Personaje
Daniel exHuevo Fuenzalida y su revival en TV: “Ya no lo gozo con la euforia de antes”

Daniel exHuevo Fuenzalida y su revival en TV: “Ya no lo gozo con la euforia de antes”
Después de una década fuera de la TV abierta y los grandes canales, en marzo de 2024 debutó en TVN con Ahora caigo, que ha sido un éxito en rating y por el que ha sido premiado. Esta semana sumó un nuevo programa, El Medio Día, como apuesta para levantar el bloque matinal.
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Había estado 15 años en el infierno. Caminando por la cornisa. El consumo de drogas y alcohol de Daniel Fuenzalida (52) comenzó en 1993, mientras estudiaba, y luego siguió en Extra jóvenes, en Chilevisión, programa que lo hizo famoso como animador y que, de paso, lo lanzó al descontrol.
Como él mismo dice, el consumo se convirtió pronto en abuso y después en dependencia. Los peores años fueron a mediados de los 2000: el trabajo le era esquivo, se terminó su matrimonio, él quedó a la deriva, perdido, adicto. Entre 2008 y 2010 estuvo en rehabilitación y logró ponerse a salvo. Pero entonces, ya limpio del problema, empezó otro drama: tocaba las puertas de los canales grandes y no se las abrían.
Tuvo un paso fugaz de pocos meses como panelista de Primer plano (CHV) en 2014, pero después nada. Acudió a canales más pequeños y a las redes sociales, con programas que él mismo gestionaba y conducía. Se las arreglaba como podía, mientras la televisión abierta seguía esquiva, sin darle espacio. “Me preguntaba, ¿por qué los canales grandes no se interesan en mí? Sentía el cariño de la gente en todos lados, yo sentía las ganas de animar, pero la industria no me valoraba. Me di cuenta de que la televisión me cerraba las puertas porque no me creían que me había rehabilitado. Nunca, eso sí, sentí rabia ni enojo, porque mi propio proceso me ayudó a tener tolerancia a la frustración y empezar de nuevo”, cuenta.
“Me preguntaba, ¿por qué los canales grandes no se interesan en mí? Sentía el cariño de la gente en todos lados, yo sentía las ganas de animar, pero la industria no me valoraba".
Eso duró hasta que fines del 2023 recibió un llamado de TVN. “Fue inesperado”, comenta. La señal estatal iba a poner al aire una versión local de la franquicia Ahora caigo, y les parecía que Fuenzalida era el adecuado para este espacio de entretención por su estilo distendido, natural, cercano.
El programa partió en marzo del 2024. Le fue bien, aportando audiencia a la tarde de TVN. A partir de mayo, se puso también en versión prime los viernes. Según cifras del canal, Ahora caigo vespertino -de 19.30 a 21 horas- tiene un 80% más de rating que lo que marcaban ese mismo horario antes de tener el programa al aire. Cerró el año con el primer lugar en sintonía. Y en las noches de los viernes, les permitió participar de una torta publicitaria de la que habían estado ausentes y aumentaron en 20% los ingresos de ese día. Y hay más: en noviembre, Fuenzalida se ganó el Premio Cordillera al mejor programa familiar; y dos meses después, el Copihue de Oro a la mejor animación.
“Es un muy buen momento profesional y me pilla mucho más maduro, más tranquilo, más grande. Si bien es cierto que cuando estuve en Extra jóvenes (lo animó entre 1996 y 2002) vino todo esto, los premios, alta sintonía, hoy lo tomo muy distinto. Con más responsabilidad. Lo gozo más, pero de una manera más equilibrada. Ya no lo gozo con la euforia de antes, porque esa euforia ya no la tengo”, explica, mientras se toma un café, en una sala del canal que le tendió la mano.
- ¿Estás en un buen momento personal también?
