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Opinión

Tomás Leighton: "No es novedad que la barra brava pinochetista importe fantasías absurdas para arruinar un evento republicano"

Tomás Leighton: "No es novedad que la barra brava pinochetista importe fantasías absurdas para arruinar un evento republicano"

Desde Alemania, donde estudia un magister en global communication and politics, el exdirigente estudiantil e investigador asociado de Rumbo Colectivo se refiere al discurso de Boric frente a la ONU, la parada militar y la literatura de Mariana Enríquez.

Por: Tomás Leighton | Publicado: Sábado 24 de septiembre de 2022 a las 21:30
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La parada militar


Los halagos que recibió el Presidente Boric en la testera de la ONU contrastan con los insultos de un pequeño grupo de extrema derecha en la parada militar del lunes pasado.

Nada nuevo bajo el sol: ocupar el desfile militar para amedrentar a los Presidentes se ha vuelto una tradición desde 1990, cuando los pinochetistas pifiaron al presidente Patricio Aylwin.

Cuando le preguntaron a uno de los manifestantes por qué habían denostado a Boric, uno de ellos respondió “porque es un globalista, comunista, masón, progresista (y) satanista”.

Más allá del recurrente tono conspiranoico contra la democracia y el multilateralismo, la referencia al supuesto satanismo de Boric parece calcada de la noticia falsa que Bolsonaro echó a andar contra Lula en la actual carrera presidencial brasileña.

Hace unas semanas, la primera dama Michelle Bolsonaro abrió un culto evangélico acusando a los gobiernos anteriores de estar conectados con el demonio y haber poseído el palacio de gobierno. Luego, compartió un video de Lula (quien es cristiano) participando en un ritual Umbanda, una religión brasileña sincrética de raíces africanas e indígenas.

Lula respondió las acusaciones diciendo que “si hay alguien poseído por el diablo, ese es Bolsonaro”. Efectivamente, si se indaga la carga histórica de la imagen del inframundo en las sociedades latinoamericanas, lo primero que aparece es el terror de las dictaduras militares del siglo pasado. Hoy, Bolsonaro es probablemente el principal defensor del legado de los dictadores en la región.

No es novedad que la barra brava pinochetista importe fantasías absurdas para arruinar un evento republicano. Lo importante es que políticos y líderes de opinión se desmarquen para proteger nuestras instituciones. Lamentablemente, comunicadoras como Marcela Vacarezza no estuvieron a la altura y se enfocaron en criticar al Gobierno.

Mariana Enríquez y el terror real


La relación entre el terrorismo de Estado y el género de terror ha sido magistralmente retratada en la obra de la escritora argentina, Mariana Enríquez. En Nuestra parte de la noche, un padre y su hijo atraviesan Argentina en plena dictadura como parte de un culto religioso que contacta con la Oscuridad mediante atroces rituales. Así, el terror sobrenatural se entrecruza con los horrores reales perpetrados por los agentes del Estado.

Una de las escenas más escalofriantes del libro transcurre en una antigua casona del norte de Argentina. En el calabozo, niños pobres agonizan a manos de sus secuestradores, un culto satánico de aristócratas que los tortura como ofrenda a La Oscuridad. La imagen entrega reminiscencias de la sistemática apropiación de menores durante la dictadura de Videla, estimada en 500 casos por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.

Las cosas que le dan miedo a las sociedades, o lo que Stephen King solía llamar “factores de expresión fóbica social”, no son las mismas. La razón por la que Mariana Enríquez se ha convertido en una de las escritoras más leídas en América Latina es porque tocó la tecla precisa del género de terror en la región: probablemente, lo que más nos da miedo a los latinoamericanos es todo lo relacionado al horror de las dictaduras cuya herencia sigue peligrosamente vigente.

El demócrata Boric


“Vengo de Chile…”, partió diciendo el Presidente Boric ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, 50 años después de que Salvador Allende iniciara su discurso con las mismas palabras.

Más allá del simbolismo, la intervención de Boric cumplió con las expectativas de la comunidad internacional al valorar los resultados del Plebiscito Constitucional, aunque su opción personal haya perdido. Cuando la guerra y el autoritarismo avanzan en el mundo, es especialmente valioso que los mandatarios respeten la soberanía del pueblo que los eligió. El Presidente de Chile fue más allá y llamó a los líderes globales a escuchar las demandas de justicia social para anticiparse a las crisis políticas, lo cual fue destacado por medios como Bloomberg.

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