso para recuperar la verdadera estabilidad en Chile.