- Sí, y es por lo mismo. Tengo años de tratamiento encima, entonces tengo los pies en la tierra. Pero hay un detalle: me hubiese gustado vivir todo esto con una familia, que no he podido conformar. Lo comparto con mi hija, claro. Pero también está el vacío absoluto que dejó la muerte de mis padres; ella falleció en 2021 producto del Covid y él en septiembre de 2023. La sensación de orfandad es grande.
Esta semana, Fuenzalida debutó con otro programa en TVN, El Medio Día. Sigue en la línea de la entretención -concursos, conversación abierta, panel en vivo-, va de 11 de la mañana a 1 de la tarde y la idea es potenciar el final del horario matinal, una de las franjas horarias más débiles del canal y en la cual está estancado en un cuarto lugar. “Con este nuevo programa, digamos que con el canal renovamos el voto de confianza”, se ríe Fuenzalida.
La cercanía real
Fuenzalida recuerda que cuando apareció la oportunidad en TVN a fines de 2023, sintió miedo. “Mucho miedo a que se abriera la puerta y pronto se cerrara -explica-, o sea ilusionarme y que no resultara. Pero dije: ‘Me tengo que atrever’. Estaba alegre de que me llegara algo así a mis 51, edad en que estas cosas ya no pasan y más encima con todo mi recorrido previo”.
Era una apuesta para ambas partes. Le hicieron un contrato por cinco meses, de enero a mayo de 2024: dos meses para marketing de Ahora caigo y otros tres para grabar capítulos que duraran hasta junio. Como todo salió bien, la permanencia del animador quedó indefinida. En marzo de 2025 comenzó una nueva temporada del programa en la tarde y en prime.
Entonces se acuerda de un detalle. Fuenzalida se reconoce desde hace años fan de Mario Kreutzberger. Ha visto todos sus programas, ha leído sus libros, colecciona sus fotos. “Yo me creo Don Francisco, tengo su espíritu”, se ríe. Cuando TVN le propuso la idea del Ahora caigo, él se acordó del estilo del legendario conductor. Eso quería para su regreso a la televisión abierta. Le envió un mensaje por WhatsApp. “Le pregunté si estaba en Miami o en Chile. Me dijo que acá. Le conté que me llamaron de TVN para hacer un programa de concursos y quería pedirle consejos. Me dijo que lo invitara a almorzar a Le Due Torri. Y que le llevara algo para ver del programa”.
“Nos juntamos al día siguiente a la 1 de la tarde -continúa Fuenzalida-. Llevé mi computador para que viera el piloto. Me dijo: ‘Un programa de juegos, se ve interesante, y fíjate que hay 11 participantes… por lo tanto hay 11 historias. Más que un concurso, tienes 11 historias que tienen motivaciones para ganar dinero, para pagar deudas, salud, educación, irse de viaje. ¡Tienes que destacar esas historias!’. Y yo le hice caso”.
"Don Francisco me dijo: ‘Un programa de juegos, se ve interesante, y fíjate que hay 11 participantes… por lo tanto hay 11 historias. (...) ¡Tienes que destacar esas historias!’. Y yo le hice caso”.
En una columna de hace unos días, el crítico de TV Larry Moe dijo que Fuenzalida era el nuevo Don Francisco. Él se siente halagado con la comparación, aunque afirma que ya con ser un 10% de su referente se declara satisfecho. Pero lo cierto es que sus estilos se parecen: improvisan, se salen de libreto, son naturales, empáticos, atentos a las historias humanas. “Busqué justamente eso, conectar con las personas, que fuera un espacio de historias. Con emotividad, pero también risas y juegos. Yo nunca me he sentido cumpliendo los parámetros de la televisión, no le hago caso al sonopronter, me gusta lo espontáneo, la naturalidad. Si me equivoco, me equivoco no más. Es un sello personal mío que tiene que ver con mi vida también”.
- En ese sello, volcado a la humanidad, de ponerse en los zapatos del otro, ¿cuánto influyó el haber estado en el lado oscuro?
- Mucho. Yo muchas veces hago de espejo de las personas y al revés también. La persona que se rehabilitó, el que es emprendedor, el que perdió a sus padres. Yo me muestro tal cual soy y empatizo con cada una de las historias. Es una cercanía real. En cada persona que viene al programa o en el día a día, en la calle, hay una parte de mí. Siento un agradecimiento a la vida. Yo estaba muerto, drogándome, entonces poder vivir es un renacimiento. Por eso vibro tanto con cada historia de vida.
A veces, incluso, eso sobrepasa el estudio de televisión. Fuenzalida cuenta que queda conectado por WhatsApp con las personas que van al programa. Y recuerda una historia particular, la de Carolina y Matías. Fueron a concursar y se retiraron con un monto de $ 750.000, que querían destinar a arreglar el carro callejero donde venden sopaipillas en Buin. Pero a último momento, decidieron que mejor construirían un baño en su casa, que no tenían. “Esas son las historias que me impactan… y entonces pensé en un segundo: ‘Yo le voy a poner otros $750.000 para que igual arreglen el carrito’. Se los dije al aire, como un compromiso personal. Pero lo más impactante ocurrió al día siguiente: Carolina me escribió y me dijo que Matías era adicto, y que me había visto tan recuperado, tan bien, que él le pidió internarse para rehabilitarse. Me sentí muy feliz”.
"En cada persona que viene al programa o en el día a día, en la calle, hay una parte de mí. Siento un agradecimiento a la vida. Yo estaba muerto, drogándome, entonces poder vivir es un renacimiento".
Ex Huevo
A Daniel Fuenzalida le empezaron a decir Huevo hace años, en Extra Jóvenes. “Porque si no estaba duro, estaba cocido”, explica él mismo, refiriéndose a sus adicciones en esa época. Ahora él firma como Ex Huevo. “Ese fue un gesto. Para que la gente me preguntara por qué ex y yo les contara la historia de mi rehabilitación, que ya no soy el que era, el de ese tiempo donde ni yo mismo me reconocía”.
- ¿Siempre te mantienes alerta, atento a cualquier tropiezo?
- Siempre. Hoy ni siquiera tomo cerveza sin alcohol. Nada, nada, nada. Por ejemplo, el otro día me pasó que un amigo estaba tomando un pisco sour, me pasó la copa y me dijo si podía conseguirle hielo. Le dije: “¿Cómo se te ocurre que voy a andar yo con una copa de pisco sour? No quiero tener esto en la mano”. Soy muy drástico en eso. Lo primero que uno tiene que tener claro es que esto es una enfermedad y que puede volver en cualquier minuto. Así que siempre estoy alerta a cualquier señal, con quiénes me junto, a qué lugar voy.
A fines de 2012, aún exiliado de la televisión abierta, Fuenzalida fue invitado al estelar Vértigo, de Canal 13. Allí contó su historia a Martín Cárcamo y luego se ganó el millonario premio. Con ese dinero, en 2013 fundó el Centro Contradicción, orientado a personas en rehabilitación de adicciones, que se mantiene hasta hoy y donde él es director ejecutivo, a cargo de 14 profesionales desde psicólogos a terapeutas ocupacionales.
“Estoy involucrado en el día a día de dos formas. Una, conectado con el centro, al cual trato de ir todos los viernes. Y otra, conectado con gente que quiere ir allí. Todos los días el WhatsApp se me llena de personas que me piden ayuda. Conocidos y no conocidos. Hemos ayudado a varios. Me frustro cuando las personas recaen o abandonan. Esta enfermedad es terrible. En estos años he visto gente querida que se ha muerto. Y gente que ha logrado salir adelante y les ha cambiado la vida”.
- ¿Aún financias tú el centro?
- Ya se autofinancia, porque hay varias modalidades. Hay personas que pagan de manera particular por rehabilitarse, y tenemos también becados y cupos del programa Senda.
- Comandar este centro, ¿es para ti, de alguna manera, un recordatorio de tu propia historia?
- Es mi cable a tierra. Y es bueno recordar cómo uno llegó a un centro de rehabilitación, cómo fueron los primeros días. Yo siempre trato de conectarme con personas que están en consumo y tratar de ayudarlas. Siempre estoy conectado con la droga desde esa vereda.
Entonces Fuenzalida cuenta una historia, otra más. “En el invierno del 2024 fuimos con mi hija a Estados Unidos. Pasamos por Filadelfia. Y yo le propuse ir a ver la zona de los zombis que consumen fentanilo, no ir de una forma turística sino para ver qué pasaba, cómo era realmente. A mi hija trato de hablarle mucho de las drogas, y esto nos permitía seguir esa conversación. Fuimos y era terrible… Gente que estaba ahí, sin poderse mover. Le dije a la Ignacia: ‘Yo estuve así, no en la calle, pero sí en mi casa… Yo también fui un zombi, atrapado por la droga’”. Se le quiebra la voz.
- ¿Qué te emociona tanto?
- Me causa mucha pena haberle hecho daño a otras personas… A la Francisca, que es la mamá de la Ignacia. A mis papás. Yo he trabajado esto, lo he liberado, pero me causa dolor. Recuerdo cuando ya estaba rehabilitado y una vez mi papá me dijo que estaban felices, porque ahora él y la mamá podían dormir tranquilos.
"Me causa mucha pena haberle hecho daño a otras personas… A la Francisca, que es la mamá de la Ignacia. A mis papás. Yo he trabajado esto, lo he liberado, pero me causa dolor".
Fuenzalida está escribiendo su historia. La idea de un libro así se la propuso el periodista Héctor Velis-Meza, quien se ofreció a editarlo y publicarlo. “Sólo me puso una condición: que el libro se llame Sebastián. Ése es el nombre de mi perro, un galgo que rescaté en 2017, desnutrido, con las costillas salidas. Entonces a don Héctor le hace sentido; me dijo: ‘Tú lo rescataste a él, y la vida te rescató a ti’”.
Sin mareos
Una de las ocupaciones más estables de Fuenzalida ha sido la radio. Desde el 2010 está en un programa diario de la mañana de Radio Activa. Dice que fue una de las primeras puertas que le abrieron después de rehabilitarse y que eso es algo que él jamás olvida. También hace un año tiene un podcast, ¿Cómo están los weones?, que conduce junto a Rosario Bravo y cuyo título lleva tatuado en el antebrazo derecho. Cada semana emiten un capítulo. En enero fue premiado con el Copihue de Oro como el mejor en su categoría.
Desde marzo, Fuenzalida ha tenido que reordenar sus tiempos con el inicio de El Medio Día. En el canal le ofrecieron en diciembre la conducción de este espacio y a él le gustó enseguida la idea. “Debo ser sincero: para un animador siempre está el bichito de hacer un matinal, que es lo que inicia el tren programático de un canal, el despegue de todo el día”, señala respecto de este programa que cierra las dos últimas horas de la mañana de TVN. “Además es un horario que desde niño siempre lo buscaba y lo veía. Cordialmente, con Julio Videla; o Casi en serio, con Leo Caprile. Los dos son mis referentes, junto a Don Francisco. Es volver a meter la entretención en las mañanas, que se fue perdiendo. Es como el recreo del colegio”.
Durante su semana debut, el programa -que osciló entre el cuarto y el tercer lugar en sintonía- aumentó el rating del canal en ese horario en un 20%. “Esta es una carrera larga, no hay que perder eso de vista”, advierte él.
- Hoy estás en televisión en tres franjas horarias: a mediodía, en la tarde, en el prime. Debe ser un caso bastante único. ¿Cómo no marearse con el éxito?
- Ya no me vuelvo loco con estas cosas. Mira, mí me sirvió mucho mi tratamiento, más allá de haber dejado la droga. Me sirvió como una autoayuda, para ver que no se me va la vida en la televisión, que es sólo una arteria más de mi vida. Tengo hija, tengo amigos, estoy en proceso de conocer a una pareja. Esas son las columnas robustas que me han sostenido.